Ginebra

El «superbosón» tendrá que esperar

El CERN descarta la existencia de una partícula con seis veces más masa que el Higgs. Podría haber supuesto un hito para la Física

El gran colisionador de Hadrones en el CERN de Ginebra (Suiza)
El gran colisionador de Hadrones en el CERN de Ginebra (Suiza)larazon

El CERN descarta la existencia de una partícula con seis veces más masa que el Higgs. Podría haber supuesto un hito para la Física

Es lo que pudo ser y, de momento, no será: una nueva ventana a la constitución del mundo físico, una revolucionaria explicación a lo que hemos sido y somos. El hallazgo en 2012 del bosón de Higgs por parte del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) fue un hito, sin duda. Sin embargo, su descubrimiento no obligó a cambiar los libros de ciencia. Estaba en el guión: la existencia de esta partícula elemental, que dotaba de masa al resto de partículas y que ejercía de «pegamento» de la materia, ya se daba por segura en lo que se conoce como Modelo Estándar, la teoría comúnmente aceptada a la hora de explicar estas interacciones. Por eso, cuando el pasado diciembre los detectores ATLAS y CMS hallaron «indicios» de una partícula con seis veces más masa que el célebre bosón, se abría la puerta a una nueva física, del todo inexplorada, y que abrió una esperanzadora puerta a la concepción de la naturaleza. En el Modelo Estandar no se describía nada tan masivo. No en vano, el Gran Colisionador de Hadrones (LHC), el acelerador en el que las partículas interaccionan, se desintegran y dan pie a otras nuevas, había comenzado a trabajar al doble de potencia a principios del año pasado, soportando una energía de 13 TeV (teraelectronvoltios). Los físicos no disimulaban su ilusión ante la posibilidad de dar con algo más allá del Modelo.

Pero falsa alarma. En el marco de la Conferencia Internacional de Física de Altas Energías (ICHEP), que se celebra en Chicago, los responsables del laboratorio han explicado que este «superbosón», detectado a una energía de 750 GeV (gigaelectronvoltios) y surgido tras la desintegración de las partículas en dos fotones, no es sino una «fluctuación estadística». Un «baile» en el rango de sigmas, reducidas ahora hasta tal punto que es imposible hablar de un resultado consistente. En todo caso, era ya un secreto a voces: el pasado jueves, el CERN publicó accidentalmente un «paper» con los últimos análisis del CMS, en el que se deja claro que, tras sucesivos análisis, los resultados obtenidos en diciembre están dentro de «las predicciones del Modelo Estándar».

«Se trataba de una significancia muy moderada. Y, estadísticamente, no se trataba de una evidencia demasiado fuerte. Al hacer un mayor uso de la estadística, la señal ha desparecido. Nunca se excluyó la posibilidad de que se tratase de una fluctuación», explica a este diario Juan José Gómez Cadenas, profesor de investigación del CSIC y director del grupo de Física de Neutrinos del Instituto de Física Corpuscular. «Hubiera significado algo verdaderamente grande, una nueva física que no tendría cabida en el Modelo Estándar. El Higgs fue muy importante, pero era esperado. Esta partícula habría cambiado las reglas del juego. Pero la señal se ha desvanecido», añade. Y es que «el propósito del LHC es encontrar cosas nuevas. Pero queda mucho por recorrer: se van a tomar datos durante cinco o seis años más y se van a realizar mejoras en la máquina para un mayor número de colisiones».

Gómez Cadenas, que actualmente dirige el experimento NEXT (Neutrino Experiment with a Xenon TPC) en el Laboratorio Subterráneo de Canfranc (LSC), se encuentra estos días en la sede del CERN, en Ginebra. Y ha constatado que los físicos teóricos estaban verdaderamente «ilusionados» ante la posibilidad de que esta nueva partícula hubiera probado una de las «teorías finales» que explicaría todos los fenómenos físicos conocidos: la supersimetría (SuSy), por la cual, a cada partícula le corresponde una compañera supersimétrica. «Era una candidata perfecta», concluye.