Religión

Así fue el último sermón del Papa Francisco durante la Misa de Pascua del Domingo de Resurrección

El Sumo Pontífice reapareció en la Plaza de San Pedro e instó al cardenal Angelo Comastri que leyera el mensaje que había preparado para la ocasión

CIUDAD DEL VATICANO, 21/04/2025.- Imagen de archivo tomada el 20/04/2025 del papa Francisco mientras saluda a los asistentes tras la bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro Vaticano. El papa Francisco falleció este lunes a las 7.35 horas (5.35 GMT) en su residencia de la Casa Santa Marta, anunció en un vídeo mensaje el camarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrel. EFE/ Angelo Carconi
Fallece el papa FranciscoANGELO CARCONIAgencia EFE

La Plaza de San Pedro se engalanó ayer para celebrar la resurrección de Jesucristo. Más de 35.000 fieles se congregaron para celebrar la Misa de Pascua, presidida este año por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste emérito de la Basílica de San Pedro y vicario general emérito de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano. Por deseo del Papa Francisco, aún convaleciente en Casa Santa Marta, fue él quien ofició la celebración. A pesar de ello, el Sumo Pontífice quiso estar presente en la ceremonia. Aún convaleciente de su infección respiratoria, que le obligó a permanecer ingresado durante 38 días en el hospital, saludó desde el balcón de la logia central de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi tras la misa del Domingo de Resurrección sentado en una silla de ruedas ero sin cánulas nasales para el oxígeno. Aprovechó para pedir al maestro de ceremonias que leyese su mensaje de la Pascua durante la misa oficiada por el cardenal Angelo Comastri.. A continuación quiso saludar a los fieles que allí se congregaron y realizó un breve paseo en el papamóvil, desde donde bendijo a varios bebés.

La liturgia comenzó con la apertura del icono del Santísimo Salvador y el canto del "Aleluya", que resuena de nuevo tras su ausencia durante la Cuaresma. En su sermón, Bergoglio subrayó dos aspectos fundamentales del anuncio pascual. En primer lugar, destacó que Cristo ha resucitado, que está vivo. Por eso, "no debemos buscarlo en el sepulcro. No se trata de una bella historia del pasado ni de un héroe para recordar o una estatua para admirar. Todo lo contrario: hay que salir a buscarlo. Buscarlo en la vida diaria, en el rostro de los hermanos, en lo cotidiano, en lo inesperado. Buscarlo en todas partes, excepto en el sepulcro".

El Cardenal Angelo Comastri presidió la santa misa por delegación del Papa Francisco
El Cardenal Angelo Comastri presidió la santa misa por delegación del Papa FranciscoVatican Media

"Buscarlo siempre", insistió el Sumo Pontífice, porque "si ha resucitado, entonces está presente en todo lugar. Habita entre nosotros, se revela —y también se oculta— en las personas que encontramos cada día, en los momentos más sencillos e impredecibles de la vida". "Él está vivo y permanece con nosotros", añadió, "llorando con quienes sufren y multiplicando la belleza de la vida en los pequeños gestos de amor de cada uno".

Durante su mensaje, insistió en que la fe pascual no es una solución estática, ni una cómoda seguridad religiosa. "Al contrario, nos pone en movimiento. Nos invita a abrir los ojos y ver más allá, a reconocer a Jesús como el Viviente: el Dios que se revela, que camina a nuestro lado, que nos habla, nos precede y nos sorprende", dijo.

El Sucesor de Pedro quiso hacer un llamamiento a la esperanza: "Es la más grande de nuestra vida: que podemos vivir nuestra existencia —pobre, frágil y herida— aferrados a Cristo, porque Él ha vencido la muerte, vence nuestras tinieblas y nos lleva a vivir con Él en la alegría, para siempre".

Finalmente, el Papa no quiso dejar pasar la oportunidad de hacer mención al Jubileo, del que dijo que "es una oportunidad para renovar la esperanza. No una esperanza abstracta o superficial, sino una fuerza viva que se encarna en medio de nuestros sufrimientos, preocupaciones y cansancio. Estamos llamados a dejarnos transformar por ella, a mirar el mundo con nuevos ojos, y a contagiar esa esperanza a quienes nos rodean. No podemos permitir que el corazón se encierre en ilusiones pasajeras ni en la tristeza. Debemos correr, llenos de alegría, al encuentro de Jesús".

El Cardenal Comastri concluyó la lectura del mensaje del Papa Francisco y quiso agradecer al sumo Pontífice "este llamado tan fuerte a despertar nuestra fe en Jesús resucitado, vivo y siempre presente a nuestro lado. ¡Gracias, Papa Francisco, y feliz Pascua!”

