Sucesos

Ana Julia Quezada: "Solo pensé 'he quitado la vida al hijo de mi pareja, ¿cómo se lo digo?'"

La hija de Ana Julia Quezada testificará mediante videoconferencia desde Burgos. Ana Julia se ha declarado inocente del asesinato

Ana Julia Quezada durante la declaración/Ep
Ana Julia Quezada durante la declaración/Eplarazon

Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, ha afirmado hoy que cuando dejó al menor en el suelo, "el niño ya no respiraba".

Ana Julia Quezada, primera mujer condenada a prisión permanente revisable

Tras declararse inocente del delito de asesinato (que no de homicidio), Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del pequeño Gabriel, afirmó que solo iba a responder a preguntas del Ministerio Fiscal y la defensa. Entre sollozos y con voz muy bajita en ocasiones inaudible, la acusada contestó a cada una de las preguntas con un objetivo: dejar claro que fue un accidente, quería que la cogieran y había pensado en suicidarse.

Tras explicar que conoció al hijo de Ángel a la semana de conocerse ellos, que Ángel y Patricia «se llevaban bien», aseveró que ella no había tenido ninguna discusión, «salvo alguna vez que me dijo “qué nariz más fea tienes”». También negó haber tenido algún problema con Patricia. Entonces, «¿no es verdad que usted en una ocasión dijo a un tal Miguel Ángel, su cuñado, que los padres se llevaban bien, pero que la madre es una hija de puta, que era una mala persona y que debía dinero a mucha gente?», le preguntó la fiscal. Ella lo negó, por lo que la fiscal pidió poner la llamada que hizo el 5 de marzo de 2018 a las 16:09 horas. En la grabación se escucha, además, cómo la acusada va relatando que «la camiseta tiene ADN de Gabriel y tendrá el mío porque yo fui la que le vistió esa mañana». Y he aquí una de sus contradicciones, porque minutos después aseguró que ese día, el 27 de febrero de 2018, Gabriel se vistió solo: «Ángel se fue a trabajar. A las 09:00 o 09:30 me levanté y me hice un café... Después se levantó Gabriel y le pregunté si le hacía el desayuno, y me dijo que sí. El niño se vistió solo».

A continuación, y tras negar que tuviera un plan premeditado ya que ella había sido la que aquel día preguntó a la abuela y al niño si iban los tres a la finca de Rodalquilar, contó cómo se encontró con el menor: «Giré a la derecha para ir a la finca cuando veo a Gabriel en unos matorrales. Le pregunté ¿qué haces ahí? Y me dijo: “Estoy haciendo tiempo a que coman los primos. Entonces le pregunté: “¿Quieres venirte a hacer tiempo? Y dijo que sí. El niño me dijo ¿vas a traerme luego? Sí, le respondí». Algo que jamás sucedería porque una vez en la finca, y según el relato de Ana Julia, «Gabriel entró en la habitación del medio con un hacha. Le dije déjala que te puedes hacer daño. A lo que él me contestó “tú a mí no me mandas que no eres mi madre; que eres fea; tienes una nariz fea; no quiero que estés con mi padre, quiero que se case con mi madre y que te vayas a tu país». Al ser cuestionada dado que Gabriel era educado, Ana Julia volvió a asegurar que «me llamó negra, fea, no me mandes, yo simplemente le tapé la boca, no quería hacerle daño, no quería matarle, solo quería que se callara, no quería quitarle la vida».

«Me quedé bloqueada»

Sobre si empujó al menor o si éste pataleó, dijo no acordarse. La fiscal le insistió. «Fue todo muy rápido. Estaba muy nerviosa. No recuerdo si pataleó. Cuando le solté, le puse la mano en el pecho y ya no respiraba. Me quedé bloqueada y empecé a fumar como loca», contestó ella. Fue entonces cuando al ver una pala decidió, según ella, hacer un agujero. En ese instante, la fiscal pidió que le enseñaran la pala, el hacha y una toalla rosa llena de arena. ¿Es el hacha que llevaba el niño? ¿Con la que trató de cortar la mano al niño para enterrarlo?, le preguntó. «No lo sé, era más roja, pero el mismo tamaño: mediana». Tampoco se acordaba de si arrastrando el cuerpo, el niño se golpeó en la cabeza: «No sé, yo le arrastré sin poner cuidado». Después, al ver que no entraba Ana Julia fue a coger el hacha a la habitación, «porque se le quedó una manita fuera. Primero le di un golpe, luego, otro. Y como no pude, la tapé con la tierra... Después fume más y cogí la ropa de Gabriel y la metí en mi mochila. Mi intención no era matar al niño, era que se callara», repitió. Y ¿por qué no llamó al 112?, le preguntó la fiscal: «No pude llamar a nadie. Si yo llevaba a gente a Rodalquilar para ver si se lo podía decir a alguien y no pude. Llevé a mi hija, a familiares de Ángel pero no pude, no pude decir lo que había pasado. Solo pensé he quitado la vida a un niño, al hijo de mi pareja Ángel, ¿cómo se lo digo?».

Fue entonces cuando explicó que lo pasó tan mal que «iba de diazepam hasta arriba, cuatro o cinco pastillas me tomada cada día para tranquilizar mi conciencia». Pese a ello, fue capaz de decirle a Ángel de ir a dar un paseo no sin antes coger «una camiseta del armario de Gabriel». «Yo encontré la camiseta y yo puse la camiseta. Lo hice porque quería que me encontraran. No podía aguantar más ese secreto». Todo un giro, ya que la acusada siempre había sostenido que dejó la camiseta para dar esperanzas a Ángel. «Entré corriendo y gritando al puesto de mando de la Guardia Civil porque quería que me cogieran», insistió la acusada que hasta reconoció que quería decirle a una prima de Gabriel de 10 años que le había matado, «pero no pude». A continuación, relató cómo iba a suicidarse cuando los agentes la detuvieron con el cadáver en el maletero: «Fui a la finca a sacar el cuerpo porque le quería dejar en el garaje de Vícar». En la casa de Ángel. «Iba a escribir dos cartas, una para Ángel y otra para mi hija, explicando lo que había pasado y pidiéndoles perdón. Iba a coger todo el medicamento que había y tomármelo. Quería que acabara todo porque no podía más».

Entonces fue el turno de la acusación que quiso recordar que la acusada «nunca nos ha contestado». Aún así, Francisco Torres hizo cuatro preguntas entre ellas que cómo explica que Patricia tuviera que llevar al niño al médico en dos ocasiones en las que se quedó con ella y su padre, si había usado plantas venenosas con él, y en qué momento llevó esa pala y ese hacha a Rodalquilar cuando el día 26 estaban en las Hortichuelas.

Tras un receso fue el turno de la Defensa. Esteban Hernández Thiel trató de aclarar conceptos sobre los que había sombra de duda, como el envenenamiento. La acusada negó que le diera veneno. También negó que llevase ella la pala o el hacha que empleó con Gabriel: «Yo no he llevado ninguna herramienta a Rodalquilar. Todo estaba allí». Con el fin de tirar por tierra el delito contra la integridad moral, Thiel le preguntó que cuál era su intención ocultando lo que había hecho, a lo que la acusada afirmó que ella “no tenía intención de hacerle daño a Gabriel, a Ángel ni a nadie... y cuanta más gente venía peor, no sabía qué hacer».

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