Francia

Miden por vez primera la temperatura del núcleo de las estrellas

Investigadores de la Université libre de Bruxelles y de la Universidad de Montpellier (Francia) consiguen además calcular su edad

Constelación Orión
Constelación Oriónlarazon

Investigadores de la Université libre de Bruxelles y de la Universidad de Montpellier (Francia) han logrado, por primera vez, medir la temperatura del centro de ciertas estrellas, así como calcular su edad. El estudio se ha publicado en la revista Nature.

En 1926, en su obra The internal constitution of the stars (La constitución interna de las estrellas), el astrofísico Sir Arthur Eddington afirmaba: «A primera vista, parece que el interior del sol y de las estrellas es menos accesible que el de cualquier otra region del Universo. ¿Qué instrumental podría atravesar las capas externas de las estrellas y analizar las condiciones de su interior?», informa Tendencias 21.

Casi 90 años después, esta pregunta ha obtenido un principio de respuesta gracias al trabajo de un equipo formado por seis astrofísicos del Instituto de Astronomía y Astrofísica, Facultad de Ciencias de la Université libre de Bruxelles y del Laboratorio Universo y Partículas de la Universidad de Montpellier, que han conseguido medir la temperatura del centro de ciertas estrellas, además de su edad, informa AlphaGalileo.

Mediciones realizadas con isótopos

Para estas mediciones se utilizan isótopos de elementos químicos específicos (como 99Tc -isótopo de tecnecio- y 93Nb -isótopo de niobio-), que actúan como termómetro y reloj.

Las temperaturas determinadas por este medio por los astrofísicos conciernen a las capas profundas de las estrellas, donde se sintetizan elementos más pesados que el hierro.

Estos elementos, una vez transportados hasta la superficie de la estrella mediante un proceso de mezcla, serán arrojados al medio interestelar cuando la vida de la estrella toque a su fin, reintegrándose en el medio interestelar y las grandes nubes que lo componen, de las cuales nacerán nuevas estrellas.

Nuestro Sol pasó por esta situación hace 4.500 millones de años. Los elementos más pesados que el hierro que actualmente utilizamos en la Tierra para numerosas aplicaciones tecnológicas (como el niobio de los imanes potentes o el cerio de los catalizadores) siguieron el mismo camino. Por tanto, el origen de todos estos elementos puede entenderse mejor gracias a este estudio.

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