Salud

Banco de datos: Cuando oler bien es un placer

Los españoles somos gente aseada que se afana por convivir con sus congéneres en función de unos hábitos de vida saludables vinculados a la belleza y al bienestar. Eso dicen las estadísticas

Cumplimos en belleza y aseo
Cumplimos en belleza y aseolarazon

Nos cuidamos y cada vez lo hacemos más y mejor, vistas la experiencias y los resultados en la gente que nos rodea. Es un hecho empíricamente comprobable más allá de que tengamos siempre presente que cada individuo es un mundo, que somos de nuestro padre y de nuestra madre, y que la humanidad en esencia destila lo que destila. Pero no nos pongamos desagradables con reseñas a las carencias y hábitos insanos de estos garbanzos negros inquisidores del agua y del jabón, porque estas líneas solo persiguen hacer justicia y reconocer a una comunidad de ciudadanos convencida de que la pulcritud y buenas costumbres son una condición deseable cuando no indispensable para convertir los espacios públicos y privados en entornos agradables y placenteros que podamos compartir de forma grata. Porque, efectivamente, y salvo sujetos que se califican por sí mismos, los españoles entendemos que oler bien simplemente es un placer y que por esa razón dedicamos tanto tiempo y dinero a que el olor corporal que a cualquier ser humano le acompaña sea atractivo y agradable con el socorro de esos elixires maravillosos que la industria de la belleza y el aseo pone a nuestra disposición. Con los números en la mano, los españoles ponemos mucho empeño en la tarea de cuidarnos. El caso es que, por cuarto año consecutivo, la factura nacional creció y alcanzó casi los 7.000 millones de euros en 2018, un dos por ciento más. Si nos comparamos con nuestros vecinos europeos, salimos bastante bien parados. Los españoles dedicamos 150 euros de media por persona al año en productos de belleza, por encima del promedio continental, que se queda en los 130 euros, aunque, también es verdad, que aún estamos lejos de franceses e italianos, que en esto del cuidado personal nos llevan una cierta ventaja. La pujanza empresarial de nuestro país empuja lo suyo en lo de acicalarse, pues no es baladí que España sea el segundo exportador mundial de perfumes, solo por detrás de Francia. España, por tanto, huele bien y da gusto.