Espacio

Más cerca de llegar al interior de los agujeros negros

El agujero negro más cercano a la Tierra es Cygnus X-1. Está en la Constelación del Cisne, a unos 8.000 años luz. Pero podemos estar tranquilos, para que engullese nuestro planeta deberíamos estar a, al menos, 21 km del fenómeno.

Más cerca de llegar al interior de los agujeros negros
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El agujero negro más cercano a la Tierra es Cygnus X-1. Está en la Constelación del Cisne, a unos 8.000 años luz. Pero podemos estar tranquilos, para que engullese nuestro planeta deberíamos estar a, al menos, 21 km del fenómeno.

Se acaba la cuenta atrás, y mañana al mediodía todo parece indicar que se hará historia. Cosmológica. De forma simultánea en siete países (entre ellos España, en la sede del CSIC de Madrid) la comunidad científica presentará a las 14.30 horas la primera imagen del horizonte de sucesos de un agujero negro –por resumirlo, de la frontera (suponemos esférica, en unas horas lo comprobaremos) de no retorno de la que nada puede escapar y a partir de la cual la materia que la atraviesa desaparece del Universo observable–. Concretamente podremos ver los límites de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia, situado a (sólo) 25.640 años luz de la Tierra. Pero... empecemos por el principio. Los agujeros negros son el fenómeno más fascinante, por lo desconocido, pero a la vez más simple del Cosmos, en tanto que únicamente está regido por las leyes de la gravedad. Básicamente se trata de regiones infinitas del espacio en cuyo interior un campo gravitatorio de atracción descomunal concentra y compacta la masa hasta un volumen cero. Tal es esa fuerza, que ni siquiera su propia luz puede escapar del «agujero», de ahí que sea «negro» (no totalmente, ya que emiten una ligera radiación). Siendo sucintos, podríamos decir que se crean cuando una estrella agota su combustible (que es ella misma), su materia colapsa por la gravedad, lo que es conocido como supernova, y sus remanentes dan lugar a la singularidad en un proceso cuya duración varía entre los cientos de miles y millones de años. Claro que no vale cualquier estrella, debe tener una masa mínima 25 veces superior a la de nuestro astro rey. Se cree que hay más agujeros que estrellas visibles –sólo en la Vía Láctea, 100 millones–, y aún así, pese a ser tan poderosos, no son tan grandes en proporción a la inmensidad que los rodea. Uno «típico» tendría 30 kilómetros de radio, y uno «supermasivo» de 10 a 100 mil millones de kilómetros. Eso sí, siempre pueden crecer, devorando ilimitadamente todo a su alrededor. Llegados a este punto, crece el misterio, pues no sabemos aún lo que guardan en su interior (ni la materia que esconden ni el estado en que se encuentra). Todo son teorías. Hay quien dice que al ser «curvaturas espacio temporales», podrían tratarse de «agujeros de gusano» que servirían para viajar en el espacio-tiempo. ¿Qué pasaría si entramos en uno? El cuerpo sería absorbido como un espagueti o un chorro de pasta de dientes estirado. Está claro que nunca saldrías...