África

Pontevedra

Luchar contra el cáncer de mama a más de 5.000 metros

Cinco mujeres que han superado un tumor escalarán el Kilimanjaro

De izda. a dcha., Araceli Oubiña, Eva García, Rosa Fernández, Carmen González-Meneses y María Barrabés
De izda. a dcha., Araceli Oubiña, Eva García, Rosa Fernández, Carmen González-Meneses y María Barrabéslarazon

«¿Estás loca?». Es una de las preguntas frecuentes que han escuchado durante estos días. Con todo, se han empecinado en escalar la cumbre más alta de África. Y lo van a conseguir. Cinco mujeres, unidas por haber sufrido cáncer de mama, y también por haberlo superado, comenzarán el próximo 23 de septiembre la ascensión del Kilimanjaro que, según el plan, culminarán el 29. En definitiva, 5.985 metros de esperanza, con los que quieren transmitir un mensaje no sólo a mujeres que han pasado por su mismo trance, sino a la sociedad en su conjunto: como los grandes retos deportivos, el cáncer también se puede superar. La iniciativa #RetoPelayoVida contra el cáncer de mamá ha sido posible gracias a la iniciativa de la compañía de seguros Pelayo, la Asociación Española contra el Cáncer y el programa Universo Mujere 2018 de la Federación Española de Baloncesto, sin olvidar el apoyo de Obra Social La Caixa. Éstas son las protagonistas de esta historia de superación, selecciondas por su experiencia en montaña, que han pasado por una enfermedad que afecta a 25.000 personas al año, cierto, pero que se supera en un 85% de los casos.

Carmen González-Meneses

La portavoz es la única que no ha sufrido cáncer de mama. Pero era muy posible que lo acabara padeciendo. A Carmen, notaria de 48 años, le diagnosticaron en 2009 un «cáncer de piel de los malos»: un melanoma maligno. A los seis meses surgieron complicaciones y le diagnosticaron una lesión de alto riesgo oncológico. Ante posibles riesgos, le hicieron una mastectomía. Afirma que antes sólo había hecho «tresmiles» –3.000 metros de altitud– en el Pirineo. «Tras la mastectomía, mi marido y yo nos planteamos un reto para ver que podía seguir adelante: el Montblanc... Y lo coroné a la segunda», relata. Cuando se confirmó que iba al Kilimanjaro, para «calentar» se hizo tres cuatromiles. Su marido ha influido. «La montaña para él es como pasear por la calle», dice. ¿Que hará cuando llegue a la cima. «Improvisar. Igual lloro, me río... Sentiré una felicidad enorme».

María Barrabés

La incertidumbre por la que pasó María, de 40 años, fue doble. Hace cuatro años le diagnosticaron un cáncer de mama y le fue operado. Pero a los 15 días recibió otra noticia: estaba embarazada de cinco semanas. Era su tercer hijo. «Me dijeron que con mi tumor podía llevar el embarazo. Eran dos retos. Con mucho apoyo de mi gente seguimos hacia delante». Así, recibió 16 sesiones de quimioterapia. Ahora, Jesús, su hijo, tiene tres años. «Pienso que se sentirá orgulloso de mí», dice. María vive en el Pirinero aragonés, se dedica a la agricultura, y ha estado relacionada con la montaña desde niña. Ahora «la ha hecho una razón de vivir». En su aventura africana no podrá evitar acordarse de su prima, que falleció recientemente: «Miraré al cielo, abriré los brazos y abrazaré la vida».

Eva García

Tras regresar del pico Lenin, en la cordillera de Pamir, Eva, de 48 años, se operó de un bulto en la mama derecha. «Todas las revisiones coincidían en el diagnóstico: masteopatía fibroquística benigna. Ni la mamografía ni la ecografía lo habían detectado», afirma. La intervinieron dos veces y le extrajeron el ganglio centinela, la cadena ganglionar completa de la axila derecha y un trozo de la mama. Después, seis ciclos de quimioterapia y 25 sesiones de radio. «Se me ha quedado una lesión en el brazo. No puedo traccionar ni hacer alpinismo puro y duro, pero este tipo de montañas sí». Por ello irá acompañada por su fisioterapeuta: su propio marido. Pero lo más especial para ella «es que vamos todas juntas, cinco mujeres que hemos sufrido cáncer de mama. Para mí es una gran ilusión». ¿Y cuando acabe? «Seguiré subiendo montañas y escalando esperanza».

Araceli Oubiña

Logopeda de 48 años y residente en Pontevedra, asegura que este reto «me ha servido para acabar de recuperarme. Cuando se acaba el tratamiento no se termina la cosa. Te tienes que reponer de la quimioterapia. Se necesitan meses. Y ahora estoy muchísimo mejor». Hace más de un año, Araceli se encontraba convaleciente de una operación cuando le diagnosticaron el tumor. Le «extrajeron el bicho», pero pasó una vez más por quirófano: la herida no cerraba. Y después, seis meses de quimio y radio. Hizo un tresmil en los Pirineos. «Y ahora estoy mucho mejor». ¿Acongoja lo del Kilimanjaro? «¡Por supuesto! Pero vamos a lograrlo.

Rosa Fernández

Natural de Cangas del Narcea, Rosa está completamente recuperada. Le detectaron el cáncer en 2009. «Fue muy duro. Era algo desconocido. Pero era una montaña más para mí, la más dura. El montañismo hizo que en la cabeza no le des vuelta al cáncer, al tratamiento... Marcarte objetivos es muy importante», dice. Y es que ya había culminado las «siete cumbres», incluida, por supuesto, el Everest. Ahora, el Kilimanjaro no supone «un reto personal. Somos un equipo. Vamos a trabajar juntas. Y tenemos un mensaje que transmitir: al ser tan diferentes, todas las mujeres se van a reflejar en alguna de nosotras».