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Luna vieja

Luna vieja
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Los científicos recalculan la edad de nuestro satélite y concluyen que nació hace más de 4.000 millones de años.

La Luna ha cumplido 4.470 millones de años. Ésa es la conclusión de un nuevo cálculo sobre el origen de nuestro preciado satélite publicado ayer por la revista «Science» y que puede ser el más preciso logrado hasta la fecha. La tarea de datación no ha sido sencilla. Desde hace mucho tiempo se sabe que el Sistema Solar interior (el que está compuesto por el Sol y los cuatro planetas interiores: Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) sufrió un terrible cataclismo en sus orígenes. Un gran protoplaneta impactó con la todavía incipiente Tierra y desgajó gran cantidad de material. Así nació un cuerpo rocoso adyacente que quedó atrapado en la órbita terrestre: la Luna.

Pero no estaba muy claro cuándo tuvo lugar exactamente ese episodio. De hecho, todavía no existe consenso científico sobre la edad que tienen las muestras de suelo lunar que pudieron traer las sucesivas misiones del Apollo.

Hay, sin embargo, una forma indirecta de desvelar el misterio. La misma colisión que provocó el nacimiento de la Luna generó gran cantidad de material rocoso sobrante que fue expulsado lejos del vecindario de la Tierra. A día de hoy no está claro adónde fue a parar ese material, pero es muy probable que llegase hasta el cinturón de asteroides y, allí, partes de roca procedentes de nuestro planeta colisionaran con otras formaciones dejando una huella perenne en ellas. El círculo podría cerrarse cuando algunos de esos asteroides, ya fragmentados, volvieran a caer en la Tierra en forma de meteoritos cargados de información sobre su azaroso pasado.

Los científicos creen que fragmentos de varios kilómetros de diámetro salieron despedidos de la Tierra en el impacto original y llegaron al cinturón de asteroides a una velocidad mayor de la adquirida por las rocas que allí orbitaban. Los choques de esos fragmentos provocaron una elevación espectacular de la temperatura de los asteroides y una huella ya imborrable en su superficie. Mediante el análisis de esas huellas, los expertos han podido determinar la edad en la que se produjeron y, por lo tanto, inferir el momento en el que los fragmentos culpables salieron de la Tierra, lo que es lo mismo que inducir el momento en el que nació la Luna.

Ahora, expertos de la NASA han recopilado muestras de meteoritos caídos en la Tierra y estudiado las huellas de impacto que presentan. Una vez asegurados de que se trata de materiales procedentes de la gran colisión que originó la Luna (según el material que en ellos se encuentra fundido), los expertos han procedido a datar su edad. El calor que producen estos choques genera marcas en la roca que se deterioran con el paso del tiempo. El análisis de esas huellas ha permitido confirmar que se produjeron aproximadamente hace 4.470 millones de años, de manera que parece consensuado que ésa debe de ser la edad de nuestro satélite.

Los meteoritos han arrojado, además, otro tipo de datos. Por ejemplo, por ellos se conocen pistas más certeras sobre la composición del embrión planetario de la Tierra. Es muy probable que grandes cantidades de material de la superficie de la Tierra, cuando aún era un proyecto infante de planeta, estén desperdigadas entre los asteroides que pululan por el Sistema Solar exterior. Recopilar ese material sería fundamental para conocer exactamente cómo era nuestro mundo en sus primeras fases de desarrollo y terminar de dibujar la serie de acontecimientos que desató el origen del sistema planetario en el que vivimos. En otras palabras, saber de una vez por todas qué pasó y cuándo para que nuestro entorno cósmico fuera como hoy es.