Día Internacional de la Mujer

El lento camino hacia la igualdad en las carreras técnicas

Solo un 35% de las universitarias opta por estudios de matemáticas, tecnología, ciencia o informática

Libertad Moro, analista de datos y protocolos, e Isabel Prieto, experta en Ciberseguridad
Libertad Moro, analista de datos y protocolos, e Isabel Prieto, experta en Ciberseguridad La Razón

Organismos internacionales como ONU Mujeres y la Unesco han remarcado recientemente la urgencia de la promoción entre las mujeres de las carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología, al considerarlas clave para la economía y el desarrollo. Sin embargo, pese al crecimiento de este campo y la necesidad de formación al respecto, datos de la Unesco confirman que la población femenina constituye apenas un 35% de quienes estudian carreras STEM (acrónimo procedente del inglés que se refiere a las disciplinas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y las mujeres representan menos del 30% de los investigadores científicos.

«La brecha de género en STEM sigue siendo un problema pese a que se ha demostrado que la participación de las mujeres en estas carreras no solo es una cuestión de equidad de género, sino que también es crucial para el progreso y la innovación en el campo», explicó Valtencir Mendes, jefe de Educación de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe de la Unesco, informa Efe.

«En la educación superior, los patrones de género son evidentes. Las mujeres tienden a estudiar carreras vinculadas con el cuidado de otros, mientras que los hombres prefieren las disciplinas STEM», añadió Mendes. Esto tiene relación con «componentes sociales, lo que impone un enorme desafío en torno al aseguramiento de mensajes no sexistas en todos los niveles».

Debido a la formación en competencias transversales, las carreras STEM tienen mucha demanda a nivel laboral. Según datos de Adecco, alrededor del 37% de las ofertas de empleo van dirigidas a universitarios con titulaciones técnicas. Sin embargo, el informe «El futuro del trabajo» de Randstad Research recogía en sus conclusiones que el 25% de las grandes empresas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) tenía dificultades para encontrar ciertos perfiles tecnológicos.

En España, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) recordó este lunes que las mujeres apenas representan un 13% en los estudios de ingeniería y tecnología, y un 18% en el sector laboral relacionado con estos campos. Esta institución destacó que estas disciplinas, como el resto de materias STEM, representan las profesiones del futuro y «son un factor clave para el progreso tecnológico, el desarrollo inclusivo y el crecimiento económico».

En lo que respecta a las titulaciones de informática esta diferencia de género también se mantiene, ya que solo el 13,5% de las graduadas son mujeres. En el ámbito laboral, el 19,4% de especialistas en tecnologías digitales (TIC) son féminas.

En primera persona

Isabel Prieto y Libertad Moro son dos ejemplos de mujeres que decidieron apostar por disciplinas técnicas y han tenido su recompensa, ya que ambas han alcanzado puestos de responsabilidad en las empresas donde trabajan.

Libertad Moro trabaja como analista de datos y protocolos en Tecnalia, un Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico referente en Europa. Se encarga de dirigir proyectos de desarrollo de herramientas certificadoras de equipos del sector eléctrico, diseño de especificaciones técnicas y colabora en proyectos para el Innovation HUB de Iberdrola.

Al ser responsable de proyectos trabaja con un equipo de programadores, coordinando las diferentes tareas que deben llevarse a cabo, guiándoles técnicamente en cualquier duda o problema que surja. Su empresa cuenta con más de 1.400 investigadores y el 44% de ellos son mujeres, el mismo porcentaje que hay en puestos directivos.

Libertad reconoce no obstante que «en el ámbito técnico creo que ha costado tener nuestra credibilidad en proyectos y toma de soluciones». Así, señala que «he vivido alguna situación en la que esperaban que la persona que llevara el proyecto o les fuera a solucionar el problema fuese un hombre». Sin embargo, cree que a medida que las chicas jóvenes vayan animándose a estudiar carreras técnicas «esto cambiará, y poder llegar a ser un referente técnico no será una cuestión de género», afirma.

Apasionada de la física y la ingeniería desde que era pequeña, en su caso decidirse por una carrera STEM influyó el hecho de que «crecí en un entorno estimulante, con gustos diversos por la biología y la psicología». La carrera elegida fue Ingeniería Técnica Electrónica, porque abarcaba las dos ramas que más le gustan (la física y la ingeniería) «y laboralmente tenía más opciones». Aunque en los primeros años de instituto tuvo algunas dudas, éstas desaparecieron «porque sentía que, pese a que fuera una carrera técnica y dominada por hombres, podría aportar el mismo conocimiento y pasión que cualquiera de ellos».

Isabel Prieto tiene 29 años y es experta en Ciberseguridad en Ikusi, empresa de servicios tecnológicos, donde lleva cuatro años. Estudió Ingeniería de Telecomunicaciones, donde reconoce que el sexo femenino era minoría: «Cuando yo estudié la carrera recuerdo clases con una media de 60 personas los primeros años, y no ser más de 4 o 5 chicas», afirma. A lo largo de este tiempo de las compañeras con las que coincidió en la universidad «solo 5 o 6 han llegado a alcanzar un puesto de responsabilidad».

Isabel «no considera que haya discriminación» por razón de sexo en las empresas, si no que «en muchas ocasiones las mujeres tienen que demostrar más y hacer un esfuerzo extra para que se las tome igual de en serio que a un hombre con la misma edad o experiencia». Aunque en su día a día no ha vivido discriminación, reconoce que «es innegable que aún existen casos y sigue siendo un problema que hay que resolver».

En su caso, decidió estudiar una carrera de Ciencias porque «siempre me interesaron más los números que las letras», porque la motivaba «ponerme delante de un ejercicio que planteaba un problema y conseguir resolverlo mediante cálculos, eran pequeños desafíos que me hacían sentir bien cuando llegabas a la solución final». Desde su experiencia no duda en recomendar a las más jóvenes que apuesten por una disciplina STEM, y las anima a que “luchen si de verdad es lo que quieren hacer y es lo que les gusta. No importa cuántas veces te digan que no vales para ello, cuántas piedras te pongan en el camino o cuán difícil te parezca que es, al final merece la pena”, subraya.