Sociedad
El milagro de Munira, que despertó tras 27 años en coma
Munira Abdulla sufrió un accidente de tráfico en 1991 que la dejó en estado vegetativo
Munira Abdulla sufrió un accidente de coche en 1991 que la hizo caer en coma. Tras años de cambios de hospital y tratamientos, despertó en 2018 gracias a un tratamiento en Alemania financiado por el príncipe heredero de Abu Dhabi.
Munira Abdulla salió de su casa, ubicada en la localidad de Al Ain en Emiratos Árabes Unidos, para recoger a su hijo Omar del colegio. Conducía su cuñado. Ya de regreso, un autobús chocó contra su vehículo. Munira iba en el asiento de atrás y vio venir el impacto. Por ello abrazó a Omar instantes antes del impacto para protegerlo. El niño salió ileso, con un moratón en la cabeza, pero la madre sufrió un traumatismo craneoencefálico que la hizo caer en coma. Era 1991 y Munira tenía 32 años. Ahora, 28 años después, la mujer ha recuperado la consciencia en contra de todos los pronósticos médicos que aventuraban que nunca lo haría.
Omar, que ahora tiene 32 años explicó al diario "The National"que "nunca me rendí porque siempre tuve la sensación de que un día despertaría". Del día del accidente recuerda que "no había autobuses disponibles en la escuela para llevarme a casa". Así que tuvo que ser su tío el que acercara a su madre al colegio. De camino a casa un autobús chocó contra ellos: "mi madre estaba sentada conmigo en el asiento trasero. "Cuando vio venir el choque, me abrazó para protegerme del golpe".
En ese momento comenzó una angustiosa búsqueda de ayuda: “No había teléfonos móviles y no podíamos llamar a una ambulancia para pedir ayuda. La dejaron así durante horas", explicó.
Finalmente, Munira fue trasladada al hospital, donde se recomendó que la trasladaran a un centro de Londres, donde certificaron que estaba en estado vegetativo, que no reaccionaba, pero que podía sentir el dolor. Los médicos diagnosticaron un estado mínimamente consciente, un grave deterioro de la conciencia, caracterizado por la mínima conservación de la conciencia hacia el paciente y su entorno.
Cuando la enviaron de regreso a Al Ain, fue ingresada en un hospital durante años, donde la mantuvieron con vida a base de alimentarla por un tubo. Para que no perdiera la movilidad y asegurar que sus músculos no se atrofiaran, fue incluida en un programa de recuperación a través de la fisioterapia. Omar recorría a pie cada día cuatro kilómetros a pie para poder ver a su madre. Se sentaba junto a ella durante horas y, aunque ella no podía hablar, él sabía por sus expresiones cuando se encontraba incómoda o si algo le dolía. "Para mí era como el oro, cuanto más tiempo pasaba con ella más valiosa se volvía", afirmó.
La situación de su madre impidió a Omar mantener sus empleos, porque nadie comprendía que tuviera que pasar tantas horas cada día con Munira, que fue cambiando de hospital cada cierto tiempo por problemas con los seguros médicos.
Su situación llegó a oídos del príncipe heredero de Abu Dhabi y en 2017 sufragó su traslado a Alemania para que se sometiera a un tratamiento integral en el Schön Klinik Bad Aibling, a unos 50 kilómetros Munich. Allí fue sometida a diversas operaciones para combatir el acortamiento de los músculos de los brazos y de las piernas y los médicos dieron prioridad a las terapias físicas y la epilepsia. El objetivo era "otorgarle a su frágil conciencia la oportunidad de desarrollarse y prosperar dentro de un cuerpo sano, como una planta delicada que necesita un buen suelo para crecer", declaró el doctor Ahmad Ryll, especialista en neurología, que atendió a Munira. Además, modificaron su tratamiento farmacológico para mejorar su estado de vigilia y ritmo de sueño.
Esta terapia comenzó a dar resultados y comenzó a mostrar signos de que reaccionaba ante la presencia de su hijo y del médico.
Lo que en principio era un proceso rehabilitador para mejorar su calidad de vida se convirtió en un milagro. En junio de 2018, casi un año después de su traslado a Alemania, se produjo el milagro. Hubo un malentendido en la habitación del hospital Omar se enfrascó en una discusión elevada de tono que alertó a Munira, que comenzó a moverse y a hacer sonidos extraños. Los médicos la examinaron y determinaron que no había nada fuera de lo normal en su comportamiento pero tres días después Munira y comenzó a llamar a su hijo por su nombre. Después comenzó a nombrar a sus hermanos y a todas sus personas queridas. Estaba inconsciente pero comenzó a gritar como si estuviera reviviendo el accidente. Inmediatamente después se despertó. Y poco a poco fue estando más consciente y receptiva. "Ahora puede decirnos dónde siente dolor y puedo conversar con ella si está interesada en algo. A veces me despierta para rezar con ella", afirma Omar.
Munira ha regresado ya a Abu Dhabi con su familia y sigue con sus sesiones de fisioterapia y rehabilitación en el hospital.
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