Valencia

De los tres Reyes de Oriente... a las «magas de enero»

Los expertos dicen que cambiar el género de estas figuras es como «evocar a Colón como una mujer». La «descristianización» por parte de algunos consistorios es un «signo de intolerancia»

Cartas cargadas de ilusión
Cartas cargadas de ilusiónlarazon

Los expertos dicen que cambiar el género de estas figuras es como «evocar a Colón como una mujer». La «descristianización» por parte de algunos consistorios es un «signo de intolerancia»

El pasado domingo al balcón del ayuntamiento de Valencia salieron a saludar las «magas de enero». No, no eran las conocidas Melchora, Gaspara y Baltasara que la escritora de literatura infantil Gloria Fuertes recreó en su cuento «Las tres Reinas Magas», sino una forma más de desvincular la Navidad de cualquier creencia por parte de Joan Ribó, alcalde de la localidad. Para Ribó no se celebran las fiestas navideñas, sino «el solsticio de invierno» porque «la multiculturalidad, la diversiadad de religiones y la existencia de multitud de familias sin ninguna creencia dan un significado propio a la cabalgata de Valencia. Esperamos que sea el inicio de una nueva forma de celebrar los comienzos de año», añadió. Y es que para el filósofo Ángel Barahona esta iniciativa «no es más que una operación bien orquestada de descristianización». A ésto, el profesor de la Universidad Francisco de Vitoria añade que «estas acciones no traerán lo que pretenden, más racionalidad o más paz, sino más violencia, desasosiego y desesperanza».

Las «magas de enero» se representaban durante la Segunda República. Son la versión feminista de los Reyes Magos, pero también les cambian los nombres. Las tres figuras se llaman Libertad, Igualdad y Fraternidad –lema oficial de la República francesa–, pero su presencia no deja de acercarnos a los personajes de Disney Flora, Fauna y Primavera, las tras hadas de «La bella durmiente». «Con estos cambios se busca eliminar cualquier origen cristiano de estas fiestas. Se quiere volver a la naturaleza, a una especie de nostalgia bucólica», apunta Barahona. En lo que respecta a la polémica que se inició en el Ayuntamiento de Madrid con la posibilidad de cambiar a los Reyes Magos por Reinas Magas, Barahona lo tiene claro: «La política de la igualdad saca de madre sucesos de la Historia que sólo son inteligibles respetando su contexto. Es ridículo e incomprensible pretender que Julio César fuera representado como una mujer». El profesor de Teología de la Universidad de Navarra, José Ramón Villar, aporta más ejemplos: «Son figuras que evocan a aquellos sabios que adoraron a Jesús llevándole dones. Por ello, se debe ser fiel. Tiene la misma relevancia que representar a Agustina de Aragón de hombre o a Cristobal Colón como una mujer».

Este experto insiste en que «estas tradiciones son expresiones de fe y son importantes como memoria viva de la identidad cristiana. Si algunos desean transformarlos en otra cosa es porque reconocen su fuerza religiosa, que desean vaciar. Como ocurre con los bautismos o las comuniones laicas. No acaban de vivir pacíficamente su increencia, sino que no toleran que otros crean».

Existen varias asociaciones ciudadanas, de carácter laico, que promueven la sustitución de las fiestas navideñas por las llamadas «fiestas del solsticio de invierno». Pero no sólo éstas, desde varios de los ayuntamientos llamados «del cambio» también se promueve esta modificación. Además del consistorio de Valencia, el que rige Ada Colau ya anunció a finales de noviembre, a través de su web, que comenzaban las celebraciones del solsticio de invierno: «¡Ven a celebrarlo!», enunciaba en la página del Ayuntamiento de Barcelona. «Hay que mostrar a los barceloneses y barcelonesas que hay maneras alternativas de vivir la Navidad de una manera diferente», subrayó la alcaldesa con el anunció de las diferentes actividades que se han ido realizando.

«Algunas iniciativas laicistas recientes han llamado la atención precisamente por su excepcionalidad, lo que prueba que la sociedad española conserva una identidad cristiana, aunque a veces sólo sea cultural», afirma el profesor de Teología. Y añade que, «por ello, ciertos grupos deciden hacer estos cambios porque, impotentes por cambiar un hecho religioso arraigado, se sirven del poder público para ‘‘desde arriba’’ decidir qué deben creer o no los ciudadanos, en lugar de respetar las opciones religiosas (o no) de los ciudadanos».

La mayoría de las modificaciones que se han implantado en los diferentes consistorios «del cambio» no han buscado eliminar los símbolos ya conocidos por todos, sino «democratizar» las actividades. Así, por ejemplo, en Zaragoza, los 21 niños que acompañarán como pajes a los Reyes Magos han sido seleccionados entre más de 700 que se han presentado. Tampoco aparecerán animales, ni las ocas de «Miguelín» ni los camellos desfilarán en Madrid, como tampoco lo harán los pavos, burros o caballos, que tampoco lo harán en la ciudad aragonesa o en la capital del Turia donde, al margen de las «magas de enero», sí repartirán caramelos los Reyes de Oriente mañana en su cabalgata.

Cartas cargadas de ilusión

Éstas son algunas de las cartas que han recibido este año los organizadores de «Reyes Magos de verdad». En ellas los pequeños se dirigen a sus majestades para pedir sus deseos. Gracias a la ayuda de los «pajes» que colaboran con el proyecto podrán cumplirse los sueños de los más necesitados. Las cartas fueron distribuidas entre quienes se inscribieron en la web de la organización para facilitar el trabajo a sus majestades de Oriente.