Entrevista

«Hay que ponerle humor a todo, es el mejor ingrediente para saborear la vida»

Fernando Tobías es autor de libros sobre «mindfulness» e inteligencia emocional en los que da herramientas para enfrentar el día a día

Fernando Tobías, conferenciante y formador
Fernando Tobías, conferenciante y formadorFotoLa Razón

Una persona tiene más de 20.000 pensamientos al día, de los que cerca del 70% son repetitivos, y casi el 50% de nuestro tiempo estamos lo que popularmente se conoce como «en babia». El terapeuta Fernando Tobías, autor de varios libros sobre mindfulness (atención plena) e inteligencia emocional, confiesa haber sufrido varias crisis personales tras las que decidió ayudar a los demás a enfrentarse a ellas. En las formaciones y conferencias que imparte enseña, con sentido del humor y cercanía, herramientas básicas para manejarse en el día a día, y a centrar la atención y la mente para conectar mejor con la vida.

Hemos entrado de lleno en el otoño y para muchos ha empezado el año de nuevo. ¿Qué hacemos para afrontar mejor la rutina?

Lo primero es hacer un pequeño duelo asumiendo que ya terminaron las vacaciones, y después podemos enfocarnos en las ventajas que tienen nuestras rutinas diarias: nos dan estabilidad, cierta sensación de previsibilidad y es una gran momento para plantearnos pequeños y asumibles retos como cuidar nuestra alimentación, mover el cuerpo (ejercicio físico o bailar salsa, lo que sea pero moverse) y dedicar tiempo al autoconocimiento y la meditación, por ejemplo. Ah, y ponerle a todo doscientos gramos de humor, que es el mejor ingrediente que conozco para saborear la vida.

¿Qué hay que hacer cuando nos faltan horas en el día?

Si no nos da la vida es que hemos cometido un error de base: nos hemos exigido hacer más cosas de las que realmente son posibles llevar a cabo en 1.440 minutos, que es lo que tenemos cada día. La salida pasa por parar, tomar perspectiva y después tomar conciencia de lo que uno tiene y cuánto de eso necesita, es hora de priorizar, lo cual implica renunciar. Nuestra cultura justo va en dirección contraria: no renuncies a nada, deséalo todo y lo tienes que lograr ya.

¿Qué signos de alarma de nuestro cuerpo debemos escuchar?

Cuando el cansancio se acumula y no consigo recuperarme ni en el fin de semana, cuando tengo dificultad para conciliar el sueño, cuando me cuesta concentrarme en lo que hago, y si además me devuelven que estoy muy irritable, son indicadores bastante fiables de que necesito parar y mirar dentro para preguntarme qué me están pasando de verdad. A veces necesitamos que otra persona nos acompañe en este proceso de mirar dentro porque nuestra mente es experta en autoengañarnos y hacernos el lío.

A veces vamos a una habitación a buscar algo y al llegar no nos acordamos de a por qué era. ¿Qué sucede?

Tan sencillo como que vamos en «piloto automático», es decir, estamos haciendo una cosa pero nuestra mente está en otra parte. Parece que estamos pero en realidad no estamos. Conozco seres humanos que han metido dentro del frigorífico el mando de la tele, las gafas y la tostadora. Y mucha gente llega a casa después de salir del trabajo y no saben realmente por dónde han venido. Bastantes pocas cosas nos pasan para cómo vamos de distraídos. Eso sí, que no perdamos nunca la capacidad de reírnos de nosotros mismos y relativizar lo que nos pasa.

¿Qué ocurre con las redes sociales que estamos todo el día enganchados? ¿Cómo podemos salir de ahí?

Es importante reconocer que están diseñadas para engancharnos, así que partimos de cierta desventaja. O sea, asumamos que no es fácil gestionarlas con sensatez y moderación. Y parte de lo que nos pasa con ellas es que son una maravillosa estrategia de evasión de uno mismo, llenan parte de nuestro vacío existencial y nos sacan también del aburrimiento. O sea, una droga estupenda. Por eso necesitamos ponernos límites en su uso, por ejemplo, decidiendo que a partir de una hora determinada dejo de consultarlas, y si alejo físicamente el dispositivo mucho mejor. No es fácil, pero no hay otro camino que ejercitar la autodisciplina.

¿Qué hacemos para no agobiarnos ante la crisis económica, la guerra de Ucrania, la pandemia, la inflación...?

Lo de agobiarse hasta cierto punto es muy humano y comprensible porque en el fondo lo que experimentamos es miedo. Lo importante es no alimentar en exceso nuestros miedos porque podrían llegar a bloquearnos y eso ya no es funcional ni adaptativo. Necesitamos darnos mensajes de autoconfianza, tomando conciencia de que tenemos los recursos internos necesarios para afrontar la realidad aunque ello pueda implicar renuncias y sacrificios. Menos de la muerte, de todo se sale.

¿Qué pasa cuando perdemos el objetivo vital?

A veces perdemos nuestro objetivo vital y otras nos damos cuenta de que en realidad perseguíamos el objetivo de otro que no era yo. Cuando nos sentimos perdidos, desorientados, sin rumbo, una vez más toca pararse y mirar dentro porque la salida siempre es hacia dentro. Nuestro organismo está bien diseñado de fábrica, viene con un navegador de serie que funciona de maravilla, sólo necesitamos aprender a usarlo, escucharlo y seguir sus indicaciones. Por eso es tan importante que en las escuelas nos enseñen a desarrollar nuestra inteligencia emocional intra e interpersonal. La vida en realidad es mucho más sencilla, pero nosotros somos verdaderamente expertos en complicarla. La salida pasa por poder simplificar y aprender a vivir de verdad el presente.