Espacio

Hallan agua líquida en un cráter de Marte

Los investigadores de la NASA han encontrado a través del robot Curiosity cantidades de perclorato en muestras de suelo marciano

En la imagen de arriba, una instantánea de la zona donde el robot ha localizado el agua.
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Los investigadores de la NASA han encontrado a través del robot Curiosity cantidades de perclorato en muestras de suelo marciano

La posible presencia de agua en Marte es un tema recurrente. De hecho, buena parte de la carrera espacial para enviar naves no tripuladas al Planeta Rojo se sostiene en la promesa de que quizá algún día se confirme que existe líquido elemento allí y, por lo tanto, nuestro vecino planetario pueda ser un buen candidato para albergar vida. Está bien documentado que existen reservas de agua helada. Pero ahora, investigadores de la NASA, dentro del programa de exploración del robot Curiosity aseguran que pueden haber encontrado las primeras evidencias de la existencia de agua líquida.

Se basan en las cantidades de perclorato halladas por el robot en varias muestras de suelo marciano. El perclorato es una sustancia que reduce considerablemente el punto de congelación del agua. En el interior del cráter Gale del planeta el líquido no se congela en las horas más frías del día y ha formado depósitos de agua líquida extremadamente salada: salmuera. El equipo responsable del hallazgo, publicado en la revista Nature Geoscience, está dirigido por el español Javier Martín-Torres, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra.

El fenómeno detectado se conoce como delicuescencia. Durante las horas del día, las altas temperaturas del planeta evaporan buena parte del agua acumulada en zonas como el cráter ahora estudiado. Por la noche las altas concentraciones de perclorato cálcico sirven para que el suelo absorba parte del vapor de agua de la atmósfera y lo reintegre en forma de líquido de alta salinidad.

El rover Curiosity, un laboratorio robotizado que aterrizó en las proximidades del cráter Gale en agosto de 2012, cuenta con una estación de seguimiento ambiental (REMS) de fabricación española que ha servido parte de los datos a los que se refiere el hallazgo. En concreto se ha estudiado la humedad relativa del aire y la temperatura a una altura de 1,6 metros sobre el suelo y en el mismo terreno. De esa manera se puede estimar la cantidad de agua que es absorbida durante las horas nocturnas y el alba. Cuando el Sol deja de iluminar el cráter, parte del vapor de agua se condensa en forma de rocío. Como el terreno es tan rico en percloratos, ese rocío se mezcla con ellos y forma una salmuera que no llega a congelarse.

Este proceso se produce diariamente. Hasta ahora se pensaba que un fenómeno como éste, de producirse, sólo podría ocurrir en latitudes más altas y secas de Marte, pero el cráter Gale está localizado cerca del ecuador, lo que demuestra que el agua líquida en ese planeta debió de ser más común de lo que creemos, al menos en otro tiempo.

El suelo analizado es poroso, por lo que el agua puede filtrase bajo la superficie. El problema es que a 15 centímetros de profundidad la temperatura es demasiado fría como para que el agua sea compatible con la formación de algún tipo de vida.

Las observaciones con la estereocámara del Curiosity habían revelado anteriormente erosiones en la roca que demostraban que hace milenios en esa zona de Marte fluyeron ríos o escurrentías de una profundidad de, al menos, un metro. Además se han apreciado depósitos de material compatibles con la presencia antaño de grandes cantidades de agua en movimiento. Hace 4.500 millones de años, Marte debía de tener una cantidad de agua seis veces mayor de la que ahora tiene y una atmósfera mucho más densa. Pero la mayor parte de ese agua desapareció cuando el planeta perdió la protección de su campo magnético. De ese modo, la atmósfera está desprotegida frente al impacto de las radiaciones del Sol y se degrada su capacidad de retener agua.

Así que el terreno observado es demasiado frío y está demasiado expuesto a los rayos cósmicos como para albergar vida. Quizás las condiciones de habitabilidad a profundidades algo mayores no sean tan duras. Por eso sigue siendo fundamental hallar nuevas fuentes de agua líquida que confirmen que el fenómeno ahora detectado es generalizado.