Aeronáutica
El uniforme de la privatización del espacio
Elon Musk presenta el traje con el que irán a la Estación Espacial Internacional los primeros astronautas enviados por una empresa privada
Elon Musk presenta el traje con el que irán a la Estación Espacial Internacional los primeros astronautas enviados por una empresa privada.
Cuando Elon Musk presentó esta semana la última ocurrencia de su celebrada imaginación los medios no sabían si incluir la noticia en las páginas de ciencia, de economía o de moda.
Como un «it boy» del momento, hizo uso de Instagram para avanzar el diseño de un nuevo modelo de traje espacial, muy en la línea de las influencers de la alta costura. Pero no se trataba de una creación para la pasarela. Si el traje desfila algún día de verdad lo hará sobre la piel de un o una astronauta de la NASA y subirá a unos 400 kilómetros de distancia sobre la atmósfera. De hecho, es el prototipo de traje que llevarán los tripulantes de la cápsula Dragon, la primera nave privada de la historia que ha logrado un contrato para viajar a la Estación Espacial Internacional y volver.
Hace un año Musk ya había filtrado algunos diseños. Muy parecidos a este que parece definitivo.Se antoja más el atrezzo de una película de marcianos, pero el prototipo responde a las necesidades técnicas y estéticas de la nueva era de la exploración espacial. Porque hasta ahora, viajar al cosmos era una tarea reservada a los gobiernos. Solo las agencias espaciales estatales tenían la facultad de gestionar el tráfico más allá de la atmósfera. Con la llegada de iniciativas como SpaceX, compañías privadas han comenzado a reclamar su trocito de pastel de la aventura del espacio y, con ellas, las formas, los modelos, la gestión, los tiempos, los presupuestos y hasta las vestimentas, cambiarán.
Según las propias palabras de Elon Musk (el megainventor que está detrás de la empresa SpaceX o de la aventura de coches eléctricos y autónomos Tesla o de la plataforma de pago PayPal...) las imágenes distribuidas no corresponden a un modelo, es un traje real y operativo y «combina perfectamente funcionalidad y estética».
En su comunicado, Musk ha sorprendido a los expertos con una frase de difícil interpretación: «Está comprobado que el traje funciona en presión de doble vacío». Se ha generado cierto debate técnico sobre qué querrá esto decir. ¿Se trata de un sistema duplicado de presurización? ¿Cómo puede generarse un entorno de doble vacío si el vacío ya significa presión cero? ¿Presión cero por 2?
En realidad, lo que importa a la hora de llevar un traje espacial no es la presión interna solo, sino la diferencia entre esa presión y el exterior. Si la presión exterior es muy superior, el astronauta moriría aplastado. Si es inferior el traje se inflaría como un globo (y el astronauta quizás también).
Los trajes espaciales se prueban en condiciones que simulen las condiciones de habitabilidad en el vacío. La presión interna del traje es la que resulta cómoda para la vida humana (1 atmósfera) y el exterior es vacío. Pero también se puede comprobar el traje sin meterlo en una cámara de vacío: haciendo que la presión interna sea el doble de la normal. Por ejemplo, presurizándolo a 3 atmósferas y comprobando su funcionamiento en la calle. Parece que Elon Musk quizo explicar todo esto en su sencilla frase de Instagram.
Más allá del dato técnico, Musk ha vuelto a sorprender y a demostrar que es una especie de DaVinci de nuestro siglo. Puede que de su cerebro y de los de sus equipos de trabajo estén saliendo las ideas más revolucionarias que diseñen nuestro futuro más cercano. Si son brillantes o no, el tiempo lo dirá. De momento todas sus empresas distan de ser un éxito rotundo. Aunque van camino de ello.
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