Mascotas

Los perros sí pueden ser amigos de otros animales

El periodo de socialización de los canes tiene lugar durante sus primeros meses de vida y es determinante para su desarrollo

La historia del labrador Bo es solo un ejemplo de cómo los perros pueden ser amigos de otras especies como las cabras
La historia del labrador Bo es solo un ejemplo de cómo los perros pueden ser amigos de otras especies como las cabraslarazon

El periodo de socialización de los canes tiene lugar durante sus primeros meses de vida y es determinante para su desarrollo.

¿Cuántas veces han escuchado a lo largo de sus vidas la afirmación «el perro es el mejor amigo del hombre?». Dejando de lado las numerosas referencias que Hollywood ha hecho a esta amistad incomparable, los perros son considerados como uno de los animales más sociables, nos acompañan cuando más lo necesitamos y siempre están dispuestos a jugar con nosotros. Pero, ¿pueden socializarse con otras especies?

Sí, y quizás sea éste el momento de acabar con el refrán «llevarse como el perro y el gato» como sinónimo de enemistad o enfrentamiento. La etóloga canina Silvia De la Vega señala que «en muchos hogares conviven perros y gatos. Si se les ha socializado correctamente, no tienen porque tener ningún tipo de problema». Además, los gatos no son los únicos que encuentran en los canes un gran aliado: «Pueden relacionarse con aves exóticas, cabras, e incluso, ratas». La misma opinión comparte el especialista en etología canina, Borja Capponi: «Lo de que los perros y los gatos no pueden ser amigos es totalmente un mito, es algo que depende de la escala social de cada perro. Hay algunos que son menos sociables por naturaleza, y su personalidad es de ser más independiente. Sin embargo, hay otros que son más juguetones. Además, es una cualidad que no tiene que ver nada en absoluto con la raza del can».

Al igual que los humanos, los perros también pasan por un proceso de socialización que les permite desarrollarse en el entorno en el que viven. Dicho periodo tiene lugar durante sus primeros meses de vida, y es determinante para su comportamiento e interacción con el mundo. «Se produce en el sistema neurológico del animal durante un tiempo determinado. En él, el perro va a ir clasificando sus experiencias en forma de “esto es amigable y seguro”, y por tanto, lo aceptará. Por otro lado, rechazará aquello con lo que haya tenido una experiencia negativa o desagradable», precisa De la Vega.

Pero, ¿podemos saber realmente si los perros pueden sentir lo que nosotros llamamos emociones como por ejemplo la alegría, tristeza, admiración o miedo? «No podemos saber a ciencia cierta qué sentimientos tienen los perros porque no podemos estar en su cabeza, pero sí que se ha comprobado con resonancias magnéticas funcionales que se les activan ciertas zonas del cerebro cuando tienen determinadas emociones» afirma De la Vega. Capponi tampoco tiene dudas: «Lo de lo que los perros tienen sentimientos es una locura, ellos se guían por sensaciones. Un perro adulto podríamos decir que tiene un cerebro equivalente al de un bebé de siete a nueve meses, puede experimentar una sensación de afecto o cariño hacia algo, o miedo o temor, etc. Pero esto no quiere decir que tenga sentimientos como nosotros».

El mejor amigo del hombre

A finales del pasado año el Ayuntamiento de Madrid, hizo público el censo de animales de compañía en los hogares de la capital en 2017. El resultado fue que más de 281.339 canes compartían vivienda con los madrileños, frente a los 141.903 niños de entre 0 y 4 años que vivían en los hogares de la capital. Es decir, que en 2017 en Madrid había el doble perros que de bebés. Esto solo puede reafirmar algo que hemos escuchado en innumerables ocasiones: hombres y perros son inseparables.

«Ambas especies coinciden en que necesitan a sus semejantes para ser felices y desarrollarse en su entorno», afirma De la Vega. Además, argumenta que, «hemos elegido a los animales más amigables, los que tenían más aptitudes y que a lo largo de la historia nos han ayudado a miles de cosas. Sin los perros como animales domésticos, los humanos no seríamos lo que hemos llegado a ser. Generamos con ellos un vínculo emocional que con otros animales no sería posible».

Más allá de dicha conexión emocional entre los humanos y los perros, Capponi hace hincapié en la importancia que su compañía para nosotros: «El perro siempre ha sido el fiel servidor del ser humano desde tiempos inmemoriales, desde la Prehistoria nos han acompañado, y hacen más fácil y llevadero nuestro día a día».