Guinness de los Récords: ¿A que no eres capaz de superar esto?

El ser humano es la historia de una superación. Y en esa voluntad de marcarse metas hay progreso. También existen desafíos que no pasan de ser folclóricos, pero que nos sirven para plantearnos dónde están los límites.

Si hablamos de récords, la biblia de ese extraño y maravilloso universo se llama el Libro Guinness, que intenta servir de receptáculo y notario de todos esos propósitos excepcionales del género humano sean de mayor o menor relevancia y alcance. Si no apareces en sus páginas, podrás presumir de alguna hazaña, pero si no cumples con el exigente filtro de la publicación, tu historia no será más que otro cuento con que entretener a los tuyos. Así de crudo. Porque distinguirse del resto con una marca cualquiera es mucho más. Necesita publicidad para que pueda ser verificable y que trascienda, convertirse en suma en un estímulo para que otros se esfuercen en superarla.

Hay tantos, en todos los ámbitos de la actividad humana, serios y menos serios, incluidos muchos de ellos que directamente pueden ser considerados como absurdos, pero que a la postre sirven para unir a una comunidad, sumar voluntades y poner el nombre de localidades casi desconocidas en el mapa, que podríamos pensar que bastantes de esos insólitos logros son coser y cantar. Por supuesto, está muy lejos de ser así más allá de que se pretenda simplificar lo excepcionalmente singular.

En este sentido, existe un dato que lo refleja de forma adecuada: únicamente el 0,0054% de la población tiene en su poder un certificado del Guinness, lo que habla de un colectivo extraordinariamente limitado. Y no será porque no se intenta, o porque no hay un buen número de estos osados voluntarios dispuesto a ir más allá y también quedar en evidencia. El pasado año se presentaron 38.205 solicitudes de reconocimiento de las que sólo se aprobaron 3.178 en todo el mundo.

Ahí se acumularon buenas dosis de frustración. Pese a todo, lo inaudito es un imán que nos atrae y genera expectación por acercarse a ello. El Guinness de los Récords, por ejemplo, es el libro que genera más ingresos por derechos de autor. Lo que en sí mismo resulta un hito. Su poder de atracción para satisfacer la curiosidad está, por tanto, más que demostrado, pues entre sus páginas pueden encontrarse desde Nadal y sus once Roland Garros al Real Madrid y sus tres Champions seguidas, pero también las 12.831 personas que se reunieron para degustar piruletas en Valladolid o los 6,37 metros establecidos como record mundial de lanzamiento de lavadora en Madrid. El reto será siempre ir más allá. Combustible para avanzar y sobreponerse.