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Sangre delatora

Con sólo una gota se podrá conocer a cuántos virus se ha expuesto una persona a lo largo de toda su vida. Las pruebas del sistema VirScan revelan que, de media, cada individuo ha estado en contacto con 10 patógenos

Sangre delatora
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Con sólo una gota se podrá conocer a cuántos virus se ha expuesto una persona a lo largo de toda su vida. Las pruebas del sistema VirScan revelan que, de media, cada individuo ha estado en contacto con 10 patógenos

Una sola gota de sangre bastará para conocer el historial vírico de toda la vida de un individuo, es decir, a cuántos virus se ha visto expuesto a lo largo de su existencia. Así de fácil, así de espectacular. Es lo que anuncia la revista «Science» en su número de esta semana en un artículo en el que da cuenta del primer ensayo de cierto peso realizado con la tecnología VirScan, una prueba que se plantea como alternativa a los actuales métodos de diagnóstico viral basados en la búsqueda de restos de virus en sangre uno a uno. La nueva técnica se puede aplicar sobre cualquier persona, extrayendo una única gota de plasma por un coste de 25 dólares.

El fundamento del invento parece sencillo. Cuando un virus invade el cuerpo humano produce una respuesta inmunitaria inmediata que consiste en la producción de anticuerpos. La consecuencia, en muchas ocasiones, es el desarrollo de síntomas propios de la enfermedad infecciosa. Cuando se supera la enfermedad, sin embargo, nuestro cuerpo mantiene durante décadas el recuerdo de ese ataque. La respuesta inmunitaria no sólo genera anticuerpos, sino que provoca la creación de un reservorio bioquímico, una suerte de memoria del virus que permitirá reconocerlo si vuelve a atacarnos. Esa huella permanece imborrable y es la razón por la que las vacunas nos protegen. VirScan funciona rastreando la huella de los anticuerpos generados para las 206 especies de virus que se sabe pueden infectar a los seres humanos. Para identificar esa huella los científicos del Howard Hughes Medical Institute autores del trabajo sintetizaron más de 93.000 pequeños fragmentos del ADN viral responsables de codificar determinadas proteínas infecciosas. Luego introdujeron cada uno de esos fragmentos de ADN en un tipo de virus especializado en atacar bacterias, un bacteriófago. Así, cada bacteriófago fabricó una proteína infecciosa concreta y la depositó en su superficie celular. En conjunto, la tarea logró recrear proteínas específicas de los 206 virus y las más de 1.000 cepas víricas que hoy afectan a nuestra especie.

Este primer paso es vital para entender el proceso. Porque ¿cómo sabe el sistema inmunitario humano que está siendo atacado por un virus dañino y no por una bacteria inofensiva? Precisamente lo identifica fijándose en las proteínas que el virus fabrica en su superficie. En concreto, analiza un fragmento de esa proteína conocido como epítopo. El sistema VirScan se aprovecha de esa habilidad. Una gota de sangre puede contener toda la información inmunitaria del individuo. Si se pone en contacto con la biblioteca de todas las proteínas recogidas de todos los virus humanos, los anticuerpos empezarán a buscar epitópos «como locos». La tecnología permite ver qué anticuerpos han reaccionado para determinadas proteínas y qué proteínas han quedado sin respuesta. Es decir, permite saber a qué virus se ha expuesto en el pasado ese individuo. Es como si en una casa invitamos a cientos de personas y pudiéramos saber cuáles de esas personas han conocido al dueño de la casa simplemente viendo cómo se saludan al entrar.

El sistema ha sido probado en 569 personas de cuatro países diferentes. Como resultado, se ha detectado que cada persona ha estado en contacto con una media de 10 virus en su vida, con una fiabilidad superior al 95 por ciento.

Esta tecnología, en cuyo desarrollo han participado científicos del Departament de Salut de la Generalitat de Cataluña a través de una colaboración con la obra social La Caixa, permitirá en el futuro afinar los métodos de prevención de infecciones. Por ejemplo, se ha descubierto que las personas infectadas con VIH son más propensas a infectarse con otros virus. Conocer a qué virus hemos sido expuestos desde nuestro nacimiento ayudará a mejorar el tipo de vacunas que debemos ponernos en diferentes fases de nuestra vida.