Salud
El humo del cigarrillo, el principal problema del hábito de fumar
Debido al alto número de sustancias químicas presentes en él que se generan por la combustión del tabaco. Por ello, la clave para reducir el daño es eliminar la combustión
«Donde hay humo, hay fuego». Este dicho popular, por el que sabemos que si se ven las consecuencias es que en algún lugar está la causa, nos sirve para ilustrar muy bien que las causas de los efectos más perjudiciales del hábito de fumar están, precisamente, en la combustión.
Un fumador enciende un cigarrillo y se inicia una reacción a alta temperatura conocida como combustión. Tras varias caladas, las hojas de tabaco y el papel se queman por completo, dejando la ceniza.
Al quemar el cigarrillo, se genera una mezcla compleja que llamamos humo, que contiene más de 6.000 sustancias químicas, muchas de las cuales se han identificado como causas o causas potenciales de las principales enfermedades asociadas al hábito de fumar. Es decir, que muchos de los compuestos tóxicos del humo se crean en reacciones químicas cuando el tabaco se quema.
Es por ello que la clave a la hora de reducir el daño asociado al tabaquismo está en eliminar la combustión de la ecuación. Por supuesto, la mejor opción siempre será dejar de consumir tabaco y nicotina por completo, o no haber empezado nunca.
Qué tiene el humo
Llegados a este punto, es conveniente analizar también qué contiene el humo del cigarrillo. Cabe señalar que su composición química no es siempre igual y que puede variar por muchos factores, y también se han observado diferencias en función de los hábitos de fumar de cada persona.
En cualquier caso, cuando un cigarrillo se enciende y arde, se libera humo, ceniza y muchísimas sustancias químicas. Este humo del cigarrillo que el fumador inhala es la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar.
Sin embargo, cuando el tabaco solo se calienta, como ocurre con los dispositivos de calentamiento de tabaco (un tipo de alternativa sin humo al cigarrillo), se evitan estas reacciones químicas y, por tanto, lo que se genera es un aerosol distinto al humo del cigarrillo, con niveles medios de sustancias químicas dañinas significativamente inferiores y sin ceniza.
No por ello debemos considerar estas alternativas libres de humo como productos sin riesgo. Únicamente están concebidas para fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cigarrillos. Su uso también conlleva la inhalación de nicotina, que es adictiva, y no están exentos de riesgo, pero la ciencia ha demostrado que son una opción mejor a seguir fumando cigarrillos.
Otros aspectos importantes
Entre las sustancias que podemos encontrar en el humo también se encuentra la nicotina. A pesar de lo que muchas personas creen, la nicotina1 no es la principal causa de enfermedades relacionadas con el hábito de fumar, como sí ocurre con el humo, como ya hemos comentado.
La nicotina es una sustancia que se encuentra de manera natural en la hoja del tabaco, es adictiva y no está exenta de riesgo. Ahora bien, esta sustancia juega un papel importante en las estrategias de reducción del daño del tabaquismo, dado que su presencia en las alternativas libres de humo ayuda a los fumadores adultos a abandonar el cigarrillo y cambiar por completo.
Aún hoy en día existen más de 1.000 millones de fumadores2 en el mundo (y concretamente en España3: 8.822.400), según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS4), que además no espera que esta cifra cambie significativamente en los próximos años.
La tercera vía
Las medidas de control del tabaquismo existentes, tanto las de prevención (diseñadas para disuadir el inicio) como las de cesación (para fomentar el abandono), deben continuar, pero parece que no están teniendo todo el éxito que se esperaba. Por ello, para este grupo de personas que de otra manera van a seguir fumando, existe una tercera vía: la reducción del daño a través del uso de alternativas con nicotina, pero libres de combustión y de humo.
Sin embargo, para que estas alternativas consigan reducir el daño a la población y, eventualmente tener un impacto en la salud pública, se necesita del apoyo de todos los actores interesados, entre ellos las distintas autoridades públicas y las comunidades científicas para poder acelerar este cambio hacia un futuro sin humo.
Fuentes:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK53017/
https://www.pmi.com/Better-choices/facts-about-nicotine
https://www.pmi.com/Better-choices/the-problem-with-burning
*Contenido patrocinado por Philip Morris Spain
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