Energía
Las consecuencias de la cumbre de París: Fuga de empresas y factura energética más alta
El coste del acuerdo podría conllevar una deslocalización de las grandes compañías. Además, algunos informes señalan que las familias podrían abonar 7.000 dólares más al año.
El coste del acuerdo podría conllevar una deslocalización de las grandes compañías. Además, algunos informes señalan que las familias podrían abonar 7.000 dólares más al año.
Un día después de la cumbre de París y de que se alcanzara un acuerdo calificado de «histórico» para cambiar el futuro del planeta son muchos los expertos que consideran que mantener la temperatura media muy por debajo de los dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales va a conllevar cambios importantísimos para las empresas y para el funcionamiento de la economía mundial.
Para empezar, el coste del acuerdo de París se ha estimado entre uno y dos billones, «lo que supondrá un menor crecimiento mundial y eso traerá consigo una deslocalización de grandes empresas industriales que se marcharán de Europa hacia otros países emergentes. Las más afectadas por las decisiones que se han adoptado son las grandes empresas intensivas en energía y capital, como acerías, refinerías, navieras, las de generación eléctrica convencional.... Las que crean, precisamente, más puestos de trabajo y a la vez utilizan mayor energía que puede resultar más contaminante», explica el economista Daniel Lacalle.
Tampoco las familias van a ver reducida su factura eléctrica. Lacalle asegura que no existe informe de ningún experto que piense que una adaptación a las energías limpias suponga un ahorro para las familias. Más bien, todo lo contrario. «He visto informes que estiman en 7.000 dólares anuales el incremento en la factura energética de una familia estadounidense mientras que otros alertan de aumentos de entre el diez y el veinte por ciento de la factura eléctrica en los países de la OCDE».
Lacalle asegura que «nadie tiene ningún problema en descarbonizar la economía, pero el acuerdo al que se ha llegado supone un compromiso solamente sobre el uno por ciento del problema».
El economista considera que la Cumbre de París «supone una oportunidad perdida para que se incentive la competencia entre los sectores verdes y que sean más competitivos en cuanto a los costes y, en cambio, se ha vuelto a tirar de la solución ineficiente del gasto y la subvención».
Pedro Mielgo, ex presidente de Red Eléctrica Española (REE) y presidente de Nereo Consultores, cree que «es demasiado temprano para ver las consecuencias» del acuerdo desde un punto de vista empresarial. Sobre todo porque «se trata de un acuerdo internacional, de mínimos, y ahora toca fijar los objetivos nacionales». Mielgo recuerda que el mayor peso en las emisiones de CO2 corre a cuenta «del sector energético e industrial». Sin embargo, «no pueden sustituir sus tecnologías de la noche a la mañana». «Nadie está planteando cerrar ya las centrales de carbón y sustituirlas por nucleares. Es algo imposible», añade. Y es que no hay que olvidar que organismos como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) «prevén que en 2040 el 80% de la energía provenga del combustible fósil».
Con todo, recuerda algunas de las cantidades barajadas a la hora de acometer la lucha contra el cambio climático. Por un lado, estarían los «costes que se ven», es decir, en lo que afecta a la adaptación por parte de las empresas y a los impuestos: entre 100.000 y 200.000 millones de dólares al año, repartidos en el mundo. Por otro, habría que afrontar los «costes que no se ven», como el decrecimiento en el PIB anual de los países avanzados, que rondaría entre el medio billón y el billón de dólares.
En su opinión, ahora jugará un papel importante el acuerdo aprobado este año en la Comisión Europea para aumentar hasta un 27% el uso de energías renovables en 2030 con el objetivo de reducir las emisiones un 40%. «Es posible que ahora la UE trate de adaptar esa propuesta a lo que se deduzca del compromiso de París».
Por otra parte, siguen produciéndose reacciones al acuerdo aprobado el sábado. Una de las más controvertidas ha sido la de James Hansen, científico de la NASA y pionero en denunciar el calentamiento global, que calificó ayer el texto como «un fraude».
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