España
La educación de los jóvenes de hoy y los adultos de mañana
Es cuanto menos sorprendente, que uno de los pilares de cualquier sociedad moderna, como es la educación, sea objeto de una politización miope, incapaz de consensuar lo que realmente van a necesitar nuestras próximas generaciones. Han sido 7 las leyes educativas en democracia, aunque el proceso mas convulso se activa desde 1990 con la LOGSE y la transferencia autonómica que ha condicionado una educación diferente, que no diferencial, para muchos rincones de España. A pesar de que los resultados de esta espiral de leyes educativas, han sido manifiestamente mejorables, nuestros decisores se han mostrado inquebrantables en el debate político y mediático, mas centrado en la forma que en el fondo e inmunes a una reflexión profunda sobre un modelo de futuro, que se ha intentado resolver a golpe de Ley, algunas, con el beneplácito de la duda, pudieron intentar demostrar sus bondades con el tiempo, otras no llegaron a ponerse en marcha o simplemente nacieron finiquitadas.
La realidad es tozuda, y cuando la OCDE empieza a medir a los estudiantes del mundo mediante el informe PISA, España queda retratada en un lugar que no nos debería corresponder, ni por historia, ni por cultura, ni por PIB invertido en educación. El nuevo informe publicado el 6 de diciembre de 2016, si bien muestra signos de mejoría de nuestra educación enferma y nos aproxima a la media de la OCDE, nos enfrenta a nuestra realidad dispar y muestra grandes diferencias por Comunidades Autónomas, quizás excesivas, pero en cualquier caso necesitan de una explicación. ¿Es que acaso no lo sabíamos?, ¿tenemos que esperar a que el informe PISA nos evalúe para tomar conciencia del problema?. Mientras tanto uno de cada cinco jóvenes en España abandona los estudios de manera prematura, lo que es más conocido como fracaso escolar. Una tragedia que deja a esa persona en inferioridad de condiciones de cara al futuro.
Sin duda el fracaso escolar es un problema complejo, en que intervienen múltiples factores, pero pivotal para el futuro de nuestra sociedad y que debería estar en el centro del debate social y educativo. Pero nuestro políticos seguirán inmersos en revalidas y religiones, para frenar una imprescindible reflexión sobre el modelo educativo que necesitamos, uno que permita a nuestros hijos crecer en las competencias necesarias para afrontar su futuro con unas mínimas garantías, en una sociedad cada vez mas globalizada y por ende, competitiva. Los jóvenes de hoy, serán los adultos del mañana, ¿qué sociedad queremos en el futuro?.
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