Agencia Espacial Europea

El universo se expande más de lo que se pensaba

Establecida una nueva medición de una de las unidades básicas que usamos para conocer el espacio: la constante de Hubble

La tasa de expansión del universo se midió con el telescopio Hubble mediante la observación de la deformación del espacio alrededor de galaxias muy masivas
La tasa de expansión del universo se midió con el telescopio Hubble mediante la observación de la deformación del espacio alrededor de galaxias muy masivaslarazon

Establecida una nueva medición de una de las unidades básicas que usamos para conocer el espacio: la constante de Hubble

Imagine por un momento que, de repente, le dicen que la unidad de medida a la que llamamos metro en realidad mide 50 centímetros. Usted pasa de medir 1.80 a medir 90 centímetros, la torre Eiffel se quedaría reducida a la mitad, el Himalaya nos parecería poca cosa y los coches empezarían a correr al doble de velocidad: el límite en la autopista sería de 240.

Por supuesto, en realidad nada cambiaría. Nuestra altura sería la misma, el Himalaya seguiría siendo inalcanzable para la mayoría de los humanos y la sensación de velocidad no habría cambiado. Pero tendríamos que acostumbrarnos a un nuevo modo de medir las cosas: a un modelo distinto del mundo.

Eso es lo que ha pasado con el mundo de la cosmología. Porque un equipo internacional de científicos, liderado por expertos de la Escuela Politécnica de Lausana y el Instituto Max Plank, ha anunciado una nueva medición inesperada de una de las unidades básicas que usamos para conocer el espacio: la constante de Hubble, la velocidad a la que se expande el universo.

En 1929 Edwin Hubble propuso por primera vez que todos los objetos del cosmos se separan unos de otros, como si las estrellas y las galaxias fuesen hormigas que caminan por la superficie de un globo: a medida que se hincha, las hormigas se alejan entre sí. Hubble resolvía así parte de las cuestiones que había dejado abiertas previamente Georges Lamaître, el primer astrónomo que propuso que el universo nació tras una explosión inicial en un espacio minúsculo.

La velocidad a la que el cosmos se expande es constante e investigaciones posteriores la han logrado medir. El universo crece a 66,93 kilómetros por segundo y por megaparsec (un megaparsec equivale a unos 3,3 millones de años luz), según la medición más fiable hasta ahora realizada en 2015 por el satélite Plank de la ESA. Esa velocidad es conocida como constante de Hubble (H0). Desde sus primeras formulaciones, esta medida ha sido ajustada varias veces. Pero siempre se ha mantenido como una herramienta fundamental de la cosmología. Para medir la distancia entre dos objetos cósmicos, por ejemplo, se emplea esta constante. Es decir, que este valor es un instrumento básico con el que se ha dibujado el actual modelo de comprensión del universo. En palabras de Sherry Suyu, investigadora del Instituto Max Plank y una de las autoras de la nueva medición, «la constante de Hubble es crucial en la astronomía moderna porque puede ayudar a confirmar o refutar si nuestro modelo de cosmos es correcto o si estamos perdiéndonos algún ingrediente importante en la fórmula».

Pues bien, parece que vamos a tener que repensar algo el modelo. Los científicos implicados en este nuevo proyecto, llamado H0LiCOW, han usado imágenes del telescopio espacial Hubble y de otros instrumentos terrestres y en órbita, incluyendo el potente telescopio Keck en Hawai, para observar el comportamiento de tres galaxias lejanas. Estas galaxias funcionan como lentes gravitacionales (la luz procedente de objetos más alejados, se dobla al pasar a través de ellas antes de llegar a ser captada por nuestros telescopios, como hace la luz del Sol al atravesar la lente de una lupa). Estas lentes permiten acercar a nuestra vista objetos mucho más distantes, como quásares (objetos brillantísimos que fluctúan en el espacio profundo).

La luz de los quásares es desviada de maneras diferentes según el lugar por el que atraviesa a lente gravitacional. Como las galaxias tienen densidades distintas en diferentes regiones, la luz de un mismo objeto se doblará más o menos en función de la región que atraviese. De ese modo, un objeto puede dar una medición diferente al ser observado en diferentes momentos. Es como si tres conductores con el mismo coche a la misma velocidad eligieran diferentes caminos para llegar al mismo destino. Midiendo la diferencia de tiempo empleada por cada uno de ellos y conociendo la distancia con el punto de origen se podría saber los kilómetros que cada uno ha recorrido.

El «metro» cósmico

Esta técnica ha podido determinar con exactitud a qué velocidad se están separando los objetos lejanos como los quásares. Y se ha llegado a la conclusión de que la constante de Hubble es, realmente, 71,9 kilómetros por segundo y por megaparsec. Parece poca diferencia con la constante hasta ahora asumida. Pero hay que tener en cuenta que en este caso se ha rebajado el margen de error considerablemente hasta reducirlo a solo un 3.8 por 100. Es decir, nunca habíamos tenido una medición tan ajustada de esta constante y resulta que arroja un universo más veloz de lo que se pensaba. En otras palabras, han cambiado la unidad de medida de nuestro «metro» cósmico. ¿Habrá que volver a redibujar el mapa de las distancias entre los astros lejanos?