Cataluña
El monstruo del piano tocaba a las tres de la tarde
Así cometía los abusos sobre sus alumnas. El profesor detenido por abusar de, al menos, siete alumnas en el colegio Valdeluz de Madrid realizaba los tocamientos en clase de música
Alrededor de las tres de la tarde de un día cualquiera apenas hay gente en la Academia Melodía Siglo XXI del Colegio Valdeluz de Madrid. A esa hora, con la mayoría de la gente comiendo, Andrés Díez impartía las clases individuales de este instrumento. Es la hora más cómoda para que sus alumnos aprovechen el día y una de las pocas que tenía libres un ocupadísimo profesor de Filosofía y Ética en el colegio, y Lenguaje Musical, Historia de la Música, Estética Musical y Solfeo en la academia. Además, y para no levantar sospechas, la puerta del aula se quedaba siempre abierta.
Así, sin testigos y a solas con sus alumnas, Díez comenzaba a acercarse a sus alumnas y a ganarse su afecto gracias «a que era un hombre encantador, atento y que siempre trataba de hacer las cosas fáciles a todo el mundo. Daba gusto tratar con él». Quienes hasta el pasado martes le han tenido como profesor se deshacen en elogios hacia él. «Es increíble todo lo que está ocurriendo».
Díez está detenido, acusado por el juez de siete delitos de abusos, el número de denuncias sigue aumentando, los testimonios se repiten y, en el colegio, la sensación es de cierta incredulidad. «Era un buen hombre muy querido tanto por los alumnos como por los padres».
Precisamente ese miedo e incredulidad fue lo que mantuvo a Andrés Díez lejos de los calabozos durante años.
Una de las compañeras, e íntima amiga, de una de las víctimas explica con meridiana claridad, a sus 17 años, lo que padeció su amiga, ése : «Me llegó el rumor de que le estaba ocurriendo esto pero en un primer momento no le di demasiada importancia porque pensé que era más un chascarrillo de patio que otra cosa. Un tiempo después me lo volvió a comentar otra persona cercana y, unas semanas más tarde, una tercera. Como yo soy casi su mejor amiga, me decían que estuviera pendiente de ella y le preguntara». No sin tristeza pero con sorprendente seguridad, esta joven se emociona un poco al explicar al periodista que «cuando vi que las versiones que me habían llegado cuadraban aproveché una tarde a solas para preguntarle». Su amiga «se mostró muy nerviosa, desorientada. Me contó que la tocaba, que le endulzaba el oído con promesas y que ella no quería seguir acudiendo a sus clases pero que no sabía cómo contárselo a sus padres porque era Andrés y nadie la creería». Agarrando con fuerza una carpeta, la joven concluye que «le dije que tenía que contarlo. Que lo que él estaba haciendo no estaba bien y que no podía continuar».
La amiga de esta joven se sentía paralizada y sin recursos cuando sufría los tocamientos de su profesor. Otras los cortaron por lo sano desde un primer momento. Díez continuaba siempre los escarceos con las primeras y detenía inmediatamente los abusos con las segundas.
Ahora, ante el «shock» de la noticia y la impresión de lo que está ocurriendo, en el colegio reina el silencio y la incredulidad es total.
El detalle
LOS HIJOS, DE OTRA RELACIÓN
Andrés Díez no tiene hijos aunque considera como tales a los tres que comparte con su mujer, Pilar. De hecho, ellos son quienes se están ocupando de la academia durante estos días. Los hijos son el fruto de una relación anterior de Pilar y, tras divorciarse de su entonces marido, contrajo matrimonio con Andrés, que antes había ejercido de sacerdote
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