Opinión

Frente a la delincuencia y el cambio climático: la aportación de Taiwán

Pese a las dificultades, la contribución del país asiático a la comunidad internacional continúa siendo sobradamente fundamental y valiosa

La participación de Taiwán en la cumbre del clima se limita a la de observador
La participación de Taiwán en la cumbre del clima se limita a la de observadorAfp

Taiwaneses y españoles compartimos, y seguramente también otras muchas culturas del mundo, una reflexión que puede sintetizarse en el dicho «la unión hace la fuerza». Como embajadora y diplomática de carrera, entiendo las relaciones internacionales como una manera de aplicar el significado de esta expresión frente a las amenazas, las dificultades y los peligros externos, y construir un sólido camino ya no solo hacia la paz, sino también hacia la concordia, la colaboración y la amistad entre los diferentes pueblos. Es decir, que es condición indispensable que nadie en la comunidad internacional ha de quedarse solo.

Por eso en Taiwán, año tras año apelamos con fuerza y convicción al que siempre nos ha parecido uno de los principios más justos y necesarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el de «no dejar a nadie atrás». A él nos acogemos cuando solicitamos la participación significativa de la República de China (Taiwán) tanto en la propia ONU como en sus agencias especializadas, como es el caso de Interpol y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Cmnucc), que celebran sus reuniones anuales este mes de noviembre y que excluyen y limitan la presencia de Taiwán debido a motivos meramente políticos.

Aun así, y pese a las dificultades que encontramos en el camino debido a dicha exclusión, la contribución de Taiwán a la comunidad internacional en los importantes asuntos que abordan estos organismos –la delincuencia transnacional y el cambio climático– continúa siendo sobradamente fundamental y valiosa.

La seguridad transfronteriza se ha convertido en estos tiempos de interconexión, tecnología y globalización en un asunto clave en las relaciones internacionales. Fomentar las alianzas entre países en materia de asistencia judicial y cooperación policial es la única manera sólida y eficiente de combatir la delincuencia transnacional, que lamentablemente tanto daño está causando hoy en nuestras sociedades.

El secretario General de Interpol, Jürgen Stock, ha afirmado que la necesidad de una sólida cooperación internacional es más vital que nunca para hacer frente a las nuevas formas de delitos transnacionales, como la trata de personas y el fraude. Es de suma importancia, en consecuencia, que las naciones de todo el mundo trabajemos conjuntamente, nos apoyemos las unas a las otras y compartamos información para plantar cara de forma efectiva a este tipo de delincuencia.

Debido a su exclusión de Interpol, Taiwán solo puede acceder a información vital de forma indirecta, y en gran parte desactualizada. Esta situación favorece que la delincuencia transnacional campe a sus anchas, algo que no amenaza solo a Taiwán, sino a toda la comunidad internacional. Taiwán está situado en una posición estratégica entre el noreste y sureste asiáticos, y no es posible ignorar que es una pieza indispensable para el sistema de seguridad global. El peligroso vacío que deja la exclusión de Taiwán supone la existencia de una brecha en la red de seguridad internacional y un motivo de preocupación por el orden público en países de todo el mundo.

Algo similar sucede con el medio ambiente y la amenaza del cambio climático. A día de hoy, la participación de Taiwán en la cumbre del clima está limitada a la condición de «observador de organización no gubernamental», lo cual no nos permite realizar las contribuciones que otros participantes pueden hacer como miembros de pleno derecho.

Aun así, en los últimos años Taiwán ha seguido trabajando y hemos adoptado sólidas y eficaces medidas para luchar contra el cambio climático. Como ejemplo, desde el pasado mes de febrero Taiwán se ha convertido en el décimo octavo país del mundo en codificar el objetivo de cero emisiones netas para 2050 en forma de ley, la llamada Ley de Respuesta al Cambio Climático. A más corto plazo, se espera que la energía renovable genere el 10 por ciento de toda la electricidad de Taiwán este año. Y para el año 2030, Taiwán planea que el uso de la energía renovable llegue al 30 por ciento de la energía total utilizada.

En Taiwán sabemos que tenemos un papel vital que desempeñar en la lucha contra el cambio climático y no dejamos de buscar oportunidades para hacerlo. El mundo debería aprovechar nuestras ventajas y fortalezas en el desarrollo de la tecnología verde, aplicando nuestra sólida experiencia en materias como la prevención de desastres, la atención médica, la salud pública y el control de la contaminación. Mientras nos enfrentamos a la creciente amenaza del cambio climático y nos adaptamos a la reestructuración de las cadenas de suministro, Taiwán es una parte importante de la solución y un socio confiable y seguro que no debe ser ignorado ni menospreciado. Tal situación no solo es del todo injusta con los 23,5 millones de taiwaneses, sino que también es contraria al espíritu de cooperación global de la Cmnucc.

Por todo lo anterior, instamos un año más a las naciones de todo el mundo que dejen a un lado las consideraciones políticas y apoyen la participación profesional, pragmática y constructiva de Taiwán en estos organismos de vital importancia para la comunidad internacional. Acabemos con brechas y rupturas, y afrontemos los complejos desafíos de este mundo en tan trascendentes materias conjuntamente con la solidez necesaria. Porque «la unión hace la fuerza».

Embajadora Vivia Chang. Representante de la oficina económica y cultural de Taipéi