Crítica de libros
El icono de aquella España
Manuel Benítez «El Cordobés» es uno de los personajes más importantes de la Historia de España, y, sin duda, de la del siglo XX. Representa este genial analfabeto cordobés toda una época. La España del desarrollismo, la que empieza a sonreír después de los largos años de posguerra, la del seiscientos, la nevera y las televisiones. Talento natural con una determinación que sólo da el hambre, Benítez se puso el mundo y la sociedad por montera. Fue torero, pero podía haber sido lo que hubiera querido, y en todo hubiera triunfado. Como un Beatle populachero pero magnético, el atractivo de El Cordobés fue tan radical que los pueblos y ciudades se paraban cuando toreaba. Llegó a codearse con Franco, Kennedy y todo personaje que pasaba por la España de la época. Torero cada vez más valorado, hasta el punto de que ya no hay casi duda en reconocer su extraordinaria mano izquierda con la muleta, es básicamente el símbolo de una España feliz y del deshielo. Tal vez a la manera de Vázquez Montalbán, según el cual contra Franco vivíamos mejor, la saga cordobesista representa una sociedad que despega, que busca un ídolo desenfadado y una alegría de vivir que representa su eterna sonrisa. Personaje ingenioso, a pesar de su caricatura que él mismo no ha dudado en fomentar, posee el imán que seduce a públicos, intelectuales y a toda una sociedad. Su estética feista, su salto de la rana, su poderoso toreo ligado, nos hacen añorar la sociedad donde los toros eran fenómeno de masas y donde aspirábamos a vivir mejor.
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