Cáncer

Cáncer: El hombre que regala diez años de vida

Los tumores se llevaron a su madre y a un hermano. Hoy, las investigaciones de James P. Allison han dado pie a fármacos que aumentan la supervivencia de los pacientes con melanoma

Allison, en el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas
Allison, en el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texaslarazon

Los tumores se llevaron a su madre y a un hermano. Hoy, las investigaciones de James P. Allison han dado pie a fármacos que aumentan la supervivencia de los pacientes con melanoma.

¿Qué nos da tiempo a hacer en diez años de vida? Hay quien lo ha empleado en pasar de la niñez a la adolescencia; otros a estudiar una carrera y conocer a su novia; algunos a casarse y a tener hijos... Y miles de ellos estarán eternamente agradecidos a James P. Allison. Antes de sus trabajos, un diagnóstico de melanoma suponía prácticamente una sentencia de muerte: apenas 11 meses de vida. Hoy, los pacientes en fase metastásica pueden sobrevivir 10 años... como mínimo. La Fundación BBVA le otorgó ayer su Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Biomedicina por sus investigaciones, «que han llevado a activar el sistema inmune para lograr que combata el cáncer en pacientes, así como el desarrollo de nuevas terapias».

¿Cuál fue el hallazgo de Allison? Ocurrió a mediados de los años noventa, tras más de una década de investigación en la Universidad de California en Berkeley. Vencer al cáncer era su meta: había perdido a su madre cuando era un niño y, después, a su hermano y a dos de sus tíos. La inmunoterapia, es decir, potenciar la capacidad de nuestro sistema inmune para eliminar las células cancerosas, ya era una alternativa ilusionante. «En los años setenta era muy prometedor. Sin embargo, después vino cierta desilusión porque no estuvo acompañado de resultados», comentaba ayer Allison durante una videoconferencia en la sede madrileña de la Fundación BBVA.

El inmunólogo y su equipo descubrieron un aspecto crucial en las células o linfocitos T, que son aquellas que combaten, tras detectarlas, a las tumorales: cuentan en una superficie con una molécula, CTLA-4, que, unida a dos proteínas de las células malignas, «disfrazan» a estas, de forma que pasan desapercibidas a los linfocitos T. Era, afirma, como «pisar el pedal de freno» de estas células inmunológicas. De lo que se trata, pues, era de «levantar el pie del pedal», dotar de armamento a ese «ejército» celular que todos tenemos en nuestro organismo y que se encarga de defendernos de los tumores.

El reto se centró entonces en intentar bloquear la molécula CTLA-4. Comenzaron combatiendo al melanoma debido a su mortalidad. Tras varios ensayos muy positivos con ratones, en 2001 comenzaron las pruebas con seres humanos. No sólo obtuvieron respuestas duraderas: en algunos casos, el tumor desaparecía. ¿El resultado? El fármaco ipilimumab, aprobado por la Agencia del Medicamento Estadounidense (FDA), indicado contra el melanoma metastásico.

Como explica Josep Tabernero, director del Instituto de Oncología Vall d’Hebron, una situación así se da en un 30% de los tumores. «Se definen como inflamados: las células malignas actúan poniéndose una ‘‘máscara’’ que le hace parecer benigna». Así, el CTLA-4 fue el «primer inhibidor que desbloqueaba a los linfocitos T». Después, inspirados por aquel hallazgo, vendrían aquellos que actúan contra otra proteína de control, PDL1. Hoy día, el ipilimumab está disponible en España. Y se ha comprobado que, combinado con inhibidores del PDL-1, el CTLA-4 también es efectivo en cáncer de pulmón, riñón, cabeza y cuello y en el carcinoma de células Merkel. Ayer, Allison recordaba que «ya hay cuatro fármacos combinados aprobados» para combatir estos tipos de cáncer. Las combinaciones entre ellos son esenciales: a día de hoy, la supervivencia a diez años en el melanoma está probada en más de un 20% de los pacientes gracias a su fármaco; sin embargo, sumado a otros, puede llegar al 60%. ¿Y podrá llegar al 100% de los pacientes? «No sabemos los motivos por los que no funciona en todos», dijo. «Pero soy optimista. Lo importante es seguir haciendo una buena investigación básica en este campo», añadió.

No es frecuente que un investigador, y menos de ciencia básica, tenga contacto con pacientes que se hayan beneficiado de su esfuerzo. Pero así fue. Conoció a una mujer que, siendo muy joven, le diagnosticaron «muy pocos meses de vida»; hoy, tras más de 15 años, se ha casado y ha tenido dos hijos de 8 y 10 años. «Vive una vida completa y normalizada. Para mí, esta ha sido la mayor recompensa», confesó.

Precios prohibitivos

¿Son medicamentos caros? «Sí, mucho», reconoce. «Hemos analizado el coste de su desarrollo. Y creemos que, a medida que haya más competencia, el precio bajará y serán menos prohibitivos por la competencia. Pero su coste tiene que bajar», insistió.

En su opinión, el futuro de las terapias pasan por la inmunoterapia, sí, pero combinada con la radioterapia, la quimioterapia y la cirugía. Una visión global que ayudará al «abordaje del cáncer». En este sentido, ha creado junto con su mujer, Padamanee Sharma, con la que trabaja en el MD Anderson Cancer Center de la Universidad de Texas –la conoció durante sus investigaciones–, un proyecto llamado «Plataforma de Inmunoterapia»: estudian tejidos de pacientes y analizan todos sus detalles moleculares para averiguar por qué en algunos la terapia funciona y en otros no. ¿Acabaremos derrotando al cáncer? «No por completo», asegura. «Pero vamos a ser capaces de luchar mejor contra la enfermedad». Tal y como ha incidido esta semana la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), sólo un cambio del estilo de vida hará que cada vez se diagnostiquen menos tumores. «Un tercio de los tipos de cáncer se podrían prevenir cambiando nuestros hábitos: fumar, la obesidad... Es cierto que cada vez hay más pacientes, pero también es verdad que las cifras de mortalidad disminuyen. Lo mejor para prevenir, es el estilo de vida».