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«Creíamos que podía morir de inmediato»
La tutora de Nadia asegura que cuando se fue de viaje a Disneyland París le hablaba de las princesas, pero nunca se acordaba de los viajes médicos
La tutora de Nadia asegura que cuando se fue de viaje a Disneyland París le hablaba de las princesas, pero nunca se acordaba de los viajes médicos
La gran mentira de Fernando y Marga abarcaba todos los aspectos de su vida y de la de su hija Nadia. Según los investigadores, el engaño estaba tan generalizado que abarcaba desde la difusión pública como método de generar pena y recaudar miles de euros hasta los aspectos más domésticos. En ese territorio del día a día, las principales víctimas de la estafa eran los profesores del colegio Miret i Sants de la localidad de Orgaña (Lérida), los padres de otros alumnos y los vecinos del pueblo. Todos compartían la preocupación de que Nadia pudiera morir de forma inminente, según les advirtió el padre. «El año pasado, todos los profesores vivimos en un permanente estado de alerta porque el fallecimiento de la niña podía ser inmediato», aseguró una de sus maestras ante el juez.
LA RAZÓN ha tenido acceso a las declaraciones del director del centro educativo, José María Vigo, y de su tutora; María del Carmen Pena. El máximo responsable de la escuela comenzó explicando que Nadia se incorporó a la disciplina de colegio en el curso 2012 -2013. Lo que más le preocupaba a su señoría era determinar si la menor iba a clase o no: «Es una norma llevar un control de las faltas de asistencia de los alumnos», explicó José María Vigo, «pero una vez que acaba el curso, si son justificadas, nosotros destruimos los certificados. Por eso no podemos aportar la documentación de las ausencias de Nadia, pero por lo que recuerdo el curso 2013 -2014 faltó poco; en el 2014-2015 las ausencias se concentraron en los dos primeros trimestres; en el 2015-2016 faltó más en el final del curso; y el actual no ha acudido durante los meses de septiembre y octubre y tiene ausencias cuatro días en noviembre y otros cuatro en diciembre».
El juez también le preguntó por la documentación médica de Nadia que manejaban. «Durante el tiempo que ha estado escolarizada con nosotros sólo recibimos justificantes firmados por médicos al principio. Después, si la pequeña tenía que dejar de asistir algún día, nos valía con la palabra de sus padres. Lo normal es que fuese Fernando el que verbalmente me avisara de que Nadia no iba a acudir a clase, Marga lo hacía en menos ocasiones. A comienzos de este curso el matrimonio me explicó que tenían que desplazarse a Mallorca y después a Houston para una operación, pero jamás he hablado con la niña sobre sus tratamientos ni sobre los viajes que se veía obligada a hacer».
Ésta sí fue una información que pudo aportar la tutora, María del Carmen: «Cuando se fue de viaje a Disneyland París, la niña me hablaba de las princesas que había visto, pero cuando le preguntaba de forma directa por sus viajes por cuestiones médicas respondía con mucha imprecisión o simplemente decía: “No me acuerdo”. Me fijaba en ella a cada regreso de sus tratamientos y prometo que a simple vista nunca pude apreciar mejoras físicas o psíquicas. Estaba como el primer día».
Durante su declaración ante el juez la profesora recordó con indignación el embuste de Fernando respecto a la esperanza de vida de su alumna: «Desde que la pequeña entró en el colegio, Fernando nos informó al profesorado, e incluso a los demás padres, de la situación médica en que estaba su hija. Nos comunicó que la esperanza de vida de la menor era corta. El año pasado llegamos a alarmarnos y los profesores estábamos en alerta, ya que el fallecimiento podía ser inmediato», comentó muy seria.
Durante su testimonio, la tutora deslizó un comentario de algo que le sorprendió desde que la menor se incorporó a sus clases: «Siempre me llamó mucho la atención que Nadia cambiase constantemente de zapatos y que de forma habitual fuera muy bien vestida».
También los padres y las madres de los compañeros de colegio de Nadia cayeron en la red de mentiras tejida por Fernando y Marga. Así queda constatado en las diligencias policiales a las que este periódico ha tenido acceso: «A principios de noviembre de 2015, los progenitores de los alumnos de la escuela Miret i Sans fueron convocados a participar en una reunión en la que se informaba de la enfermedad de la menor y se les pedía ayuda para recaudar fondos para la causa. Se abrieron varias vías para recolectar donativos: la venta de dulces, venta de Lotería del Niño solidaria, una tómbola, y la subasta de artículos en Facebook. Para este último proyecto se contactó con varios personajes famosos y también con deportistas de élite». Ha trascendido que la modelo Judith Mascó y los hermanos Márquez fueron algunos de los que, ante el drama que suponía la enfermedad de Nadia, quisieron solidarizarse con su causa. «La idea», continúan relatando los agentes de los Mossos encargados del caso, «era pedirles objetos personales con fines benéficos para venderlos al mejor postor a través de las redes sociales. Así consiguieron ingresar 2.749 euros. En general, las propuestas de la reunión calaron tan bien y hubo tanta gente deseando participar que se creó un grupo de Whatsapp para organizarse entre ellos. El objetivo de todas estas iniciativas era recaudar los 140.000 euros que costaba una nueva operación en Houston. Un tratamiento imprescindible y un dinero que necesitaban de forma imperiosa, según informaron los padres de Nadia, para alargar la vida de su hija que estaba apunto de extinguirse».
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