Investigación científica

El 80,2% culpa a los políticos de la crisis de la investigación

Ocho de cada diez españoles critican que los partidos sólo se interesan por el I+D+i en las campañas electorales.

Los españoles quieren que el Estado gaste más y mejor en investigación
Los españoles quieren que el Estado gaste más y mejor en investigaciónlarazon

Ocho de cada diez españoles critican que los partidos sólo se interesan por el I+D+i en las campañas electorales.

Hay un consenso entre los expertos sobre el hecho de que España ha estado siempre muy lejos en cuanto a la inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) que se le supone por su fortaleza económica. Unas veces por la crisis y otras, la mayor parte de las ocasiones, por la falta de convicción política sobre las ventajas y las necesidades de volcarse presupuestariamente en un ámbito cuyos resultados pueden tardar generaciones en explotarse. El cortoplacismo de nuestra clase política ha sido letal y la adversidad financiera, un oportuno marco en el que guarecerse y disimular su descriptible compromiso. El hecho es que los programas de los partidos han estado llenos de las mejores intenciones porque el I+D+i se vende bien en el plano retórico, pero la tozuda realidad es que España se encuentra en 17ª posición de los 28 países que integran la UE en cuanto a inversión del PIB y que el gasto del 1,2% en 2016 fue el mismo que en 2006 y por debajo del 2% de la media comunitaria. La miopía de los gobernantes no tiene correlación en la sociedad. Todo lo contrario. El 65,7% de los españoles cree que las administraciones deben apostar por el I+D+i, porcentaje que se dispara al 84,2% entre los más jóvenes. En esta línea, los ciudadanos responsabilizan a los políticos del preocupante panorama de la Investigación en España. Ocho de cada diez (80,2%) entienden que no se atiende a los científicos y casi la misma mayoría (79,4%) piensa que los partidos sólo se acuerdan de ellos en las campañas electorales. Es por eso que el 55,8% vea justificada la fuga de nuestros talentos. España no puede abandonar una actividad capital que distingue las naciones líder de las subordinadas.