Un llamamiento a la paz

El Obispo de Roma hizo referencia a la situación que se vive en los países en conflicto y exclamó: "¡Cuánta voluntad de muerte vemos cada día en los numerosos conflictos que afectan a diferentes partes del mundo. Cuánta violencia percibimos a menudo también en las familias, contra las mujeres o los niños. Cuánto desprecio se tiene a veces hacia los más débiles, los marginados y los migrantes".

Por ello, expresó su anhelo de que volvamos a tener esperanza y "a confiar en los demás, -incluso en quien no nos es cercano o proviene de tierras lejanas, con costumbres, estilos de vida, ideas y hábitos diferentes de los que a nosotros nos resultan más familiares-; pues todos somos hijos de Dios".

"Quisiera -insistió Francisco- que volviéramos a tener esperanza en que la paz es posible". Por ello, deseó que desde el Santo Sepulcro -Iglesia de la Resurrección-, donde este año la Pascua será celebrada el mismo día por los católicos y los ortodoxos, "se irradie la luz de la paz sobre toda Tierra Santa y sobre el mundo entero". Una vez más, el Obispo de Roma se mostró próximo al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino.

Bergoglio mostró su preocupación por el "creciente clima de antisemitismo que se está difundiendo por todo el mundo" e hizo mención a la comunidad cristiana de Gaza, "donde el terrible conflicto sigue llevando muerte y destrucción, y provocando una dramática e indigna crisis humanitaria".

Una vez más, hizo un llamamiento a los responsables del conflicto y les instón a cesar el fuego, liberar los rehenes y prestar ayuda a la población "que tiene hambre y que aspira a un futuro de paz".

Respecto a los conflictos en el Líbano, Siria, Yemen, Ucrania y Cáucaso Meridional, Francisco invitó a orar por las comunidades cristianas de esas zonas, "que ansían la estabilidad y la participación en el destino de sus respectivas naciones". E hizo una petición a toda la Iglesia para que acompañe con atención y con la oración a los cristianos del amado Oriente Medio. Respecto a Yemen, que está viviendo una de las peores crisis humanitarias "prolongadas" del mundo a causa de la guerra, solicitó "buscar soluciones por medio del diálogo constructivo".

En una semaña que se presenta clave para el futuro de la guerra entre Ucrania y Rusia, el Obispo de Roma auguró que "Cristo resucitado infunda el don pascual de la paz a la martirizada Ucrania y anime a todos los actores implicados a proseguir los esfuerzos dirigidos a alcanzar una paz justa y duradera". Incluso aludió al Cáucaso Meridional y alentó a rezar "para que se llegue pronto a la firma y a la actuación de un Acuerdo de paz definitivo entre Armenia y Azerbaiyán, que conduzca a la tan deseada reconciliación en la región".

El Sumo Pontífice confió en que la luz de la Pascua "inspire propósitos de concordia en los Balcanes occidentales y sostenga a los actores políticos en el esfuerzo por evitar que se agudicen las tensiones y las crisis, como también a los aliados de la región en rechazar comportamientos peligrosos y desestabilizantes".

En otro pasaje, imploró la paz y el consuelo a los pueblos africanos víctimas de agresiones y conflictos, "sobre todo en la República Democrática del Congo, en Sudán y Sudán del Sur, y sostenga a cuantos sufren a causa de las tensiones en el Sahel, en el Cuerno de África y en la Región de los Grandes Lagos, como también a los cristianos que en muchos lugares no pueden profesar libremente su fe".

El Papa hizo balance de la situación en Europa y sus iniciativas de rearme de las últimas semanas y dijo que "la exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme". Por lo que, dijo esperanzado que la luz de la Pascua invita a derribar las barreras que crean división y nos invita a hacernos cargo los unos de los otros. Con ese espíritu de solidaridad, pidió que no falten auxilios al pueblo birmano "atormentado desde hace años por conflictos armados, que afronta con valentía y paciencia las consecuencias del devastador terremoto en Sagaing, que ha causado la muerte de miles de personas y es motivo de sufrimiento para muchos sobrevivientes, entre los que se encuentran huérfanos y ancianos". "Recemos -dijo- por las víctimas y por sus seres queridos, y agradezcamos de corazón a todos los generosos voluntarios que están realizando actividades de socorro. El anuncio del alto el fuego por parte de los actores implicados en ese país es un signo de esperanza para todo Myanmar", añadió.

Francisco se refirió a los líderes políticos mundiales para solicitarles que no cedan a la lógica del miedo que aísla, "sino a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que impulsen el desarrollo". Y argumentó que los principios fundamentales de la vida deben luchar para que "nunca se debilite el principio de humanidad como eje de nuestro actuar cotidiano". "No podemos permitirnos olvidar que lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con un alma y una dignidad", afirmó.

Finalmente, como conclusión, hizo referencia al Jubileo Ordinario de 2025, e hizo un llamamiento para que "la Pascua sea también ocasión propicia para liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos".