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Helena Resano: «Cambié de imagen para evitar las comparaciones con doña Letizia»

En su primer libro, «La trastienda de un informativo», la presentadora de la Sexta cuenta los secretos del plató en que trabaja.

Helena Resano: «Cambié de imagen para evitar las comparaciones con doña Letizia»
Helena Resano: «Cambié de imagen para evitar las comparaciones con doña Letizia»larazon

En su primer libro, «La trastienda de un informativo», la presentadora de la Sexta cuenta los secretos del plató en que trabaja.

Helena Resano es una de esas mujeres de película a las que el cine habría acogido en un pestañeo. Mirada verde líquida, rasgos marcados, lunar estratégico y una voz contundente y con intención. Casi nada. Pero ella, recogida y pequeñita (como casi todas las actrices de Hollywood), tenía la vocación secuestrada desde siempre por el periodismo, aunque también le gustase el piano. Y ahí está, en la Sexta, dando las noticias a solas y disfrutando de estar delante de las cámaras y de «la trastienda de un informativo». Precisamente, ése es el título de su primer libro, publicado por Planeta. Y el lugar donde pasan todas las cosas que luego se desmenuzan en pantalla. Helena se lo ha querido mostrar a los espectadores, invitarlos a que conozcan su mundo real en el libro, donde se cuentan aspectos fundamentales del trabajo de los noticieros diarios: la valoración de la noticia, el tiempo que darle dependiendo de su importancia, cómo contarla... «La manera de narrarla es tu mirada. Porque una investidura es una investidura, o un discurso o un candidato... pero tú tienes tu mirada de cómo ha sido eso y lo cuentas de una forma determinada. Es un valor para el espectador que una misma realidad sea contada por diferentes voces y miradas».

Minutos de adrenalina

Miradas que nunca están exentas de adrenalina. Habrá otros trabajos que también tengan su dosis correspondiente, pero en los informativos nunca falta. «Esos 30, 35, 40 minutos que dura no sé si son comparables a otros. Además, son reparadores: ya puedes estar muerto de sueño, con dolor de cabeza, toser o estornudar, pero empieza la cabecera del informativo y todo eso desaparece y no vuelve hasta que terminas. La adrenalina te empuja. Más aún cuando lo haces fuera del confort del plató. Y tal vez por eso, o porque soy un poco masoca, hacerlo fuera es lo que más disfruto».

En los informativos, como en la vida, hay noticias y noticias. Según se coloquen en un sitio o en otro, atraen más o menos al espectador. Incluso puede haberlas que uno pensaría que qué hacen allí. «No hay noticias de relleno. Eso no existe. Las escaletas cada vez son más cortas, así que se quedan muchos temas fuera. Lo que sí es verdad es que muchas veces hay que buscar la percha, la excusa periodística, y el minuto en el que la noticia es más atractiva», explia Resano. Elegir bien el contenido no es tarea sencilla. Si se incluye un tema que no corresponde o se deja fuera algo imprescindible, los informativos se van a pique: «Es una cuestión de calidad. Tienes que conseguir que el espectador te busque a ti para informarse. Es la esencia de este trabajo y de lo que cuento en este libro. Eso se gana día a día y minuto a minuto con credibilidad».

Tierra, trágame

¿Y qué pasa con las noticias de última hora? Helena ha dado muchas, la dimisión de Esperanza Aguirre, el compromiso de Letizia Ortiz con el Príncipe de Asturias... «Hay un momento de decir: “Tierra, trágame, a ver cómo salgo de esto”, porque tienes que contar la noticia cuando tú te estás enterando del asunto en el mismo momento. Lo de Doña Letizia lo supe media hora antes. No teníamos ni idea de nada hasta ese momento. Andábamos descubriendo un poco quién era ella, así que yo no daba crédito. De hecho, antes de bajar a plató, pensé: “Pobre mujer, esta historia la va a perseguir toda la vida”. Pero media hora después me dijeron que no, que la cosa iba en serio, que esperase que saliera el comunicado y lo contase... Y yo, que soy de beber mucha agua, me bajé una botella al plató, me la bebí, pedí otra, me la terminé también y cuando salió el comunicado de Zarzuela seguía teniendo la boca seca».

El caso es que se quedó de sustituta de la entonces novia del Príncipe y algún contacto ha seguido teniendo con ella. «Cuando me corté el pelo me llamó para decirme que le encantaba». Me río. Más que un comentario de colega o de Reina, es un comentario de madre. (Se ríe también Helena). «En un informativo la gente se queda mucho con la imagen. Eso no pasa en un periódico o en la radio, claro, pero en la tele... Es verdad que a veces tu madre solo se ha fijado en que la chaqueta no te quedaba bien». Ya que sale la ropa, le pregunto que por qué son tan guapas las chicas de la Sexta y por qué su vestuario es tan sexy. Vamos, que las chaquetas de antes quedan descartadas... «Se ha quedado antiguo, Marta. Ahora me pongo una cada dos meses. Recuerdo que en aquel informativo donde sustituí a Letizia en TVE era muy común que llamasen espectadores, y cuando me puse una chaqueta color crudo que le había cogido a ella –la misma con la que salió a los jardines con el Príncipe para confirmar su compromiso–, llamó una señora súper airada diciéndome que si quería copiar a la futura Reina. Así que, para evitar comparaciones y que la gente estuviera pendiente de si me movía, hablaba o me vestía igual que ella, me corté el pelo y cambié de imagen. Respecto a lo de ser mona o no, es secundario y espero que el espectador lo que vea es que tiene delante a una profesional». Que así sea.

Aunque todas las de la Sexta son periodistas cañón, por mucho que ninguna sea un busto parlante. «Eso creo que ya no lo piensa nadie. Y menos cuando nos ven en situaciones diferentes, en el Congreso o al lado del Támesis, por el Brexit, sin autocue y manchándonos las botas...». Hablando de manchas, supongo que algún momento difícil habrá tenido Helena Resano. Es imposible no tenerlo cuando se vive a diario en un plató. «Muchas veces me ha entrado la risa, sobre todo cuando estaba en horario de noche. El sueño es muy traicionero. Pero mi peor momento fue un 1 de enero. Empezaba en el 24h a presentar a las 7 de la mañana. Cenamos las últimas almejas que quedaban en la pescadería y nos tomamos las uvas en la cama. Pero las almejas me sentaron como un tiro. Así que, cuando me puse a presentar el 24h, empecé a vomitar después de la primera entradilla y luego después de cada una de las siguientes. Presentaba y vomitiva. Y desde el control me decían: “¡Menuda juerga has tenido!”».