Opinión

Lecciones de la Historia

Francisco ha repetido en más de una ocasión su estupor ante la incoherencia que supone ignorar que la II Guerra Mundial abrió un período de ochenta años de paz

El Papa Francisco durante una audiencia
El Papa Francisco durante una audienciaRICCARDO ANTIMIANIAgencia EFE

Las emotivas ceremonias organizadas en Normandía para celebrar el 80º aniversario del desembargo aliado del 6 de junio de 1944 han hecho más actual que nunca la famosa frase de Cicerón sobre la historia maestra de la vida, lo que significa que el estudio del pasado debe servir como una lección para el futuro. Que la conmemoración de esa histórica gesta en la que murieron decenas de miles de jóvenes soldados coincidiera con uno de los momentos más tensos de la actualidad bélica en que vivimos la ha marcado con un fuerte dramatismo.

Francisco ha repetido en más de una ocasión su estupor ante la incoherencia que supone ignorar que la II Guerra Mundial abrió un período de ochenta años de paz al menos en el continente europeo. «Si durante muchas décadas –ha escrito en su mensaje– el recuerdo de los errores del pasado ha sostenido la firme voluntad de hacer todo lo posible para evitar un nuevo conflicto mundial constato con tristeza que hoy ya no es lo mismo y que los hombres tienen una memoria corta».

El Papa lamenta que «la hipótesis de un conflicto generalizado sea a veces tomada de nuevo seriamente en consideración y que los pueblos se hayan poco a poco familiarizado con esta inaceptable eventualidad». Basta escuchar algunos de los discursos pronunciados últimamente por políticos de ambos bandos para darse cuenta de que la humanidad camina al borde del precipicio.

Bergoglio, que conoció desde la neutral Argentina los horrores del conflicto, alza ahora su voz para clamar que «querer la paz no es una cobardía, al contrario, exige la mayor valentía, la valentía de saber renunciar a algunas cosas». El suyo no es un magisterio basado en ningún interés estratégico y por eso goza de la máxima autoridad moral.