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Francia debate sedar al enfermo hasta la muerte
Los críticos creen que la ley del final de la vida es una eutanasia disfrazada.
Hoy comienza en la Asamblea Nacional el debate sobre la propuesta de ley en torno al fin de vida redactada por los diputados Alain Claeys, del Partido Socialista, y Jean Leonetti, de la UMP. Los dos diputados se enfrentaron duramente en el pasado en torno a las cuestiones de bioética, pero en esta ocasión han llegado a un acuerdo de consenso.
El texto Claeys-Léonetti se centra en el «derecho a la sedación profunda y continua hasta la muerte». En realidad, es una especie de acusación a la sanidad francesa por la falta de medios y efectivos de los cuidados paliativos, a los que sólo uno de cada cinco franceses que los necesitan tiene acceso. De hecho, es uno de los aspectos que los redactores subrayan: las desigualdades en la oferta paliativa en Francia y constatan la falta de ambición y de medios para remediarlo.
La ley que proponen Léonetti y Claeys, que en un pasado se opusieron fuertemente en los debates en torno al final de la vida, es un texto consensuado que reconoce como un derecho una forma de adormecer hasta la muerte. También persigue que sea obligatorio respetar las directivas anticipadas con las que una persona expresa su última voluntad para reducir la posibilidad de un encarnizamiento terapéutico.
Jean Léonetti insiste en que esta sedación busca «adormecer al paciente » sin provocarle la muerte, y asegura que, en tanto que médico, «nadie sabe si la sedación acorta o prolonga la vida». Sobre la posibilidad de que la sedación provoque la muerte, dice que las dosis necesarias para provocarla son mucho más importantes y que «esa cuestión de una sedación que acelere el fin de vida es una falsa cuestión».
En cuanto a las Directivas Anticipadas, Leonetti afirma que el médico tendrá un margen de apreciación.
Los especialistas de cuidados paliativos se encuentran divididos ante este texto. Y la mayoría reconoce que es inútil crear una nueva ley. Los peros que se ponen a esta ley es que un adormecimiento a base de medicamentos podrían convertirse en un sustituto progresivo, fácil y barato del acompañamiento humano.
Estos «nuevos derechos» son para algunos un paso más en el camino para la abolición de la prohibición de matar. Es lo que argumenta el colectivo «Aliviar pero no matar», que apadrina Philippe Pozzo di Borgo, el hombre cuya vida ha inspirado la película «Los intocables», que sólo en Europa fue visto por más de 40 millones de espectadores.
Ayer también se movilizaron los responsables cristianos, judíos y musulmanes con una tribuna en «Le Monde» en la que hacen una «llamada insistente» para que la próxima ley sobre el fin de la vida no conduzca a «decidir dar la muerte». Los firmantes denuncian la «falta de legibilidad» del texto y piden un «amplio consenso en torno a principios claros» para evitar «que el menor error en este dominio genere, en último término, la muerte de numerosas personas sin defensa». De todas formas, la ley no está definitivamente escrita. Entre las 75 enmiendas presentadas, figura una, la del diputado socialista Jean-Louis Touraine, que ya ha sido firmada por otros setenta diputados socialistas, que busca que se inscriba una ayuda activa a morir.
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