Agencia Espacial Europea
Satélites para luchar contra la plaga de langostas
Un nuevo sistema permite predecir cuándo se formarán y actuar con antelación. Una nube de un kilómetro cuadrado de estos insectos contiene unos 40 millones de individuos, que en un día comen la misma cantidad de alimento que unas 53.000 personas
Las plagas de proporciones bíblicas pueden predecirse, a partir de ahora, desde el cielo. La información que procede de los satélites se está utilizando, por primera vez, para averiguar cuándo se dan las condiciones favorables para la formación de nubes de langostas, letales para la producción agrícola y para la propia subsistencia de algunas comunidades.
Esto es posible gracias a la red de satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA), que pueden monitorizar las condiciones que provocan la formación de nubes de langostas, como la humedad del suelo y la vegetación verde, y con ello predecir la inminente plaga de langostas y activar el dispositivo contra estos insectos antes de que sea demasiado tarde.
La agencia aeroespacial europea ya ha probado ante socios internacionales de Argelia, Francia, Mali, Mauritania, Marruecos, España y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la eficacia de estos datos satelitales en la misión de la ESA para el estudio de la Humedad del Suelo y de la Salinidad de los Océanos (SMOS), según explica la Agencia en un comunicado.
“Al combinar nuestra experiencia con las capacidades de los satélites de la ESA, podemos mejorar significativamente las previsiones para que resulten más precisas y oportunas. La alerta temprana permite a los países actuar con rapidez para controlar posibles invasiones e impedir enormes pérdidas de alimentos”, explica Keith Cressman, oficial superior de Previsión de Langostas de la FAO.
El satélite SMOS captura imágenes de ‘temperatura de brillo’, correspondientes a la radiación emitida por la superficie terrestre, que pueden utilizarse para obtener información sobre la humedad del suelo a una resolución de 50 km por píxel.
Tras combinar esta información con los datos de resolución media del instrumento MODIS, integrado en los satélites Aqua y Terra de la NASA, el equipo del proyecto pudo reducir las lecturas a una resolución de 1 km por píxel. A continuación se utilizaron las mediciones para crear mapas que mostrasen las áreas con condiciones favorables a la formación de nubes de langostas 70 días antes de la invasión que se produjo en noviembre de 2016 en Mauritania.
La langosta del desierto es un tipo de saltamontes que se encuentra principalmente en el Sáhara, la península arábiga y la India. En cantidades normales es inofensivo, pero puede llegar a formar nubes que recorren grandes distancias y que destrozan las cosechas, como ocurrió en África Occidental entre 2003 y 2005, cuando se registraron pérdidas de hasta el 100 % del cereal, el 90 % de las verduras y el 85 % de los pastos.
Para controlar la plaga hubo que invertir casi 600 millones de dólares y emplear 13 millones de litros de pesticida. Se vieron afectadas más de ocho millones de personas.
Los enjambres se forman cuando, tras un periodo de sequía, se producen lluvias intensas y un rápido crecimiento de la vegetación. Estas condiciones desencadenan un periodo de intensa reproducción y superpoblación, mientras que el creciente contacto con otras langostas lleva a que se generen grandes enjambres. Debido a este comportamiento, las langostas son más peligrosas que los saltamontes, según recuerda la ESA.
Una nube de langostas de un kilómetro cuadrado contiene unos 40 millones de individuos, que en un día comen la misma cantidad de alimento que unas 53.000 personas. Evitar que se formen es, por tanto, crucial.
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