Agricultura
Tomates de calidad sin pepitas
Investigadores españoles desarrollan un fruto sin semillas que cuenta con propiedades nutricionales mejoradas y con mayor cantidad de propiedades antioxidantes.
Investigadores españoles desarrollan un fruto sin semillas que cuenta con propiedades nutricionales mejoradas y con mayor cantidad de propiedades antioxidantes.
Si no hay semillas, no hay cultivo. De manera que cuando nos encontramos un montón de pepitas en el centro de nuestro tomate, o de granos negros repartidos por la pulpa de la sandía es un síntoma de fertilidad de la planta. Pero a los exigentes consumidores del siglo XXI las semillas nos parecen una lata. Preferimos tener limpia la carne del corazón del tomate, preferimos no andar retirando pepitas de la sandía que masticamos con ansia en las tardes de verano.
En ocasiones, los frutos nacen sin pepitas. Son los llamados frutos partenocárpicos, una suerte de aborto que permite que crezca el fruto sin fecundación. El ovario de la flor se transforma en fruto directamente, sin existencia del embrión de la semilla o con esa semilla abortada en su crecimiento o disminuida.
El proceso puede ser espontáneo. En el caso del tomate, por ejemplo el rango de temperaturas para la fecundación es muy estricto. A menos de 8 grados o a más de 30 es posible que dejen de crecer las semillas. El resultado es un tomate sin pepitas, pero a menudo más seco, más hueco por dentro y posiblemente con menos sabor.
A veces los agricultores utilizan sustancias químicas que potencian este efecto para lograr frutas y hortalizas partenocárpicas. Pero, una vez, la calidad del producto final puede resentirse. ¿Sería posible conseguir un tomate libre de pepitas y con todas las virtudes nutricionales de un tomate normal? ¿Podría utilizarse este tipo de tomate para cultivar en zonas del mundo donde las condiciones ambientales generalmente no permiten la fecundación del fruto?
Un estudio comunicado ayer por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado un avance que puede ayudar a entender el proceso. El trabajo ha servido para identificar un gen clave en la formación de los frutos de tomate sin semillas.
El equipo investigador ha logrado generar mediante ingeniería genética plantas de tomate con esterilidad masculina. Se ha bloqueado para ello el desarrollo de los estambres (el órgano sexual masculino). Gracias a esta técnica, según explica Concha Goméz-Mena, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, se logra que los ovarios se desarrollen sin ser fecundados y, por lo tanto, crezcan frutos sin semillas.
El origen de estas plantas es un tomate de la variedad Moneymaker (Solanum lycopersicum). A partir de él, y con las pertinentes selecciones de diversas mutaciones, se ha logrado un fruto partenocárpico que, según los investigadores no solo carece de semillas sino que tiene mejores propiedades nutricionales y un aumento en algunas sustancias antioxidantes como el licopeno. Los nuevos tomates son sin embargo un 40 por 100 más pequeños y pesan un 80 por 100 menos que la variedad original, probablemente porque las semillas son portadoras de señales que, en condiciones normales, promueven el crecimiento del ovario de la planta.
En estado silvestre, una planta como la del tomate se desarrolla mediante polinización. Tras ella, los óvulos de la planta son fertilizados para generar embriones. Estos embriones son protegidos por el crecimiento del ovario (el fruto). Cuando el fruto se produce sin polinización o con los embriones no desarrollados el resultado será una fruta y hortaliza que carece de pepitas.
El gen ahora encontrado, y llamado HYDRA, funciona para prevenir el crecimiento precoz de los ovarios. Es decir, regula el desarrollo del fruto. Cuando este gen no se activa , se produce un desarrollo precoz del fruto. El hallazgo no sólo tiene implicaciones en la industria del consumo y comercio (tomates sin pepitas para comer en casa o como materia prima más eficaz para fabricar salsas, jugos y zumos...) También puede ayudar y favorecer a que crezcan frutos en zonas del planeta con condiciones donde la polinización es complicada. Es decir, puede abrir el abanico de posibilidades para la producción de tomates.
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