Sucesos

La horrible historia de Pony, la orangutana obligada a prostituirse

Desde hace 15 años vive en un santuario, junto a otros siete miembros de su especie

Las fotos de Pony encadenada a la cama dieron la vuelta al mundo / Foto: Fundación de Supervivencia de Orangutanes de Borneo (BOS)
Las fotos de Pony encadenada a la cama dieron la vuelta al mundo / Foto: Fundación de Supervivencia de Orangutanes de Borneo (BOS)larazon

Encadenada a una cama, depilada y maquillada a diario, vestida con ropa de mujer y joyas, y forzada a tener relaciones sexuales, así vivió durante años esta orangutana en una aldea de Indonesia hasta que finalmente fue liberada de un prostíbulo por los miembros Fundación de Supervivencia del Orangután de Borneo. La triste historia de Pony ocurrió en 2003 y ahora se ha hecho viral de nuevo cuando el periódico The Sun ha recordado el caso.

Los miembros del equipo que logró rescatarla relatan los horrores a los que esta hembra de orangután era sometida: descubrieron que el cuerpo de Pony había sido afeitado y que estaba cubierta de dolorosas heridas, encadenada a una cama en la que por dos libras cualquier cliente podía violarla. Sobre todo, eran trabajadores de las empresas madereras y de las plantaciones de aceite de palma quienes abusaban de ella.

"Pony fue tratada como una prostituta. Los hombres pagaban una cierta cantidad de dinero al dueño de la casa para tener relaciones sexuales con ella", denunció Lone Droscher-Nielsen, miembro del equipo.

Se cree que Pony tenía solo seis años cuando fue rescatada y no se sabe exactamente cuánto tiempo había estado en el burdel. "El propietario de la casa se negó enérgicamente a entregar a Pony. Para ella, la orangutana era un cajero automático y una fuente de dinero", asegura la fundación.

Según publica el diario británico, fue necesaria la intervención de nada menos que 35 militares para persuadir al propietario de que permitiera que el animal se fuera. La trasladaron al centro de Nyaru Menteng en Borneo, Indonesia, donde los trabajadores se alarmaron por los daños causados ​​a ella.

Durante su rehabilitación, a los hombres no se les permitió acercarse a ella, ya que obviamente estaba traumatizada por el trato cruel que había soportado. Solo después de 15 años, finalmente tiene buena salud y vive en cautiverio en el Centro de Rehabilitación Nyaru Menteng, junto a siete miembros de su especie.