Análisis
El 5% de los niños españoles no tiene acceso a un plato de carne
Nuestro país ocupa el segundo puesto de la UE con menores en riesgo de pobreza o exclusión social tras la pandemia, que ya es del 33%
La crisis de la Covid-19 ha provocado un incremento de las cifras de menores en riesgo de pobreza o exclusión social en España, y nuestro país se sitúa como el segundo de la Unión Europea con las mayores tasas en este aspecto, tan solo por debajo de Rumanía. Así, el porcentaje de niños y adolescentes que se enfrentan a esta situación es del 33% (frente al 30% de 2019). Además, el 28,9% reside en hogares con ingresos inferiores al umbral de la pobreza (en 2021 era del 21,7%). Los más afectados son las familias con menores dependientes y las monoparentales, además de las familias numerosas.
Estos datos fueron revelados ayer durante la presentación del informe elaborado por la Plataforma de Infancia, que ha analizado la última Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) de 2021 elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
El aumento de la pobreza infantil se traduce en mayores privaciones, ya que tras la pandemia de coronavirus hay un 19,3% de niños y adolescentes con carencia material, que en el 8,9% llega a ser severa (la mayoría en niños menores de siete años).
De este modo, un 13,7% sufre pobreza energética (hogares que no pueden permitirse mantener la vivienda con la temperatura adecuada), un 8% no puede acceder a comprar un ordenador personal y casi el 5% no puede permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días (lo que implica que más de 400.000 niños y niñas podrían estar en situación de malnutrición en España).
Estas cifras suponen además otra demoledora consecuencia, y es que estos niños «arrastren esta herencia» cuando sean adultos, según señaló el autor del informe, Joffre López Oller, porque se prorroguen las situaciones de pobreza en el tiempo y de las consecuencias que acarrean.
Por otra parte, aunque se observa una disminución con respecto al año 2019, cerca de la mitad de las personas de menos de 18 años (el 49,1%) viven en hogares con dificultades para llegar a final de mes, y para el 25,8% supone mucha dificultad.
Salud y cuidado
El análisis de la Plataforma de Infancia incluye un apartado sobre la salud y los cuidados de los menores. Aunque en líneas generales el estado de salud de los menores de 16 años era «muy bueno» (64,4%) o bueno (32,2%), sí se observa una estrecha relación entre un peor estado de salud y el riesgo de pobreza. El informe refleja que, de nuevo, son las familias numerosas (4%) y las monoparentales (3,9%) las que comparativamente con la media presentan un porcentaje de niños y niñas con estado de salud regular o malo por encima de la media.
Respecto a la coberturas que la Seguridad Social no atiende íntegramente (como la asistencia dental) se observa una estrecha relación entre la dificultad de acceso a estas prestaciones cuando existe riesgo o situación de pobreza. De este modo, el 6,7% de las familias con menores de 16 años no pueden acceder a la asistencia dental de un menor pese a necesitarlo, y esta situación es especialmente notable en el caso de rentas bajas. En esos casos, el 76,2% de las familias con dificultades para acceder a la cobertura sanitaria dental aludía a cuestiones económicas.
El documento incide asimismo en que el 23% de los núcleos familiares con menores en edad preescolar no tuvieron asistencia en centros de educación prescolar o infantil, y en el 56,6% de los casos se trataba de hogares con menor nivel de renta.
Diferencias geográficas
El documento señala además que hay otro aspecto clave en el análisis de la pobreza infantil, y es su estudio a nivel geográfico y territorial, ya que el entorno en el que viven los menores es básico en lo referente a la gestión de los recursos y las oportunidades de las que disponen. Según el informe, en las grandes áreas urbanas se observa una gran desigualdad y segregación residencial, mientras que en los entornos menos poblados se perciben dificultades de otro tipo, como la falta de oportunidades laborales, la escasa oferta educativa y las dificultades de acceso a servicios e infraestructuras básicas, lo que requiere de políticas diferenciadas.
La Plataforma de Infancia concluye quela tasa AROPE (la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social) en menores de 18 años es de las más altas de España en las regiones transfronterizas y aisladas como Melilla (53,9%), Ceuta (48,8%) y Canarias (47,4%). Esta última es, además, la que ha experimentado un mayor crecimiento en comparación con el 2019.
Por otro lado, Andalucía (43%), Extremadura (40,3%) y Murcia (40,3%) son las comunidades autónomas con tasas de riesgo de pobreza y exclusión social en la infancia muy por encima de la media de España. La Comunidad Valenciana también muestra unas elevadas tasas de pobreza infantil (37,7%). En las dos Castillas la ruralidad y la baja densidad de población suponen un desafío para la infancia.
En el norte de España es, por contra, donde se observan los mejores datos en cuanto a la incidencia de esta problemática. Navarra, País Vasco, Cantabria y Aragón son las que en mejor situación se encuentran de nuestro país.
Un problema «estructural» que pide medidas
El director de la Plataforma de Infancia, Ricardo Ibarra, destacó que las medidas de Escudo Social del Gobierno (Ingreso Mínimo Vital, ERTE, garantía de suministros...) han conseguido reducir el impacto de la crisis de la covid-19, pero destacó que España sigue manteniendo «un problema estructural» por la alta tasa de pobreza, informa Ep. Ante ello, la institución propone una ayuda universal a la crianza y reforzar el apoyo a la misma para evitar futuras situaciones de riesgo.
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