Criminalidad

Limpiezas traumáticas: ¿Quién entra a una casa tras un crimen?

Los suicidios tras la pandemia han multiplicado el trabajo de una empresa familiar que se dedica a limpiar escenarios de muertes violentas y casos de diógenes

Van protegdos con un EPI y se echan vicks vaporub en la mascarilla para soportar los olores
Van protegdos con un EPI y se echan vicks vaporub en la mascarilla para soportar los oloresLa RazónCedida

Se ha producido un crimen machista en el interior de una vivienda. Cuando los sanitarios de Emergencias llegan al lugar, se encuentran a una mujer en el suelo con numerosas heridas por arma blanca y un abundante charco de sangre. Solo pueden certificar su muerte y dejan paso a la Policía Científica y la comisión judicial, que autorizará el levantamiento del cadáver. Una vez la funeraria se lleva el cuerpo de la mujer al Anatómico Forense y los especialistas policiales terminan en el escenario del crimen, todos van abandonando la vivienda y cierran la puerta. Y ahora, ¿quién entra ahí? El suelo, las paredes y varias estancias de la vivienda están llenas de sangre: la escena es dantesca y los familiares no pueden (ni deben, según los psicólogos) hacerse cargo de ello.

Es desde las propias instancias judiciales y policiales donde, en muchas ocasiones, recomiendan la empresa de Manuel González, que abrió a finales de 2014 tras detectar un enorme nicho de mercado. Eso sí, hace falta estar muy concienciado psicológicamente para ver con tus propios ojos (y oler, advierte) la cara más oscura del ser humano. «Es muy duro, claro, pero alguien tiene que hacerlo», resume Manuel, mientras reconoce que prácticamente no tienen competencia.

Servicio especializado

Antes trabajaba de mantenimiento en el IES Justo Millán de Hellín (Albacete) y cuando llegó la crisis de 2008 montó una empresa de limpieza de oficinas. Siete años más tarde le llamaron para preguntarle si podían ir a limpiar una vivienda en la Sierra del Segura donde había fallecido una persona mayor y había mucha sangre. «Nos lo pidieron los de Servicios Sociales y fue cuando me di cuenta de que nadie hacía este tipo de trabajos así que especialicé mi empresa en eso: limpiezas traumáticas». Ahora no paran. Realizan, entre otros servicios, todo tipo de asesinatos: «desde los más mediáticos a los que apenas salen por la tele», explica.

Los colchones y todos los muebles pororsos los tiran y limpian el resto de la estancia para que no quede nada de sangre
Los colchones y todos los muebles pororsos los tiran y limpian el resto de la estancia para que no quede nada de sangreLa RazónCedida

Más suicidios

Dice que ya hace muchos años desde que han notado un aumento de los suicidios pero mucho más desde la pandemia. También los casos de ancianos que mueren solos en sus viviendas y nadie se entera hasta muchos días después, cuando los vecinos dan la señal de alerta por el olor. «Para mí es lo más triste: una generación que lo dio todo por nosotros y ahora somos una sociedad desagradecida que ni les atiende en sus últimos días».

Vicks Vaporub para los olores

Los escenarios que se encuentran son, por tanto, muy diversos y, en función de eso, emplean unos productos u otros. «A un homicidio siempre vamos un equipo de tres personas. Antes de entrar, después que nos firmen varias autorizaciones, nos colocamos trajes EPI –popularizados por los sanitarios durante la pandemia– con botas y mascarilla que engrasamos con vicks vaporub, porque lo peor son los olores. La sangre tiene un olor muy característico que es difícil de describir».

Lo primero es envolver todo lo que lleve sangre, «todo lo manchado». «Se envuelve en unos plásticos, se mete al camión y se tira todo. Lo llevamos a puntos registrados para quemarlo. Luego, con la estancia ya casi diáfana se limpia todo con máquinas profesionales tipo vaporeta y bombas de ozono. Los productos químicos que usamos los compramos en EE UU, son muy potentes y no se encuentran fácil en el mercado».

