Catástrofes y Accidentes

32 años del incendio de Almacenes Airas: ¿Qué sucedió aquel 4 de septiembre?

Diez bomberos fallecieron al intentar apagar el fuego.

Fotografía de archivo del incendio en los populares almacenes Arias de Madrid
Fotografía de archivo del incendio en los populares almacenes Arias de Madridlarazon

Diez bomberos fallecieron en el incendio del 4 de septiembre de 1987 de los Almacenes Arias, situados en la Calle Montera de Madrid.

José Antonio Escalera, Armando Juárez Dado, Francisco Madueño Suárez, Julio Honrubio Barona, Manuel García Martín, Ángel González Soto, Miguel Azuara, Juan José Gómez Mago, Manuel Molina Río y Francisco Javier Plaza Castilla. Son los nombres de los diez bomberos que fallecieron en el trágico incendio de Almacenes Arias, el episodio más trágico del Cuerpo de Bomberos de Madrid.

Los Almacenes Arias se encontraban en el número 29 de la calle Montera (donde, hasta hace dos años, se encontraba el famoso cine Acteón y el lugar en el que actualmente se está construyendo un hotel de lujo). Unos grandes almacenes de cinco pisos que tuvo un trágico final que empezó en torno a las ocho de la tarde de aquel 4 de septiembre de 1987.

Una caja de ropa de la tercera planta fue definida como el posible origen del incendio y las llamas se reavivaron debido a un cable en la cuarta planta, hasta llegar al punto de que los cinco pisos se convirtieran en una inmensa bola de fuego.

Los bomberos no tardaron en llegar, pero el fuego crecía hasta tal modo de volverse incontrolable. Se afanaron por sofocar el incendio a la vez que sacaban por las ventanas a los residentes del edificio aledaño del número 31, que era el almacén de la tienda. El hecho de que empeorara la situación hizo que fueran llegando refuerzos de bomberos tanto fuera de servicio como aquellos que estaban de vacaciones.

Antes de llegar a las 3 de la madrugada de la madrugada del 5 de septiembre, el fuego estaba casi controlado, pero la situación se revirtió por completo. Lo que parecía algo más que un susto, se convirtió en una verdadera tragedia cuando el suelo del sótano se desprendió, que provocó un efecto de succión que derrumbó toda la estructura central del edificio.

Toneladas de escombros se formaron y empezó a reinar el caos. Nadie sabía cuantas personas se habían quedado atrapadas, pero los bomberos se volcaron con las labores de rescate. La empatía humana crecía cuando miembros de los cuerpos contra incendios de otras ciudades se unieron y las cafeterías de la zona permanecieron abiertas durante día y noche para acoger a las familias de los bomberos que estarían entre los escombros, acompañadas de Juan Barranco, en aquel entonces alcalde de Madrid.

Conforme pasaban las horas, se perdía la esperanza de vida. Alrededor de las doce de la noche del día 5, más de veinticuatro horas después de que se iniciara el fuego, se rescataron los dos primeros cuerpos. Al día siguiente se halló el tercero, y hasta la tarde del día 9 no fueron recuperados los dos últimos. Más de cien horas de angustia que terminaban con diez bomberos muertos.

Se decretaron tres días de luto oficial en Madrid y la capilla ardiente de los fallecidos se instaló en el Patio de Cristales de la Plaza de la Villa. A los bomberos fallecidos se les impuso la medalla de la ciudad. A día de hoy, todavía no están claras las causas de aquel incendio. Un edificio prácticamente maldito, ya que veintitrés años antes, en 1964, se había producido otro incendio.