Sociedad
La guarida de Juan, el «Chamanito» de Mallorca
La Policía detuvo la semana pasada a un “chamán” por suministrar estupefacientes a sus clientas y abusar sexualmente de ellas. Le llamaba “agua de amor” y servía para “desnihibición de la conciencia”
La Policía detuvo la semana pasada a un “chamán” por suministrar estupefacientes a sus clientas y abusar sexualmente de ellas. Le llamaba “agua de amor” y servía para “desnihibición de la conciencia”
La Policía detuvo la semana pasada a un “chamán” por suministrar estupefacientes a sus clientas y abusar sexualmente de ellas. Le llamaba “agua de amor” y servía para “desnihibición de la conciencia”.
Hacía ya que no se le veía por el pueblo pero todos le recuerdan como “el de la pizzería”. Nadie tuvo demasiado trato con él aunque tampoco le consideran ningún huraño. Hará un par de años, según comentan sus vecinos, que Juan había dejado de llevar la pizzería del pueblo, donde solía atender al público también su hijo veinteañero. Ahora la “Calzone”, en la carrer Arbona-Colom, 4 de Fornalutx, la lleva una pareja que no quieren ni oír hablar de él. “No sabemos nada”, dicen antes de colgar de forma seca el teléfono. Porque Juan no se ha hecho “famoso” por nada bueno.
Este pequeño pueblo mallorquín, de poco más de 600 habitantes y considerado uno de los pueblos más bonitos de España está a unos 40 kilómetros de Palma, en la Sierra de Tramuntana. En una finca apartada del pueblo, en este enclave agrestre, había decidido organizar unos encuentros espirituales para gente interesada en la meditación y los rituales con ayahuasca. No se publicitaban mucho en internet, todo era vía grupos de WhatsApp para ampliar el volumen de “clientes” pero siempre dentro de un círculo más o menos restringido.
A sus 52 años, Juan, de complexión gruesa, se autodenominaba “chamán” y llevaba bastante tiempo organizando este tipo de encuentros. Se desconoce desde cuándo comenzó a suministrar a las participantes derivados de la anfetamina, según fuentes policiales. Las mezclaba con agua y las daba a beber.
Ellas, las víctimas, eran mujeres de entre 40 y 50 años, aunque los investigadores esperan ahora que las afectadas denuncien, ya que creen que hay muchos más casos que no han salido a la luz. Esta bebida les provocaba una desinhibición de la conciencia y el “chamanito”, como le conocían en el entorno, abusaba sexualmente de ellas. La primera denuncia se registró en septiembre de 2017, en una comisaría de Alicante, por unos hechos ocurridos en al localidad de Ibi, un pueblo de la provincia alicantina. Y es que actuaba por todo el territorio español y, de hecho, hay otros dos arrestados de 40 y 43 años (esta es mujer), que han sido detenidos en Santander. Están acusados de delitos contra la libertad sexual, tráfico de drogas, estafa y pertenencia a organización criminal. Y es que los tres actuaban de forma coordinada y decidieron montar estos encuentros después de conocerse en Girona, según fuentes de la investigación. Quien abusaba de ellas, al parecer, era el “Chamanito”, líder de la organización.
Les cobraba entre 100 y 175 euros por una reunión de estas. Consistían en liturgias de “agua de amor”. Se disponían a meditar en un espacio amplio con música relajante y tambores. En un momento dado, les daba el agua, al que previamente había incorporado alguna droga. Él decía que era una “iniciación” para el ritual de la ayahuasca. La Policía asegura que distribuían a sus víctimas drogas como marihuana, DMT (dimetiltriptamina), setas alucinógenas y San Pedro, también alucinógeno.
Estas sustancias no es sólo que anulasen la voluntad de las víctimas sino que en ocasiones las mujeres afectadas han tenido que acudir a un centro sanitario por un brote de esquizofrenia (a causa de los alucinógenos) o problemas psicológicos. Alguna desarrolló también dependencia emocional a estas celebraciones. Incluso durante la práctica llegaron a sufrir insuficiencia respiratoria y fuertes taquicardias.
La operación la ha realizado la Brigada de Policía Judicial de Alicante y la jefatura de Islas Baleares. El pasado lunes pudieron arrestar al líder junto a la colaboradora, la mujer de 43 años. El tercero fue arrestado en Santander, donde hay otras dos víctimas de esta organización.
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