El día de las familias
El impulso que necesita España
Urge implantar una política integral de apoyo a los hogares en la legislación, en la economía y en la educación
¿Por qué la familia? Benedicto XVI habla del amor como la única fuerza capaz de transformar el mundo y concreta la manera de crecer en el amor: «...mantener una relación constante con Dios y participar en la vida eclesial, cultivar el diálogo, respetar el punto de vista del otro, estar dispuestos a servir, tener paciencia con los defectos de los demás, saber perdonar y pedir perdón, superar con inteligencia y humildad los posibles conflictos, acordar las orientaciones educativas, estar abiertos a las demás familias, atentos con los pobres, responsables en la sociedad civil. Todos estos elementos construyen la familia». (Encuentro Mundial de las Familias, 2012).
Hoy la sociedad española necesita más que nunca de la familia. ¿Por qué? En primer lugar, porque para salir de la crisis que vivimos, que no es sino una crisis moral, es necesario recuperar valores esenciales como el sentido de la verdad, la justicia, el bien común y la dignidad de toda vida humana. Pero esto sólo es posible mediante un cambio de actitudes personales, estas actitudes que mencionaba Benedicto XVI y que se forman y se viven fundamentalmente en la familia.
Los indicadores sobre la situación de la familia en España son ciertamente desalentadores: 300 familias se rompen cada día; la ruptura familiar acumulada desde 1981 ha afectado ya a dos millones de hijos; la tasa de nupcialidad ha descendido un 35% desde 1990; hay casi un 20% de hogares solitarios y un 40% de hogares sin hijos; un déficit de 280.000 nacimientos al año y un millón setecientos mil abortos acumulados desde 1985, con un incremento del 70% en los últimos 10 años que nos convierte en el quinto país de la UE en número de abortos.
Pero el «no hay mal que por bien no venga» nos remite hoy a una esperanza activa. La coyuntura que vivimos puede ayudarnos a caer en la cuenta de esta urgencia, en cuya base está ciertamente ese cambio de actitudes personales, pero que reclama también una nueva actitud política. Es fundamental poner en práctica una nueva política familiar: implantar una verdadera y eficaz política integral de apoyo a la familia en la legislación, en la economía, en la educación, en la sanidad, en la promoción social, en la comunicación; de forma que se diseñen con perspectiva de familia las políticas, los planes y programas, generando los recursos necesarios para hacerlas posibles.
Sólo fortaleciendo la familia podremos fortalecer la sociedad. Si no ponemos el foco en aquellas políticas que nos permitirán salir de la crisis, sólo vamos a ahondar más en ella. Sólo reconociendo el valor de los hijos para la sociedad, y apoyando a las familias para que puedan dedicarse el tiempo necesario y mantenerse sólidamente unidas, podremos tener una sociedad con la fortaleza suficiente para afrontar con éxito el futuro. Por eso podemos decir con toda seguridad: «España, protege a la familia y todo lo demás se te dará por añadidura».
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