Cargando...

Religión

Antoni Gaudí, el arquitecto de Dios se convierte en Venerable

El Papa Francisco reconoce las virtudes heroicas de Antoni Gaudí

Antoni Gaudí LR

El Papa Francisco ha reconocido las virtudes heroicas de Antoni Gaudí, el arquitecto español conocido en todo el mundo por dirigir la construcción de la Sacrada Familia de Barcelona, según informa "Vatican News". "Por lo tanto, a partir de hoy, el gran exponente del modernismo catalán es Venerable. Y también son Venerables los tres sacerdotes Pietro Giuseppe Triest, Angelo Bughetti y Agostino Cozzolino, también por sus virtudes heroicas".

Antoni Gaudí no solo fue uno de los arquitectos más innovadores de su tiempo, sino también un hombre profundamente marcado por la espiritualidad, la austeridad y un compromiso social que se reflejó tanto en su obra como en su vida personal.

Entre sus grandes aliados destacó Eusebi Güell, empresario y mecenas, quien se convirtió en uno de sus mejores amigos y principales clientes. Para él diseñó obras emblemáticas como las puertas de la finca Güell (1884-1887), el palacio Güell (1888), las bodegas Güell (1895-1897), el chalet del Catllaràs (1905) y dos de sus máximas creaciones: el Park Güell (1900-1914) y la iglesia de la colonia Güell (1908-1917).

Tras la pérdida de su hermano Francisco, su hermana Rosa y su madre, Gaudí adoptó a su sobrina Roseta y se hizo cargo de su padre. Aunque llegó a solicitar matrimonio a Pepeta Moreu, no fue correspondido. Pese a otras relaciones esporádicas, nunca contrajo matrimonio.

Desde joven, Gaudí mostró interés por los problemas sociales de su tiempo. Estudió de cerca la situación de la clase obrera en un contexto marcado por la I Internacional, en el que las ideas de Marx y Bakunin calaban en Catalunya. Fue arquitecto de la Cooperativa Mataronense, una de las primeras fábricas del mundo en manos de sus trabajadores.

En 1883, con tan solo 31 años, asumió el encargo de continuar las obras de la Sagrada Familia, que se convertiría en el proyecto central de su vida. Durante 43 años, volcó en ella su visión sobre estructura, forma y simbolismo, inspirándose en la naturaleza como fuente de racionalidad y belleza.

Compaginó este trabajo con otros encargos importantes, tanto religiosos como civiles. Entre ellos figuran El Capricho (1883-1885), la casa Vicens (1883-1888), la casa Calvet (1898-1899), la casa Batlló (1904-1906), Bellesguard (1900-1909) y la Pedrera (1906-1911).

Su espiritualidad se intensificó con los años. En 1894, un ayuno extremo durante la Cuaresma casi le cuesta la vida. En 1906 se mudó al Park Güell y adoptó una rutina de vida austera: cada mañana asistía a misa en la parroquia de Sant Joan de Gràcia antes de ir a la Sagrada Familia, y cada tarde acudía al Oratorio de San Felipe Neri.

Estrechó lazos con clérigos progresistas como el poeta mosén Jacinto Verdaguer, el obispo Joan Baptista Grau, el fundador de las Teresianas Enric d’Ossó o el obispo de Mallorca, Pere Campins. Su relación más cercana fue con Josep Torras i Bages, obispo de Vic y figura clave del pensamiento cristiano catalanista.

Fiel a sus convicciones, Gaudí deseaba morir como un hombre humilde. El 7 de junio de 1926 fue atropellado por un tranvía en Barcelona. Vestido con sencillez, no fue reconocido de inmediato y fue ingresado en el Hospital de la Santa Creu como un indigente. Murió tres días después, rodeado de amigos, pronunciando la palabra “Amén”.

Su funeral fue multitudinario, y su cuerpo fue enterrado en la cripta de la Sagrada Familia, la obra a la que entregó su vida.