Estados Unidos
«Newsweek» volverá a salir en papel
El olor a tinta y esas portadas que arrebatan la mirada de cualquier lector mínimamente curioso volverán a ser las señas de identidad de «Newsweek» a partir de enero o febrero de 2014. Con esta decisión de sus propietarios se convierte en una de las pocas publicaciones que rompe la tendencia actual e inicia el camino de regreso: volver a tener una edición impresa justo un año después de que se anunciase que sólo se mantendría en formato digital. Haciendo honor a su cabecera, tendrá una edición semanal con una media de 64 páginas y cuya tirada inicial será de 100.000 ejemplares, una cantidad modesta para una publicación de sus características y con unos lectores potenciales que superan con holgura la decena de millones. Según ha afirmado el editor jefe de la revista, Jim Impoco –que se convirtió en su máximo responsable después de que IBT Media se hiciese con «Newsweek» el pasado agosto–, el nuevo modelo de negocio «estará enfocado a las suscripciones» en la confianza de que cubrirán los gastos y de que la supervivencia dependa de los lectores y no de la publicidad. «No vamos a cobrar menos de lo que cuesta producirla», ha declarado Impoco a CNN en Español. Como ejemplo ha puesto «The Economist», la publicación británica. «Consideramos ''Newsweek''» como un producto de ''boutique''». En los últimos meses, con la vista puesta en su relanzamiento impreso, Impoco ha contratado a más de dos docenas de profesionales y está ampliando su cobertura internacional. Impoco afirmó que en esta nueva etapa «Newsweek» será: «Informativa, rigurosa y global, como lo era cuando salió por primera vez hace 80 años y pico y como debe ser ahora».
La publicación también será visible en los quioscos de las principales ciudades de Estados Unidos y del mundo. No en vano era una de las publicaciones de referencia. Cuando, coincidiendo con su 80º aniversario, se anunció que sólo saldría su edición digital, para muchos fue el epitafio –según los más pesimistas– de la prensa escrita.
La trayectoria empresarial de «Newsweek» en los últimos tiempos ha sido azarosa. Sus mejores años se vivieron a principios de la década de los 90, cuando la revista llegó a vender 3,3 millones de ejemplares a la semana. Sin embargo, la difusión no tardó en caer lentamente sin que mermase su prestigio hasta llegar al millón y medio de ejemplares. Simplemente había dejado de ser un negocio. En 2010, The Washington Post Company se la vendió al multimillonario Sidney Herman por un millón de dólares y asumió sus deudas, que superaban los 40 millones. En ese mismo año, se fusionó con la página web de opinión «The Daily Beast». En 2012, se anunció la supresión de su edición impresa con el objetivo de ahorrarse 40 millones de dólares al año. Su cambio de formato se notó en los contenidos, que fueron elaborados por una plantilla más reducida, al tiempo que también mermó el número de sus colaboradores. La mutación digital tampoco contó con la complicidad de sus seguidores. Bajo el nombre de «Newsweek Global», había que pagar 4,99 dólares para acceder a sus contenidos. En enero, arrancó con 27.000 suscriptores.
Un resurgir meditado
Aunque todavía no se sabía, cuando el pasado mes de agosto IBT Media compró «Newsweek», ya estaba en mente de sus nuevos propietarios resucitar la edición impresa. «Sus dueños, Jonathan Davis y Etienne Uzac, son nativos digitales. Sin embargo, vieron una gran oportunidad periodística y comercial en la versión impresa», ha dicho Impoco, «y yo estoy muy contento de que lo propusieran».
Con esta regreso al papel «Newsweek» vuelve a hacer historia. Cuando se despidió de sus lectores el mes de diciembre de 2012 con una portada de la sede de su revista con el titular «El último tema impreso», nadie podía predecir este retorno.
Ahora se espera con expectación cuál será el tema, o el personaje, que elegirá para ilustrar su regreso. Desde 1933 se ha distinguido por entrar al lector por los ojos o, lo que es lo mismo, por sus portadas. Tampoco ha sido ajena a la polémica, como, por ejemplo, cuando en mayo de 2012 calificó a Obama como «el primer presidente gay de la historia». A pesar de las críticas, nunca se disculpó ante la Casa Blanca. Obama tampoco se lo pidió. Mucho más tibia fue, años atrás, cuando, a pesar de tener la exclusiva, evitó publicar el «affaire» entre Bill Clinton y Monica Lewinski.
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