Alarma social

Los jóvenes que sufren mucho no lo expresan

El Día Mundial para la Prevención del Suicidio pone de manifiesto que es el colectivo más vulnerable

Manifestación celebrada en Madrid de La Barandilla y Stop Suicidios para concienciar sobre esta dura realidad
Manifestación celebrada en Madrid de La Barandilla y Stop Suicidios para concienciar sobre esta dura realidadLa RazónLa Razón

El suicidio es la primera causa de la muerte no natural en España, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Durante el año 2020 hasta 3.940 personas se quitaron la vida en nuestro país, alrededor de 11 personas al día.

El suicidio es un grave problema de salud que afecta a toda la sociedad y que aún continúa considerándose un tema tabú en muchos ámbitos. Y más si se refiere a la población más joven. A raíz de la pandemia, el número de suicidios entre los jóvenes se ha disparado entre un 200 y un 250% con respecto a datos anteriores y aproximadamente el 30% de adolescentes indicó haber tenido ideas de suicidio en los últimos seis meses, como recoge la publicación editada por Funespaña, «Revista Adiós».

Esta grave cuestión dentro del colectivo juvenil y adolescente fue tratado por un panel de expertos en sus páginas. Así, Patricia Gutiérrez, psicóloga, recomienda trabajar con las familias y los centros escolares, lo que sería la familia nuclear, con las figuras de referencia afectiva que tienen mucha importancia en la crianza. «No podemos poner en los niños ni la responsabilidad ni la culpa. Al final, el niño o el adolescente que sufre es por un tema multifactorial. En casa puede tener una estructura de protección, de seguridad y de escucha, pero estar en un grupo social muy aislado. Sentir que no pertenece y que su sufrimiento venga de ahí», señala. «Nos encontramos con padres que dicen ‘es que esto yo no me lo esperaba, no sé cómo ha surgido, no sé cómo hemos llegado a esta situación, no sé cómo no me he dado cuenta de que mi hijo/a estaba sufriendo de esta manera’. Pero no es que miremos poco, sino que no sabemos cómo mirar».

Isabel Ferriz, pediatra, indica que los casos se han multiplicado de una manera exponencial a raíz de todo lo vivido estos años, «donde los adolescentes no han sabido cómo gestionarlo, cómo encajarlo… han estado muy solos, sin colegio, sin poder relacionarse con sus iguales. Hacían cosas en familia y no se exponían a la mirada de otros. A raíz de esto, se están disparando las urgencias psiquiátricas y las consultas en pediatría igual», remarca. «Es una edad muy importante en la que tenemos que compartir, vivir y sentir con nuestros iguales porque nuestros padres, en esa etapa, ya no son tan referentes, pasan a serlo los amigos. Y se han quedado un año en blanco, y no todo el mundo es capaz de superar ese año a esa edad. Son muy vulnerables».

Para el psicólogo Pedro Cabezuelo, muchos jóvenes lo han pasado fatal y que esto está por ver con el tiempo. «Ya se dijo al principio que las consecuencias psicológicas de la pandemia estaban por verse y, probablemente el suicidio ha sido uno de los efectos inesperados más alarmantes. Muchos jóvenes se han quitado de en medio por una falta de recursos. Se les quitó de la noche al día prácticamente su vida, su rutina… y cuando le haces eso a alguien, se viene abajo. No puedes hacer nada peor a alguien que caparle su rutina. Se sienten absolutamente desamparados».

Cabezuela concluye que «la realidad es que, si hablas con ellos con naturalidad y sin miedo, entienden casi todo. Los niños tienen una capacidad de entender brutal. Y es que se aprende no sólo por lo que se dice sino por lo que se expresa emocionalmente, son las famosas neuronas espejo. Transmiten, no sólo información para imitar y aprender conductas, sino anticipar emociones e intenciones de los demás. A los niños se les puede hablar de todo, modulando el lenguaje».