Silencio en el viaje

En cuanto al aspecto psicológico de su trabajo, Manuel confiesa que no deja de impactar. «En cuanto nos sale un servicio, en la furgoneta vamos todo el viaje callados, cada uno pensando en lo suyo o mentalizándose. Y la vuelta ya, ni te cuento. A veces lloramos, claro, por mucho que creas que estás acostumbrado, no es fácil. Hay que verse allí y no hay dos casos iguales, la sangre nunca se distribuye igual en paredes y suelo».

Desde luego, no olvida su «primera vez». «Fue una persona que se cortó las venas y luego se veía que se había arrepentido y que intentó llegar a la puerta, eso lo ves enseguida. Yo creo que para mi es de lo más duro: ver cómo una mujer trató de escapar o el escenario donde sabes que han matado a un chiquillo».

Lo más difícil: las larvas

A nivel práctico, de los detalles más difíciles es el tema de insectos: uno de los puntos clave que, asegura Manuel, se les suele «pasar por alto» a otras empresas que se dedican a temas similares. Es habitual en casos en los que un anciano ha fallecido y han pasado varios días hasta que lo han descubierto. «Las larvas se meten hasta las tuberías y, por mucho que dejes toda la casa desinfectada, si no actúas también en desagües y conductos del aire, los bichos van a volver e incluso se pueden distribuir por todo el inmueble afectando a otras viviendas».

Utilizan productos especiales y bombas de ozono para dejar todo desinfectado
Utilizan productos especiales y bombas de ozono para dejar todo desinfectadoLa RazónCedida

Para evitarlo, vierten dos tipos de ozono –líquido y en polvo– por las tuberías. «Estas larvas son muy difíciles de matar: cuando se han comido un cadáver durante 30 días, se tiran a lo húmedo, a las tuberías, y se reproducen muy rápido. Es que además ves cómo se tiran siempre en la misma dirección», explica el empresario, mientras regresa a su casa de hacer un servicio por un suicidio en Madrid. Este tipo de casos, las autolisis, suelen ser de los más impactantes a nivel visual: «La gente no imagina cómo se pone todo cuando alguien se pega un tiro en la cabeza. Mejor no dar detalles».

Para un servicio con arma de fuego pueden emplearse un día entero porque «no puede quedar una gota de sangre. Y cuando digo ni una es así, créeme». En un caso de diógenes, por ejemplo, a veces van equipos de hasta 8 personas y pueden tardar hasta dos o tres días. «La cantidad de furgones que sacamos con basura puede ser muy elevado», sostiene. Lo envasan en contenedores que llevan a puntos autorizados aunque es habitual que lo lleven a uno cercano a su sede de Albacete, donde lo incineran todo, por lo que no es extraño que se cruce en al carretera con uno de sus camiones serigrafiados.

Hasta 6.000 euros

Pero ¿qué vale limpiar algo así? Manuel prefiere no hablar de precios aunque, depende de las horas que tengan que emplear, un servicio así puede rondar desde los 1.000 a los 6.000 euros. «No es barato pero tampoco me parece caro para lo que vemos. Tenemos una flota de cinco furgones y dos camiones solo aquí pero casi todas las delegaciones tienen dos o tres furgones», aclara.

También realizan muchos servicios por casos de diógenes
También realizan muchos servicios por casos de diógenesLa RazónCedida

En Limpiezas González –que ya tienen delegación, además de en Hellín, donde está la sede central, en Madrid, Zaragoza, Granada, o Valencia– casi todos son familia de Manuel: hijos, hermana, sobrinos... Asegura que no les han hecho ninguna preparación especial aunque ahora sí hacen un cursillo tipo auxiliar enfermería «para que se familiaricen con la sangre». «Nadie ha dicho nunca: yo no entro ahí, o me salgo fuera un rato», asegura y cree ver este tipo de situaciones han aprendido a «valorar más la vida». «A veces impresiona más ver que está la familia fuera llorando y que tú entras a llevarte los recuerdos de una vida».

En la empresa de Manuel González casi todos son familia: primos, sobrinos, tíos...
En la empresa de Manuel González casi todos son familia: primos, sobrinos, tíos...La RazónCedida