Violencia de género
Dos víctimas más que en 2016
Maricica es la última mujer asesinada por su pareja. 23 menores han perdido a sus madres en lo que va de año
Ya son 46 las mujeres que han fallecido este año a manos de sus parejas o ex parejas. Maricica G. tenía 53 años cuando Iosif, su pareja de 40 años, la dio una brutal paliza en Guadassaur (Valencia). Murió del infarto que le produjo esa situación. Ella pidió ayuda, gritó «¡socorro!» y sus vecinos llamaron rápidamente a la Policía. Sin embargo, cuando llegaron los agentes ya era demasiado tarde. Ella sufría una situación de ansiedad que le llevó a la muerte, mientras su agresor, a su lado, la pedía perdón.
Ellas no son las únicas víctimas. A 4 de diciembre de este año ya se han contabilizado 23 menores huérfanos que se han quedado sin sus madres. Estos datos no dejan de demostrar que aún queda mucho trabajo por hacer en la sociedad actual y, aunque en el caso de Valencia fue un vecino el que alertó a los agentes, las denuncias por parte de familiares y amigos siguen siendo muy bajas. No alcanzan ni el dos por ciento.
A la hora de hacer una valoración global de los datos, la presidenta del Observatorio, Ángeles Carmona, destacó el incremento de las órdenes de protección concedidas por los jueces y también el descenso de las renuncias a declarar. Un dato, este último, muy significativo: en el tercer trimestre, 4.145 víctimas se acogieron a la dispensa de la obligación legal de declarar, lo que constituye un 10,1% en relación al total de víctimas. Esta cifra ha descendido casi dos puntos respecto al mismo periodo de 2016. Por el lado contrario, Carmona no ocultó su «preocupación» por la elevada cifra de víctimas. «Asumir como algo normal esas más de 40.000 mujeres que han sufrido en un trimestre la crueldad de la violencia sexista es imposible», afirmó.
Y es que los expertos no son muy optimistas con respecto al futuro. El ex delegado del Gobierno de Violencia de Género asegura que en unos años la cifra de «mujeres víctimas de malos trataos alcanzaran las 600.000», lo que indica que «hoy hay muchísimos casos que permanecen ocultos. Sólo tenemos la punta del iceberg», asevera Miguel Lorente. «Es importante que, poco a poco, vayamos robándole espacio a la invisibilidad del maltrato. Nos queda mucho por hacer en educación. Es ahí donde empieza y termina el problema. Debemos cambiar todo un modelo cultural», concluye el experto.
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