Opinión
La época más faliz
La época de la vida de mayor felicidad es a partir de los sesenta
Un sugerente estudio de la universidad de Harvard, de más de treinta años de investigación, refiere a qué edad de la vida somos más felices. Felices no en un sentido puntual, sino continuado y hondo.
Pues bien, no es en la infancia esa época. Al contrario, la infancia en general es un periodo divertido, pero nada dichoso. A mí este descubrimiento me alivia en verdad, porque yo pasé una infancia sombría. Es cierto que tenía momentos en los que me olvidaba de todo con un simple juego del escondite, pero en mi alma pequeñita vivían desconciertos, frustraciones y una colosal sensación de impotencia. Nada de aquello que veía y me parecía mal podía yo cambiarlo, ni siquiera me daban opinión en el asunto. Eso me ponía tan triste que prefería no mirar el mundo. A los tres añitos me pusieron unas gafas de miope y estoy segura de que fue por eso: si no podía hacer nada por mejorar lo que veía prefería no verlo. Supongo que los niños que tienen una familia estructurada y un entorno amoroso lo vivirán de otra manera, pero lo que no cambia es el dolor que produce la sociedad cuando estamos inmersos en ella y tenemos sentido de la justicia. “La sociedad duele”, dice el psiquiatra firmante de este extenso estudio de Harvard. Y concluye, asimismo, que
según sus investigaciones la época de la vida de mayor felicidad es a partir de los sesenta. Sorprendente, ¿no? Aquí va la explicación: a partir de esa edad asumimos los límites de la vida y de muerte. Eso nos hace cambiar el modo de vida. Elegimos solo las buenas amistades, nos quitamos obligaciones y actividades absurdas de encima. En una palabra, tenemos ya la autoestima domada y somos más libres. Estoy de acuerdo, los sesenta es el momento en que comenzamos a decaer en lo físico verdaderamente; sin embargo, hay algo que se serena en el interior. Y, finalmente, en la calma y el afecto está la clave de la felicidad.
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