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Un sistema solar «hermano»
El telescopio Kepler de la NASA, a pesar de estar «jubilado», sigue aportando hallazgos. Un programa de Google ha analizado sus datos y ha descubierto un conjunto de ocho planetas como el nuestro
El telescopio Kepler de la NASA, a pesar de estar «jubilado», sigue aportando hallazgos. Un programa de Google ha analizado sus datos y ha descubierto un conjunto de ocho planetas como el nuestro.
uestro sistema solar es único en muchas cosas. De momento es el único que conocemos que albergue un planeta habitado. Es el único con una disposición de planetas rocosos y gaseosos tan peculiar, el único en el que hemos podido detectar la riqueza de cuerpos planetarios, satélites, asteroides... que tiene el Sol a su alrededor. Y hasta ahora, era el único que supiéramos que cuenta con ocho planetas circundando a su estrella de referencia. Decimos hasta ahora porque ayer la NASA anunció el descubrimiento de otro sistema solar muy lejano que también está formado por ocho planetas. Es la primera vez que se obtienen datos de un sistema tan parecido al nuestro.
El descubrimiento se ha producido en el sistema estelar Kepler-90 y ha sido posible gracias a la ayuda de una avanzada tecnología de inteligencia artificial desarrollada por Google.
De hecho, la noticia, que llegó precedida por la habitual expectativa mediática que levantan las ruedas de prensa de la NASA, no es tanto que se hayan descubierto otros planetas extrasolares (algo ya más que ordinario en el devenir de la ciencia de este siglo) como que se trate de un producto de la colaboración entre la agencia espacial y la famosa compañía informática.
Kepler 90 es una estrella similar al Sol que se encuentra a 2.545 años luz de distancia de la Tierra. El nuevo hallazgo a su alrededor ha consistido en el planeta Kepler-90i, un pequeño cuerpo rocoso y caliente que circula alrededor de Kepler 90 cada 14,4 días. Es el número ocho de los planetas descubiertos alrededor de ese astro lejano la clave del descubrimiento.
El hallazgo llegó después de que los investigadores Christopher Shallue y Andrew Vandeburg «educaran» a sus ordenadores para buscar planetas, como quien entrena a un perro para hallar presas escondidas.
Los científicos de la NASA utilizaron este método para enseñar a sus ordenadores a detectar las sutiles variaciones de datos que se producen cuando llega la imagen de un planeta pasando por delante de su Sol y arrojando una minúscula sombra. Los cambios del brillo procedente de una estrella pueden indicar que esa estrella está siendo transitada por un planeta (como si un mosquito que circula alrededor de una bombilla arrojara su sombra sobre la pared). El problema es que la cantidad de datos que llegan desde un sistema estelar lejanos es tan grande que resulta difícil procesarlos con certeza. En concreto, el telescopio Kepler, que es el encargado de rastrear esa región del cosmos donde reside el nuevo planeta, había servido una inmensa información de la que, sin embargo, faltaba una porción por comprender. La red neural de inteligencia artificial desarrollada por Google y que imita en cierto manera el modo en el que se conectan las neuronas humanas entre sí, ha sido capaz de percibir variaciones que antes se habían escapado a los ojos de los científicos: en concreto las provocadas por un octavo planeta en el sistema Kepler 90. El nuevo planeta, Kepler 90i, no es un planeta muy interesante, la verdad. Es un 30 por ciento más grande que la Tierra pero reside tan cerca de su estrella que parece absolutamente imposible que albergue vida. Su superficie puede arder a más de 400 grados de temperatura. Dentro de ese mismo sistema, otros planetas, como el Kepler 90h podrían ser mejores candidatos para la vida. De hecho orbita a una distancia de su estrella similar a la nuestra con el Sol.
Estamos ante uno de los millones de sistemas solares lejanos que pueden existir en nuestra galaxia. Probablemente no sea el más adecuado para buscar algún tipo de planeta remotamente habitable en él. Habrá muchos mejores candidatos en el cosmos. Pero está claro que, de momento, Kepler 90 es el sistema solar más parecido al nuestro que conocemos. Es una especie de modelo en miniatura de nuestro entorno: con planetas pequeños cercanos al sol y gigantes a mayor distancia. Eso le convierte en realmente noticiable.
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