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Paralizados mientras duermen
Una extraña enfermedad del sueño que provoca alucinaciones protagoniza el nuevo cine de terror
Una extraña enfermedad del sueño que provoca alucinaciones protagoniza el nuevo cine de terror
Puede ser terrorífico. Y todos nosotros estamos expuestos a que nos ocurra en cualquier momento de nuestras vidas. En medio de la noche, cuando creemos estar disfrutando de un sueño reparador, nos despertamos sobresaltados incapaces de mover un solo músculo de nuestro cuerpo. Somos conscientes de que respiramos, nuestra mente parece perfectamente despierta, pero el cuerpo no responde a nuestras órdenes. Sólo los ojos parecen tener vida. La suficiente como para observar que una figura extraña nos acompaña en la habitación; alguien que nos sujeta. Aunque queremos pensar que estamos viviendo una pesadilla tenemos la terrible sensación de que lo que nos ocurre es tan real como la vida misma.
Es cierto, la parálisis y la angustia son reales. La extraña figura que nos ataca es una alucinación. Todo es producto de un trastorno del sueño cada vez más estudiado y que ahora protagoniza el que puede ser el estreno más sonado del año en la categoría de cine de terror. El próximo 5 de junio los espectadores de EE UU verán por primera vez «The Nightmare» («La pesadilla») un documental de Rodney Ascher ya presentado en Sundance que explora las terribles consecuencias de la parálisis del sueño, un trastorno que provoca que los pacientes parezcan perfectamente conscientes y despiertos (pueden ver, oír, sentir), pero sean incapaces de moverse. Se cree que este episodio es muy común y le ocurre al menos una vez en la vida al 50% de la población. Estos serían los casos de parálisis no patológicos. Pero en un porcentaje pequeño de la población, (entre un 5 y un 6%) el fenómeno puede repetirse, hacerse crónico e, incluso, convertirse en familiar. Existen algunos casos descritos en la literatura de familias enteras que lo padecen.
Las sensaciones descritas por la literatura clínica son realmente agobiantes. Durante unos segundos, quizás minutos, el individuo siente que no se puede mover y percibe un alto estado de angustia y ansiedad. Puede que experimente la sensación de un gran peso en el pecho o un golpe, como si alguien o algo se hubiera sentado encima de su cuerpo. Según la Clasificación Internacional de Trastornos del Sueño, pueden darse dos tipos de parálisis. La hipnagógica ocurre justo antes de dormirse y la hipnopómpica justo después de despertar. En ambos casos, sucede en el indefinido terreno que media entre la vigilia y el sueño. En la mayoría de los casos, las parálisis van acompañadas de alucinaciones auditivas o visuales: fantasmas, aves, animales de aspecto monstruoso, demonios, pájaros. En ocasiones, estas alucinaciones tienen incluso un componente narrativo muy marcado. Además, se han descrito casos en los que las visiones van acompañadas de experiencias táctiles muy realistas (presencias cercanas, salidas del cuerpo, dificultad para respirar...).
Es muy probable que este tipo de síndromes esté en la base de algunos miedos descritos en el folclore de muchas culturas, todos ellos relacionados con raptos, violaciones o ataduras a manos de seres fantásticos. La creencia en íncubos y súcubos común a muchas culturas quizás proceda de este mal. Y no es descabellado pensar que la versión contemporánea de estos miedos sea la abducción extraterrestre.
Los neurólogos explican que estas parálisis suceden cuando el paciente despierta en medio de la fase REM del sueño. En ese momento de la noche, el cuerpo está prácticamente paralizado para evitar que nos dañemos con movimientos bruscos y ahorrar inútiles gastos de energía. Una vez superada esa fase, podemos tardar dos minutos en recuperar la movilidad. Si en medio de ese proceso despertamos, sufriremos una desagradable experiencia. De hecho algunos estudios polisomnográficos han demostrado que las personas que padecen este mal crónico presentan fases REM más cortas de lo normal.
También se sabe que estos pacientes presentan un umbral de estímulo mucho menor cuando duermen. La mayoría de nosotros regulamos una serie de hormonas y proteínas que desactivan la función de las neuronas sensoriales en el momento del sueño profundo. El umbral de dolor o de sensación auditiva se eleva mucho, de manera que si se nos punza con un alfiler o se habla a nuestro lado no solemos despertar. Es necesario generar un daño mayor o un ruido muy fuerte para sacarnos del letargo. Los que padecen estas parálisis, sin embargo, tienen un umbral de estímulo durante el sueño similar al de la vigilia.
No existe un tratamiento específico para esta enfermedad. Se puede prevenir mejorando los hábitos de sueño y evitando vivir situaciones de demasiada ansiedad o estrés durante el día. Para los casos más graves algunos neurólogos recetan antidepresivos por su capacidad inhibidora de la fase REM. Pero el mal no tiene cura. Por eso puede convertirse en una pesadilla crónica... como la de la película que pronto llegará a nuestras pantallas.
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