Inmigración

Colapso por la masiva llegada de inmigrantes menores

Los centros de acogida andaluces soportan hasta cinco veces su capacidad para albergarlos, con camas en los pasillos y «peleas entre nacionalidades»

Salvamento Marítimo rescató ayer cuatro pateras que fueron localizadas en el Estrecho
Salvamento Marítimo rescató ayer cuatro pateras que fueron localizadas en el Estrecholarazon

Los centros de acogida andaluces soportan hasta cinco veces su capacidad para albergarlos, con camas en los pasillos y «peleas entre nacionalidades».

Hasta la llegada del verano, los centros de menores andaluces atendieron a 1.350 niños. En abril, la Junta de Andalucía aprobó la ampliación de 300 plazas. En muchos casos se trata de menores al borde de la mayoría de edad, lo que dificulta la tutela efectiva. La comunidad andaluza destina a los menores no acompañados un presupuesto de 61,4 millones para mantener los centros. Los Centros de Internamientos (CIE) son competencia del Estado. Los que están en Andalucía están colapsados, sobre todo en Algeciras y Tarifa. La saturación ha obligado a alojar a menores en cámpings como el de Tarifa. El pasado año llegaron 3.306 menores no acompañados frente a los 1.291 de 2016.

En total, Andalucía atendió a 4.179 menores llegados a sus costas. En los primeros ocho meses de este año, ya se ha igualado la cifra de menores inmigrantes llegados. La situación actual está al borde del colapso. Tanto es así que la consejera de Justicia de la Junta, Rosa Aguilar, tendrá que comparecer en el Parlamento. Para muchos menores, España es una etapa más hacia París, Marsella o Estocolmo, donde en muchas ocasiones acaban los adolescentes escapados de los centros de acogida. La situación en Andalucía es límite, principalmente en los puertos de Algeciras (Cádiz) y Motril (Granada). En Almería, la Policía ha recepcionado en 2018 a 5.086 inmigrantes, 183 menores no acompañados.

El principal problema humanitario son los niños que llegan solos a las costas andaluzas. La Junta quiere que se obligue a otras regiones a acoger. Los menores de origen extranjero suponen más de la mitad de los que están bajo la tutela andaluza. En La Línea, en un centro para 24 personas hay más de 200 acogidos. Chipiona, Jerez, Arcos... La situación se repite en uno de los veranos más difíciles que se recuerdan. Los penúltimos menores llegados –88– fueron enviados a Sevilla para ser reubicados por la comunidad, donde tampoco caben. En la madrugada de ayer, entraron en el centro Santa Teresa de Jesús de Marchena (Sevilla), 55 menas –menores no acompañados–, «llegando a haber 109 menores» en un centro con una ocupación máxima de 24, según informó a LA RAZÓN el responsable del Sector Administración General de la Junta de Andalucía de CSIF Sevilla, Rafael Martínez Blanco. En el centro San Juan de Ávila de Carmona ingresaron 31 menas, llegando a haber 91 menores en un centro con una capacidad máxima de 20. «La situación que se está viviendo en los centros es ya insostenible, tanto para los menores que viven en una situación de hacinamiento, por no haber suficiente espacio físico para poder atenderlos, como para los trabajadores», señala, apuntando a una «avalancha de menores que están ingresando en centros» y a «una situación insostenible».

El sindicato solicita un «plan de choque», contratando a más personal, que se distribuyan los menores en los centros que sean oportunos, para poder darles un servicio adecuado; y que se prevean los medios necesarios, para que esta situación no se vuelva a dar. Por su parte, CC OO-A denunció la «situación límite» que están viviendo los trabajadores de los Centros de Protección de la Junta como «consecuencia de la falta de infraestructuras para hacer frente a la llegada de menores extranjeros no acompañados» y habló de «una situación caótica», teniendo que ubicar camas en los pasillos y en el salón de usos múltiples. Asimismo, alertó de los enfrentamientos entre menores de distintas nacionalidades, problemas en comedores con una capacidad de 25 a 30 personas, insuficientes duchas –«cuatro para 78 jóvenes»–, así como que «la cocina no da abasto, las limpiadoras tampoco y el equipo educativo está desbordado».