Lenguaje
El dilema
Que la comunicación es un proceso complejo es algo que todo el mundo sabe. Nuestra «competencia comunicativa», según lenguaje actual, tiene gran relevancia e informa de la aptitud social de la persona, con unas implicaciones que se dejan sentir en todos los ámbitos de convivencia: familia, escuela, trabajo y sociedad. Hay personas que tienen ciertas dificultades de comunicación, por ejemplo, en lo que se refiere a decir «no». La pretensión de complacer a los demás y de ofrecer una imagen positiva les lleva en ocasiones a desatender necesidades propias y a dedicar el tiempo a los otros. No saben dar una respuesta negativa. En estos casos nos encontramos con llamativas limitaciones en sus habilidades sociales. Distinto es lo que sucede con las personas que, aunque tampoco acostumbran a dar una negativa por respuesta, a menudo incumplen el compromiso establecido. Aquí la irresponsabilidad es manifiesta y sus consecuencias pueden generar grave perjuicio a los demás. De cualquier modo, tanto en unas situaciones como en otras puede ser muy beneficioso el entrenamiento en asertividad, una noción psicológica que tiene que ver con la autoafirmación personal, la comunicación apropiada, las habilidades sociales, y que favorece la construcción de un ambiente interpersonal saludable. Una interacción así refuerza la autoestima, el bienestar y los lazos positivos con los demás, sin que por ello se quede aprisionado en el «no», en el engaño a uno mismo o a los otros. Cuando se alcanza un nivel suficiente de asertividad la persona expresa los sentimientos, pensamientos y deseos de una forma abierta y sincera, deja de experimentar malestar ante múltiples situaciones y no se siente culpable. En concreto, es capaz de rechazar peticiones inoportunas y se siente fuerte ante las presiones, lo que representa toda una liberación. El cultivo de la asertividad ayuda a superar el aislamiento, la inseguridad o la timidez. En definitiva, mediante una preparación así, que requiere objetivos realistas y avances paulatinos, se impulsa la mejora cognitivo-emocional y relacional de la persona. Desde luego, mientras no haya seguridad es preferible aplazar la respuesta que establecer un compromiso indeseado.
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