Trabajo

El regreso de los mayordomos, la profesión que no tiene paro

Ya no visten de uniforme ni envejecen al lado de su señor. Ahora tienen carrera, hablan al menos dos idiomas y saben desde servir una mesa hasta diseñar un dispositivo de seguridad.

Juan de Dios Orozco enseña a Rafael Massieu cómo servir la mesa. Foto: Jesús G. Feria
Juan de Dios Orozco enseña a Rafael Massieu cómo servir la mesa. Foto: Jesús G. Ferialarazon

Ya no visten de uniforme ni envejecen al lado de su señor. Ahora tienen carrera, hablan al menos dos idiomas y saben desde servir una mesa hasta diseñar un dispositivo de seguridad.

Un mayordomo jamás abandona sus funciones, ni las buenas maneras, ni el orden, ni la armonía. Aunque el señor Stevens estuviera completamente enloquecido por la ama de llaves, la señora Kenton, impidió que el amor se colase en la mansión Darlington Hall por si lo desbarataba todo. Para aquel hombre que interpretó Anthony Hopking en la película «Lo que queda del día» su papel de mayordomo estaba por encima de sus sentimientos. Lo repetía a menudo Jeffrey, el empleado de la familia Banks en la serie «El príncipe de Bel-Air». Famoso por sus burlas sarcásticas sobre el peso del señor Philip, también utilizaba la ironía para mostrar su hastío por la falta de vida personal y romántica que llevaba asociado su trabajo.

Aunque hoy día la figura del mayordomo ha evolucionado, hay cosas que no cambian. «Hace poco me contactó un dirigente argentino para pedirme a un hombre de entre 35 y 45 años, que hablara inglés y chino, y que no tuviera carga familiar». «No solo que no tuviera pareja ni hijos, tampoco familiares que requiriesen algún tipo de atención», especifica Juan de Dios Orozco, director de la consultora Protocollum e International Butler School, la primera escuela española especializada en mayordomía. Aunque el sueldo «rondaba los 85.000 euros al año libres de impuestos y con todos los gastos pagados», los mayordomos que trabajan con este tipo de perfiles «suelen durar poco en el puesto, a lo sumo cuatro o cinco años».

El nivel de exigencia que se les pide, unido al aumento de millonarios registrado en los últimos años y que ven indispensable este servicio en sus vidas, ha provocado que la cantera de mayordomos esté casi a cero. Si en 2014 el número de ricos (los que poseen al menos un millón de dólares en la cuenta) era de 34 millones, en 2018 ascendieron hasta los 41, un 21% más. Y aunque no todos demandan los servicios de estos profesionales, «muchas grandes fortunas buscan desesperados mayordomos especializados» y «no otro tipo de profesionales que se disfracen como tal», comenta Orozco. Y él ha sabido ver la oportunidad en este nicho de mercado. Hasta hace cuatro años trabajaba como consultor especializado en protocolo para grandes empresas, pero con la crisis los servicios de Juan de Dios dejaron de contratarse y se vio obligado a reinventarse. Al constatar que el mundo del lujo no se vio afectado por la recesión empezó a buscar un quehacer en este ámbito. Hasta que un día una amiga le dio la idea definitiva: «Ella es directora de una gran cadena hotelera en Bruselas y me contó que notaban una gran demanda de asistentes personales». Así, hace cuatro años creó la Protocollum e International Butler School con la idea de formar a mayordomos adaptados al siglo XXI, tanto para domicilios privados o altos mandatarios, como para hoteles de cinco estrellas y yates de lujo. Lo cierto es que Juan de Dios prefiere hablar de asistente personal ejecutivo porque «la figura del mayordomo todavía se asocia a la que se retrata en la serie ''Downton Abbey''». «El profesional que yo formo no es un sirviente. Es un líder, un colaborador, alguien que inspira confianza, que tiene cultura, pero sobre todo, una especial actitud», incide.

Curso intensivo

En noviembre el director de la escuela impartirá un nuevo curso en Madrid. Durante tres semanas los aspirantes a mayordomos recibirán formación en interculturalidad, protocolo, etiqueta, mantenimiento de obras de arte... Aprenderán también a servir la mesa, coctelería, maridaje de vinos, así como nociones básicas sobre seguridad y primeros auxilios. Y se impartirá un módulo específico sobre marketing hotelero, atención al cliente y gestión de las redes sociales.

«No cogeremos a más de 30», apunta Orozco, «porque hay que revisar muy bien las prácticas que realizarán nuestros alumnos». Entre los profesores, asegura, estará un «conseguidor» de un hotel cinco estrellas muy conocido en el sector y también «un ojeador de establecimientos gran lujo para ver si algún alumno puede cuadrar en el negocio». Insiste en que el objetivo es formar a mayordomos todoterreno, que lo mismo saben elegir la indumentaria adecuada para cada ocasión, organizar viajes, gestionar varias propiedades o vestir una mesa; como conducir coches de alta gama y diseñar el dispositivo de seguridad que protegerá a su cliente. Por eso «no podemos partir de cero». «Es bueno que nuestros alumnos tengan una base universitaria», subraya el director de la escuela. «La idea es formar a gente para que tenga una salida inmediata», insiste. Y las posibilidades son altísimas porque «en la mayordomía no existe el paro, en muchas ocasiones los chicos son los que eligen con quién trabajar».

Rafael Massieu es uno de los aspirantes y ayer tuvo la primera entrevista de selección. Este canario de 29 años se estableció en la capital hace unos años para estudiar protocolo. En unos días marchará a Irlanda para perfeccionar su inglés y en las horas muertas «también seguiré con mis estudios de francés», porque su sueño es poder llegar a trabajar con algún diplomático.

Alejados del estilo «British»

Aunque ese día Madrid era un horno, Rafael no hizo amago de quitarse la chaqueta, ni siquiera dio muestras de incomodidad. Sentado frente a Juan de Dios con un traje azul, espalda recta, piernas juntas y manos sobre ellas, contestó a todas las cuestiones con unos modales exquisitos. «¿Por qué te gustaría ser mayordomo?», le preguntó su entrevistador. «Soy paciente y, a parte de mi gusto por el detalle, busco la armonía en todo. Me gusta hacer sentir bien a la gente». A Juan de Dios no le hizo falta escuchar más para saber que Massieu iba a ser una de las grandes promesas del curso.

Aunque España está despegando en el sector de la mayordomía, todavía está muy lejos de Reino Unido o Bélgica, referentes en el sector. En sus escuelas se forma a la antigua usanza, los alumnos son entrenados con una férrea disciplina, deben llevar uniforme y «a lo que se les enseña es a limpiar la plata», afirma Orozco. «Yo no voy a vestir a mis alumnos de chaqué, yo estoy formando a gente para que asista a un dirigente, a su servicio doméstico y sus propiedades».

Las monarquías del Golfo Pérsico; los nuevos magnates chinos e indios; los emprendedores de Silicon Valley; las estrellas del cine y la música; las familias acaudaladas de toda la vida; y los resorts y los cruceros de lujo son los destinos habituales para los nuevos mayordomos. Es un trabajo bien pagado pero muy duro. «En muchos casos debe convivir 24 horas los 365 días del año con su señor y los caracteres muchas veces no cuadran». Hay cosas que el dinero no puede pagar.