Las menores beben y fuman más

La nueva encuesta sobre drogas entre adolescentes muestra un aumento del consumo de cocaína en las mujeres, aunque los hombres siguen tomando más sustancias ilegales.

Los datos son positivos: ha disminuido el consumo de todas las drogas entre los adolescentes, pero los datos hay que tomarlos con precaución. «Las cifras marcan una clara evolución favorable y anima a seguir insistiendo en las políticas públicas», aseguró ayer Alfonso Alonso, ministro en funciones de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, durante la presentación de la Encuesta sobre Uso de Drogas en Estudiantes de Enseñanzas Secundarias (Estudes) 2014-2015. Y es que, sin duda, como apunta Francisco Babín, delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas en muchas de las sustancias analizadas la prevalencia se sitúa en mínimos históricos, desde que empezaran a realizarse estas encuentas en 1994: «La disminución del consumo es notable entre los adolescentes para la mayor parte de las sustancias y las mejoras son considerables».

No obstante, aunque los datos son positivos, no se puede cantar victoria, ya que uno de cada tres escolares, de acuerdo con la encuesta, ha consumido alcohol en forma de atracón en los últimos 30 días. Este patrón de consumo aumenta con la edad y a los 18 años el porcentaje se eleva hasta alcanzar el 50 por ciento. Es decir, la mitad de los estudiantes que acaban de alcanzar la mayoría de edad ingiere alcohol como «binge drinking» (más de cuatro copas seguidas). Así, el alcohol es lo que sigue preocupando a los expertos. Es más, el ministro en funciones aseguró que durante esta legislatura «se ha trabajado para elaborar una ley que controle el consumo en menores y se ha hecho un gran esfuerzo de consenso. En la próxima legislatura tiene que aprobarse una ley del alcohol porque ocho de cada diez jóvenes lo consumen».

Entre sexos siempre ha existido una gran diferencia en el consumo de sustancias, pero esa distancia se está acortando. Sorprende que una droga como la cocaína, cuyo consumo se ha reducido en los últimos diez años un 60 por ciento, haya repuntado en el último Estudes y, sobre todo, Babín destacó «que el consumo entre mujeres aumenta en seis décimas», mientras que entre los varones se mantiene estable. Es por ello que el delegado del Gobierno cree que «esta tendencia podría apuntar a lo que ya ha ocurrido con el tabaco y el alcohol». Y es que la diferencia por sexos en estas dos sustancias, que antes estaba más marcada, cada vez se reduce más. En los datos que se presentaron ayer, los porcentajes evidencian el aumento entre mujeres. En lo que se refiere a consumo de alcohol en los últimos 12 meses, el porcentaje de mujeres que tomaron bebidas alcohólicas supera en tres puntos al de chicos. «El consumo de riesgo de alcohol es más frecuente en chicas porque su metabolismo las hace más susceptibles», añadió Babín.

Respecto al consumo de cigarrillos, el número de mujeres que fumaron en el último año supera en casi cuatro puntos a los varones. Sin embargo, en todas las drogas ilegales, el consumo entre adolescentes varones supera al de las jóvenes. Lo que no cambia son los datos de consumo de hipnosedantes en lo que a diferencia de sexos se refiere. «El porcentaje de chicas que los toma duplica el de los hombres», apuntó Babín. No obstante, «por primera vez hay un descenso en conjunto», pero a los expertos les sigue procupando la ingesta de este tipo de sustancias porque muchas de ellas se obtienen sin receta. «Se las cogen al padre o a la madre», añade el experto.

La tendencia en cuanto al consumo de otras drogas como alucinógenos o éxtasis «continúa la tendencia descendente en todas las drogas analizadas» y en cuanto a las nuevas sustancias psicoactivas, su consumo sigue siendo bajo y hay un dato clave para entender su baja prevalencia: más del 50 por ciento de los adolescentes encuestados no ha oído hablar de estas sustancias. «Los que toman este tipo de drogas son los grupos que llamamos ‘‘superexperimentadores’’ que consumen todo lo que les cae en sus manos», sostiene el responsable del Plan Nacional sobre Drogas.

A pesar de los buenos datos, Babín insiste en que «la sociedad no puede pensar que ésto se ha acabado. Debemos seguir vigilando la disponibilidad».