Huelva
La nueva vida de Ruth Ortiz: un trabajo de veterinaria para olvidar
«No hay nada más doloroso ni más incomprensible que la muerte de un niño. Pensamos que los padres debemos morir antes que los hijos, pero la vida a veces no es como debería ser». Con estas palabras, de su puño y letra, quiso despedirse ayer Ruth Ortiz de sus pequeños, Ruth y José Bretón, asesinados por su padre, José Bretón, el 8 de octubre de 2011. La madre coraje onubense por excelencia, con una emoción contenida, hizo saltar las lágrimas a todos los asistentes a la misa: «Por muy doloroso que sea, Dios tendría sus motivos para haber dejado que me los arrebatasen». Amanecía con niebla en Huelva, pero a las 12:00 «los dos ángeles que están en el cielo» mandaron toda la luz del sol. La parroquia de Santa Teresa de Jesús acogió la celebración, con la que Ruth puede, por fin, cerrar el capítulo más doloroso de su vida. En múltiples ocasiones pidió al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que le devolvieran los restos de sus hijos para poder despedirse de ellos en una ceremonia cristiana. Ayer pudo hacer realidad su deseo tras la ratificación de la condena de 40 años a José Bretón.
La familia, unida como siempre, entró junta a la iglesia en torno a las 11:30. Ruth recibió el cariño de los suyos en forma de abrazos que no tenían fin. Cabizbaja, ponía rumbo a la puerta de la parroquia con el semblante triste de quien lleva tres años sufriendo un calvario. La madre de los pequeños agarraba con fuerza la mano de su nueva pareja por un lado, y la de su madre, Obdulia -que desde el fatídico 8 de octubre de 2011 no ha vuelto a sonreír- por el otro. La fuerza que ellos le transmitieron fue la que le llenó de energía para comenzar la misa hablando de sus pequeños.
«Crueldad humana»
El blanco se apoderó de la parroquia. Las flores lucían en este color, al igual que las camisas de la veintena de niños que formaban parte del coro. Y es que el blanco «simboliza la inocencia de esos dos ángeles que se marcharon hace casi tres años», indicó el obispo de Huelva, José Vilaplana, que concelebró la misa de gloria para despedir a los pequeños junto a otros cinco sacerdotes. Y es que «él mismo me dijo hace tiempo que el día que enterraran a los niños él quería estar presente», explicó a LA RAZÓN Celestino Gómez, párroco de la iglesia. Asimismo, monseñor Vilaplana quiso recordar que «la crueldad humana puede matar el cuerpo pero no el alma». El padre Celestino ha estado muy unido a la familia desde siempre, pero más si cabe desde la desgracia de la muerte de los niños. «Conozco a la madre de Ruth desde los 20 años. He bautizado a los dos pequeños y casé a Ruth», comentó. Por eso, nadie mejor que él para dar el último adiós a Ruth y José. Los vecinos de Huelva también quisieron, una vez más, mostrar su apoyo a Ruth y acudieron en masa a la ceremonia para despedirse de los pequeños. Y es que todos han llorado a esos niños.
El entierro fue un acto más íntimo por petición expresa de Ruth Ortiz Sólo los familiares autorizados pudieron acceder al cementerio, ya que la Guardia Civil controlaba el acceso a dos kilómetros. En el cementerio de San Bartolomé de la Torre, pueblo onubense en el que nació la madre de los niños y en donde tantas veces jugaron y fueron felices Ruth y José, descansan desde las 13:30 de ayer por siempre los pequeños. Dos coronas de flores acompañaban el féretro blanco en el que se encontraban los restos de los dos menores. Todos quisieron tocarlo. Era su forma de decirle adiós a los pequeños. «Tengo cinco nietos y no puedo con esto», decía una mujer envuelta en lágrimas. «Pequeña Ruth, siempre viva en nuestros corazones» y «Pequeño José, siempre vivo en nuestros corazones» eran los mensajes escritos en las coronas. Y es que los pequeños, a los que su propio padre les privó de la vida, estarán vivos por siempre en los corazones de todos los españoles.
Ruth Ortiz intenta recuperar su vida. La pérdida de un hijo nunca se supera, pero su puede aprender a vivir con ello. Eso intenta Ruth Ortiz, que poco a poco empieza a recuperar su vida. De hecho, el próximo mes comenzará a trabajar como veterinaria, trabajo que desempeñaba hace tres años, antes de que José Bretón le arrebatara a sus pequeños. Además, se ha mudado a otra casa para dejar atrás tantos recuerdos junto a sus niños. «Está recuperándose poco a poco, pero estos días, con el funeral está un poco más baja de ánimo», comentó un familiar a este diario.
Así, durante estos días, la madre de Ruth y José ha colmado sus redes sociales de fotos de los pequeños. Desde hace unos meses, ella está tratando de rehacer su vida con un joven, según explicó un familiar. «Lo ha conocido hace un tiempo y le está ayudando mucho a pasar estos malos momentos, porque no es lo mismo pasarlo sola que con un apoyo», afirmó.
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